Capitulo 41: Aquí se define todo

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La salida de clases fue bien apreciada, aún si tenías medio agujero en el abdomen.
-Mis cálculos sobre su sistema indican que para mañana estará en óptimas condiciones. La señorita Idylla ha programado una reunión. Parece que Muscular ha muerto.
-¿Hora?
-Hoy, 3 de la mañana.
Izuku se detiene, viendo su mano sobre su abdomen, como si estuviera pegada. No la quería quitar de ahí, tenía la impresión de que se le saldrían las tripas. Lo que se permitió, fue levantar la mirada, ante la llegada de sus amigos.
-¡Retrasado mental!
Llamó Mineta, para recibir posteriormente el golpe de Momo. Todoroki fue el último en llegar, y el primero en calmar las preocupaciones de los dos antes mencionados, señalando el simple hecho de que en anteriores ocasiones, al peliverde se le pudo contemplar con heridas peores, aún más mortales.
Izuku sonrió, y caminando de regreso a casa con ellos, unos ojos se posaron sobre el cuarteto, mirándolos con rabia, y un inmenso odio que le consumía e incitaba a realizar cosas de las que bien se podría lamentar después. Mas una mano le detuvo, y susurró melodías escalofriantes por su oído.
-Neito Monoma... no me decepciones.
Suplicó Toshinori, antes de sumergirlo en las tinieblas, los brazos de su peón más leal.
-¿Kendo? ¿Qué pasa? ¿Por qué no vienes?
-Es Monoma... No lo encuentro. Ya debería haber salido. ¡Iré a buscarlo al consultorio de Recovery Girl!
En el tren, de camino al hospital, Izuku vio su teléfono, un mensaje del celular de su madre. Baki lo había cogido para decirle que los médicos finalmente pudieron darle de alta, con algunas influencias del hombre.
-Deja te explico Midoriya: Momo quiso cortarle la cabeza a Lida.
-¡No exageres! Ni siquiera usé una katana.
-Le apretaste tanto el cuello que casi se lo arrancas. Eso no es excitante, ¡No es excitante!
-Es mortal -añadió Todoroki.
Izuku guardó su celular, e intentó involucrarse en la conversación.
-¿Hicieron una mecánica similar a la mía?
-¡¿Qué?! ¡¿No escuchaste?!
-El profesor Aizawa nos preparó en combate uno a uno, cuerpo a cuerpo. Dijo algo de que tenía que ver con los delirios del director y tus problemas mentales -le respondió Momo, sin molestarse por haber sido ignorada. Con esa sonrisa que solo ella podía mostrar.
-Así que se me acreditó una clase entera.
-Y no será la única. Nuestro plan de entrenamiento se ha modificado completamente -alegó Todoroki.
-¿No es exagerado?
-Derrotaste a Nana. ¿Te parece que exageran? -dijeron los tres al unísono. Chocaron sus manos, y se sonrieron.
«Habían planeado esas líneas. Malditos hijos de puta».
-De todas maneras, el profesor no se vio muy preocupado por profundizar en sus enseñanzas. Y no era como él usualmente es, relajado, y eso. Fue más como si pensara que estaba perdiendo su tiempo.
-Momo... -interrumpió Midoriya-, no le has hecho nada, ¿verdad?
-¡¿Qué?! -esta vez fue su turno para exaltarse-¡¿Por qué dices eso?!
-Porque eres una perra loca -dijo Mineta, y se arrepintió cuando sintió que su virilidad era amenazada por la Katana que dicha loca había creado y apuntado.
-Dejando de lado el hecho de que sigue insistiendo por tenerte en el salón con nosotros, no ha hecho nada de lo que debas preocuparte.
Midoriya la mira, diciéndole con esos ojos que debería parar, pero ella haría caso omiso.
-Debes parar -trató de decir, intentando por otros medios si ella no estaba dispuesta a cooperar.
-¿Vendrás hoy a dormir a mi casa? -ella lo evadió, mirándolo directamente con descaro, diciendo a su vez, que no lo haría, ni aunque fuese él quien se lo pidiese.
Midoriya suspiró derrotado. Pelear con Nana o Toshinori sería más fácil.
-No puedo. Mamá será dada de alta y debo acompañarla en casa.
-Pueden venir los dos.
-No. Momo, tenemos vergüenza. ¿Lo has olvidado?
-A mis padres no les molestaría conocerla. Sería como... ¿una presentación formal de la familia de mi pequeño Izuku Midoriya?
-¿Pequeño? ¿Qué le ves de pequeño? Seguramente sus huevos son tan grandes como los que me cuelgan de la cabeza.
Momo apartó su espada de Mineta en cuanto el asco la invadió.
Pronto se despidieron, él llegó al hospital, y en la entrada vio a Baki, recostado en la pared al lado de la puerta del cuarto donde su madre estaba.
-¿Y ella?
-Adentro, con los médicos. No me dejaron estar presente.
-¿Y Eri?
-No quería separarse de ella.
Midoriya asintió, comprendiendo.
-Tu cara se ve del carajo.
-Tengo un par de moretones, ¿y es en lo único que te fijas?
-Me contaste tus historias. Se que son caricias en comparación con otras heridas. ¿Qué fue lo que sucedió?
Baki pensó en no contárselo, mantenerlo fuera de sus asuntos le sentía bien, pero a él no, y ya le había ocasionado ciertas inseguridades al ocultarle lo de su pequeño encuentro con Idylla.
-Fui por los Yakuza. Su actual líder fue mi objetivo.
-¿La mafia de la que Hanayama era dueño?
-Sí. Jodieron mi paciencia cuando Eri me contó lo que le hicieron.
-¿Lo asesinaste?
Su ceño se arrugó con cólera.
-Desearía haberlo hecho. Tus queridos compañeros se entrometieron y lograron llevárselo. Por otro lado, su organización quedó hecha pedazos.
Izuku al oír eso conectó los puntos casi instantáneamente.
-Tu asesinaste a Muscular -declaró, algo impactado.
-Sí. Lo hice -respondió Baki, relajando sus facciones un poco al recordar al hombre que lo entretuvo hasta sus últimos momentos.
Procesándolo, Izuku se encogió de hombros. Tampoco era como si le tuviera mucho cariño a ese demente. Seguramente había ido por su propia cuenta a burlarse de la muerte en persona. Podía apostar un brazo a ello, y estaría seguro de que ganaría.
-Bueno, espero que esa mujer no me dé sermones. O me mate.
-¿Por qué lo haría?
-En realidad sé que no tiene motivos. Pero el hecho de que tenga tanto poder, y a ti probablemente cierto rencor por quitarle a uno de sus lacayos, me hace pensar que lo primero que se le venga a la mente será reprenderme por mero capricho.
Baki asintió, comprendiendo que Izuku era consciente de que el poder podía hacer que el usuario perdiera la cordura si este no tenía raciocinio suficiente como para saber de lo que puede ser capaz de provocar.
La puerta se abrió, Inko Midoriya salió caminando para el suspiro de su hijo, que tomándola de la mano, se despidieron del médico a cargo de su cuidado. Únicamente tuvieron que pasar por unas farmacias para conseguir las pastillas que le recetaron, su marcha a casa fue lo primordial, luego tendría tiempo de hacer las compras, hoy pedirían comida a domicilio, y Baki era invitado a quedarse con ellos. Obviamente este se vio reacio a aceptar, alegando que no quería ser una molestia, y aunque cierta vocecita suya quería volver a estar solo la mayor parte del tiempo, visitando a su hijo de vez en cuando, Inko se vio firme en no dejarlo ir.
-¿Vas a ser como tu padre? ¿Dejándome a mi suerte para únicamente ver mi crecimiento de lejos, acercándote cada que quieras comprobarlo por tus propias manos?
Las cuestiones de Izuku no hacían más que reforzar la postura de Inko.
-Pequeño diablo.
A veces se arrepentía de contarle demasiado de su pasado. Era su hijo, tenía esa idea muy metida en la cabeza, y fue por eso que intentó abrirse a él para que por consecuente, él se abriera. No obstante, ello no significó que le contaría todo. Una prueba, era el hecho de obviar su encuentro con Idylla.
Al final terminó aceptando la invitación.
Llega la noche, Inko iba a irse a descansar, aún sentía algo de entumecimiento en el pecho.
-¿Necesitas algo? ¿Izuku?
-Soy yo el que debería hacerte esa pregunta, madre. Pero no. Ve a descansar. No olvides tomar tus pastillas y trata de no moverte mucho mientras duermes.
-Tampoco es como si tuviera una herida abierta.
Murmuró Inko, sintiendo que los papeles con su hijo habían dado un giro de 180 grados.
Baki la observó irse de reojo.
Pronto llegaron las 3 de la mañana, y su inevitable reunión llamó en cuanto Kurogiri apareció a sus pies. Cambiarse antes de sus encuentros, ya era una costumbre. Y con su vestimenta, verlos aún era un poco nuevo, pero el hecho de tener a Dabi Toga y Stain ahí, le calmó, en cierto sentido. Prefirió ir con ellos, antes de su nuevo equipo. Idylla no tardó en aparecer, y al ver a Izuku e ignorarle a él y la gota de sudor que caía por su sien, este peliverde pudo relajar su respiración.
-Yo también creí que te mataría -murmuró Dabi, en lo que Toga intentaba lamer su grasosa frente.
-No es sorpresa para nadie... Muscular ha muerto -comenzó a decir Idylla, tocando un jarrón donde se suponía, estaban las cenizas de aquel mastodonte. -La U.A nos ha quitado a alguien valioso....
Izuku analizó lo que dijo, su mascara le había cubierto toda la cara, y esta al contemplar la curiosidad de su portador, no vaciló en mostrar archivos de noticieros donde se veían a Nana Shimura y compañía entrevistados por reporteros a las afueras de la difunta mafia Yakuza. Entonces comprendió, que al no poder lidiar directamente con la criatura más fuerte del mundo, prefirió retocar su enfoque y priorizar su odio por la institución que más líos le había causado hasta el momento.
-Por favor, no quiero que me malentiendan. Cada soldado a mi mando es valioso -comentó ella, y hubiera sonado ridículo en primera instancia, mas el tono que usó, esa suavidad y melancolía, templó los corazones de cada persona dentro, incluso Izuku-, lamento el hecho de que algunos mueran por mis propósitos, por los suyos, por dinero, por cualquiera en realidad. Desde la llegada de las peculiaridades, esta matanza ha sido una costumbre a la que gradualmente le he intentado poner fin. Pero he fracasado constantemente.
-Mi señora -trató de decir Aiko.
-¡Silencio! -exclamó, enfadada.
Toshinori entonces se puso de pie, a su costado, poniendo una mano en su hombro, e hizo que sus palabras fueran más creíbles.
«Si no fuera porque te conozco, y a ella un poco, no pensaría que son buenos manipuladores»
-Hemos vivido ahuyentados, ridiculizados, odiados... durante mucho, mucho tiempo. Todo por personas que se regocijan en la gloria del maltrato hacia otras personas. Pero ha sido suficiente. ¡El tiempo de los héroes ha acabado! -volteó, mirando a cada uno de sus subordinados, tanto lacayos, como escuadrones, como simples matones, todos alrededor de una especie de estadio del que Izuku finalmente se percataba-¡Y me siento miserable por lo que diré a continuación... pero por favor, preséntenme su fuerza una vez más!
Todos entornaron la boca sin darse cuenta.
-Confíenme sus vidas... sus peculiaridades. Confíen en mí como la mujer que siempre ha intentado cuidar de todos, y de esta organización. Y les juro, ¡les juro!, ¡que todo aquel que se cruce en nuestro camino, sea héroe o policía, se arrepentirá del día en el que decidieron dedicarse a esa profesión para condenar a todos los compañeros que hemos perdido! ¡Siempre quise hacerles pagar, por cada vida que me quitaron, por cada pedazo de mí que me apartaron, y hoy finalmente llenaron el vaso! ¡Atacaremos a la U.A, como muestra de que nosotros, LOS QUE LLAMAN, VILLANOS, también podemos ahuyentarlos! ¡También podemos ridiculizarlos! ¡TAMBIÉN PODEMOS ODIARLOS, CON MUCHA MÁS INTENSIDAD ¡
Todas las personas se levantaron, inspiradas por la pasión, por la devoción de su líder.
-¡Y si toda la sociedad de héroes quiere negarnos la venganza, y aplastarnos como suelen hacerlo... entonces toda la sociedad de héroes, morirá! ¡Hemos vivido en las sombras durante demasiado tiempo! ¡El tiempo de la sociedad de héroes ha llegado a su fin!
Y con eso, el sello que proclama el ataque a una de las academias más prestigiosas de héroes a nivel mundial, fue enmarcado en la piel de cada persona dentro de la organización. Izuku solo observó, cabizbaja. Mirando con ojos afilados a Idylla y a Toshinori. Cambió su mirada, ahora enfocándose en Dabi, Toga y Stain, los dos primeros, en especial.
-Vamos por algo de café.
Les dijo, queriendo salir, al percatarse que el discurso de su señora había terminado. Los dos a los que le habló salieron de su estupor, y asintieron, algo atontados por toda la intensidad. A paso lento, el trío se desvaneció en la oscuridad, Toshinori los ve marcharse, contento de que su nuevo subordinado finalmente haya aceptado a su familia como una extensión más a la suya. El brillo rojo de los ojos de Midoriya, fue lo último bueno de ver aquella noche.
La mañana llega y es momento de ir a clases. Izuku se despidió de mamá, la misma que le obligó a despedirse de Baki, sin saber que el hombre se delegaría como papá. Detalles sin importancia que le daban comezón, una molestia que persistió hasta su ingreso a clases. Su nuevo ambiente era mucho más acogedor de lo que pudo haber imaginado jamás. Pese a sus antiguos problemas, después de la prueba, le elogiaron por haber ganado contra Monoma, Ibara y Tetsutetsu sobresalieron en dichos halagos, principalmente por la gratitud que sintieron, le debían. Ahora podía permitirse sonreír, y no hacerlo tan falsamente como acostumbraba a hacer. Aún así, saber que en unas semanas los tendría que asesinar, en caso se cruzaran por su camino, hizo que la curvatura de sus labios vacilara un poco.
Al receso, Kendo se le acercó. Ambos tuvieron cosas en común en ese momento, y es que ninguno encontraba a sus amigos. Kendo le informó que Momo solicitó una reunión con el director, e Izuku sabía de qué se podía tratar, como lo supo la pelinaranja, no tenía idea. Mineta por otro lado, intentó que Todoroki le tocase las tetas a algunas chicas de la clase, alegando que así tendría gustos compartidos con Izuku, y no fue difícil imaginar a Aizawa llevándolos a detención por el receso. Sin embargo, Izuku no le diría ni en un millón de años que Monoma había sido secuestrado, porque no le convenía en absoluto, ¿verdad?
Los dos se quedaron juntos, en una charla amena.
-¿Por qué ser heroína?
-La verdad nunca estuvo entre mis opciones, inicialmente quería pertenecer a algún cuerpo médico, dirigiendo a personas, asegurándome que otras vivan. Pese a mi fanatismo por las peleas, no me gusta ver a las personas lastimadas. Soy muy empática, y preocupada por ellas.
-¿Qué te hizo cambiar de opinión?
-Saber que puedo ahorrarle trabajo al hospital, impidiendo que más pacientes los visiten con heridas que son costosas de reparar.
Sonrió por esa mujer. Ella era tan pura como él antes de que Bakugo y Nana le cambiasen la vida.
-Me alegra saberlo.
Tomó un sorbo más de Cola, desde que se juntó con Baki, comenzó a tener una rara sensación de necesitarla.
Las clases transcurrieron con normalidad, Vlad incluso se atrevería a admitir que Izuku no era tan malo como le hacían pintar; mas el hecho de tener años de experiencia con manipuladores, y distintos villanos que sabían interpretar un personaje totalmente opuesto al que verdaderamente son, le llevó a rebatir sus ideas.
La salida llega, Izuku mira el cielo, nadie podría haber sabido decir si era por sus ansías de que llegase el día de demoler la academia, o su simple admiración al cielo y su majestuosa gama de colores.
Alguien pasa a su costado, el cabello rubio oxigenado es fácil de identificar, sobre todo cuando tiene las peculiares ojeras que rara vez se le notan con tanta claridad.
-Bakugo.
Llamó Izuku, e hizo que el mencionado tuviera un shock eléctrico por la columna al ser llamado por la boca de aquel al que desesperadamente se intentaba acercar.
Dio media vuelta, sus ojos tan ensanchados como sus párpados lo pudiesen permitir.
-¿S-sí?
Dijo débilmente.
Izuku baja la mirada, era difícil incluso para él, pero era consciente de que necesitaba hacer lo que planeaba si es que su venganza se iba a llevar a cabo. No le gustaba tomar ese papel, pero ¿qué más podría hacer? Dabi y Toga serían de mucha ayuda en ese tipo de casos, pero no podía contar con ellos, y tampoco pondría en peligro a sus otros amigos. Momo estaría dispuesta, sin dudar, pero él la quería demasiado como para permitir que algo le sucediese. Cuando llegase el día, él la defendería de Toshinori. Sin importar lo que pase, ninguno de sus amigos iba a sufrir; los otros, en cambio, le importaban un bledo. Y es que no era loco pensar que su líder intentaría quitarle una de las cuerdas que lo mantenía sujeto a la tierra de los héroes. Momo era un obstáculo que dicho villano quería quitar de encima para apoderarse completamente de él. Ya que, sin ella, las posibilidades de que Izuku vuelva a ser quien solía ser, eran prácticamente nulas.
-Quisiera hablar.
La declaración hace que el rubio encoja los hombros y apriete los puños con ansiedad. Todo era tan repentino que no tenía ni la más mínima idea de cómo controlarse.
-Por supuesto -llegó a decir, algo entrecortado, demasiado alegre para considerarlo sano. -¿Qué necesitas?
-Izuku, ¿vamos a la estación?
El llamado es perfecto para el momento. Como Monoma no estaba presente, y le preocupaba su falta, ella quiso irse con él para expresar sus miedos e inseguridades. Kendo era como una hermana mayor para toda la clase; también él, aún si era relativamente nuevo. Y claro que pudo haberse ido con alguien más, pero Izuku tenía algo que la hizo optar por él.
Katsuki masculla frustrado, pensando que esa oportunidad era una en un millón, y la iba a perder por culpa de la chica que era inconsciente de todo.
Izuku gira la cabeza, saluda a Kendo con una sonrisa y piensa lo que va a decir a continuación.
-Señor, sé que me pidió ser discreto, pero en lo personal, y con todo el respeto que usted se merece, está apunto de ser un completo desquiciado -le intentó decir Alfred, desde adentro de sus orejas.
Izuku sonríe todavía más, y con ello se emociona.
-Necesito que me acompañes -fue lo que dijo, mirando a Kendo, pero respondiendo a Katsuki.

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⏰ Última actualización: Feb 03 ⏰

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