Capítulo 13

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—¡Hey! No te muevas tanto. Si sigues así, puede que me den ganas de dejarte caer.

Ese día, la clase 1-A tomaría un rumbo diferente del usual. Diferente de las clases habituales, de las físicas. Tres instructores. Aizawa, la heroína trece y el símbolo de la paz, Nana Shimura, acompañarían a los jóvenes en su entrenamiento de rescate. Uno de los primeros pasos fundamentales para lograr su profesión.


La noche anterior, en la que Izuku casi era violado por Nana, no se dio la brecha que por los pocos momentos que tuvieron, a la heroína se le olvidó hallar. Mientras sus compañeros, y una algo disgustada Momo viajaban en el bus de la academia, él era llevado por su maestra, en su espalda. Habló con Aizawa sobre el entrenamiento de combate que tuvieron, y el cómo Izuku desarrolló un papel que pocos de sus compañeros habían adquirido. Momo y los demás la escucharon. Se sintieron disgustados de que su amigo tuviese esos privilegios. Yaoyorozu, en especial, no creyó mucho de lo Nana relató. Fueron ella y sus celos, probablemente su sobreprotección; concluyó que nada de lo que se decía le gustaba. Como todos, tuvo que tragar sus palabras y dejar a Izuku a merced del símbolo de la paz.


—¡Estoy tocando su piel! ¡Estoy tocando su maldita piel! —se dijo así mismo en su cabeza.

—Cálmate otro yo. Podemos con esto...

—¿Sucede algo?

—¡En absoluto! —respondió de inmediato.


Sus piernas apretaban su abdomen en un agarre suave pero firme, tanto como el que sus manos poseían en los hombros de la mujer, quien, manteniendo a raya sus lascivos pensamientos, comenzó con lo que verdaderamente importaba por esos instantes. Era muy "creativa", pero se sabía controlar como para no tener relaciones por los aires.


—¿Has dominado One For All? —preguntó con cuidado. Poco sabía de si a Izuku le complacía su rendimiento. Quizá se encontraba como ella cuando lo recibió, y pensó que no era digno de tal poder.


—No —correspondió con calma. Ser sincero en ese caso sería la mejor opción.

 
Ella agachó un poco la mirada. Una parte suya supo que esa respuesta sería dada.


—¿Entonces sabes cómo activarlo... en sus... bajos niveles?


Sus palabras causaron un impacto sobre Midoriya. Una idea comenzaba a formularse en su cabeza, al mismo tiempo que respondía.


—Creo que lo hice... Me sentí, muy emocionado. Que podría lograrlo todo. La adrenalina me carcomió y sin saberlo, lo activé a sus niveles mínimos. ¡Por Dios! ¡Eso es! ¡Qué estúpido!
Se golpeó la frente duramente cuando terminó de relatar.


—¿El qué?

—Hasta hoy siempre pensé que activar el One for All era algo que se debía dar bruscamente, como Bakugo al momento en el que hace aparecer sus explosiones... de golpe... —cada pensamiento del día anterior y los que se le venían encima desaparecieron—. Nunca tuve en cuenta que pude haberme evitado quebrarme los huesos con tan solo limitar la cantidad de energía que recorre mi extremidad. ¡Es más! Pude haberla desplazado por todo mi cuerpo y evitarme un dolor concentrado.


Devolvió la mano al hombro de su maestra. Si por A o B se caía, confirmar su teoría en una situación de vida o muerte resultaba poco lucrativo.


Nana por un segundo se impresionó del ingenio de su estudiante.


—One For All se vuelve más poderoso con cada portador. Seguramente es por eso que yo no tuve que pasar por lo que tú.

 
—Tiene tanto sentido que me siento como un completo idiota por no pensarlo antes.


—No te culpes —le dijo—. Trata de aplicarlo hoy en el entrenamiento de rescate. Comienza con un diez, o cinco por ciento. Debería bastar para lograr superar cada prueba que se te avecine.

Mi Perfecta CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora