Capítulo 19

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El callar que perduró por los quince minutos sobre esa mesa volvió más audible el molesto ruido que tenían los autos al pasar cerca de su departamento. Era como si no importara que estuviesen en su quinto piso, simulaba una estadía al aire libre.

-Entonces... ¿para qué me llamaste?

La primera pregunta es soltada como una apuesta. El sitio era algo incómodo para agregar algo más a su línea y así dar a entender que no quería ser irrespetuoso. Era estúpido, si tomaban en cuenta que ambos tenían una relación amorosa.

Ella suspira para tratar de calmarse a sí misma.

-Me preocupas un poco últimamente -confiesa intentando no trabarse-. No estás siendo muy... pegado a tus compañeros de clase, te veo muy serio en los últimos días y ahora lo que pasó con Endeavor es... difícil de asimilar.

Midoriya sujetó la taza de té vacía con algo más de fuerza en su agarre. Miró hacia ella, y se centró en el agujero sobre el que antes yacía su bebida.

-No solo estoy preocupada como maestra. -continuó diciendo ella- Soy tu pareja. Tengo esa necesidad de saber lo que te sucede.

-Todoroki me comentó sobre su situación familiar -respondió finalmente-. Me enojé. Probablemente dije unas cosas molestas a Endeavor y él... casi me rostiza.

-¡¿Él qué?! -Nana exclamó mientras golpeaba la mesa.

El cristal se resquebrajó, y por la sorpresa Izuku soltó su taza, la cual también terminó por fragmentarse.

Volvieron al punto de partida. La incomodidad se podía ver en sus ojos, así que prefirieron evitar las miradas por unos momentos.

-Lo siento, creo que me pasé un poco -dijo ella.

Izuku se sentó en cuclillas. La educación que recibió por parte de su madre era mucho más grande que su embarazador sentimiento. Nana posteriormente le siguió el paso. Trataron de evitar lastimarse mientras recogían los pedazos de cristal del piso.

De reojo, Nana contemplaba la vista de su pareja. Estaba poco complacida por el desarrollo de las cosas. Trató de ayudar a su amado y lo único que consiguió con traerlo a su casa fue distanciarse de él. Rogaba a Dios porque fuese momentáneo.

En cuanto el último trozo de vidrio iba a ser juntado por él, el piso se elevó de golpe.

-Auch -susurró el peliverde.

Ambos cayeron por la pérdida de equilibrio, el suelo se sacudió tan abruptamente que inclusive Nana tuvo que volar y sostener a su pareja. Solo por si la situación ameritase escapar del edificio.

El sonido perduró por dos minutos. Cuando terminó, todo parecía en orden nuevamente.

-Las noticias no avisaron de un terremoto en estas fechas -dijo Midoriya.

La visión cambia. Nana empieza a bajarlo y en lo que mira en el piso el cristal resquebrajado y la poca sangre que el peliverde botó: el pasado se le vino encima nuevamente, por la misma persona.

-Toshinori... -vuelve a desenterrar de sus recuerdos.

Izuku anteriormente había oído ese nombre de la boca de Nana.

-¿Quién Toshinori? -así que no pierde tiempo y cuestiona.

Nana ve en sus ojos algo distinto a todas esas emociones negativas que anteriormente carcomían a su pequeño. Sabe que está acorralada y sus opciones son limitadas. La peor por supuesto sería negarse a decirlo. Ya sea diciendo una mentira, una verdad a medias o cambiando el tema: le dolía hablar de él.

Mi Perfecta CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora