Capítulo 35: los príncipes del nuevo mundo

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—¿Podemos comenzar? Realmente no quiero demorar. Monoma puede estar causando problemas y alguien debe mantenerlo sujeto a una correa —comentó Itsuka Kendo, distando un poco de la opinión de su profesor sobre llevar las cosas con una calma poco lucrativa.

A Aizawa le pareció atractivo, tampoco deseaba perder un tiempo, tenía asuntos qué lidiar igualmente, y su a su saco de dormir tampoco le gustaba estar vacío.

—Izuku Midoriya ha vuelto a la academia.

Vlad King estaba al tanto de la noticia que hizo temblar a todos los profesores, incluso los conserjes estaban al tanto de todo lo que sucedió, por lo que intuyó que sus palabras iban más referenciadas a otro punto.

—¿Está aquí? ¿Ahora?

Itsuka en cambio, estaba pasmada, el mismo chico al que su clase y ella habían apaleado, supuestamente porque se le acusaba de traición contra la academia más famosa de Japón: estaba de regreso.

—En efecto —confirmó Aizawa.

—Queremos debatir sobre el traslado de este mismo a la clase B. No sucederá —alegó Momo, rotundamente.

—Yaoyorozu, por última vez, esto es algo que debe hacerse. Que Midoriya esté en nuestra clase solo lo hace más propenso a ciertas acciones que no serán perdonadas por las autoridades.

—¿Y lo que ustedes le hicieron? ¿Es fácil de perdonar? —devolvió ella con descaro, poco le importaba en esa situación que a quien se dirigía era su profesor principal.

—Yaoyorozu-san, por favor, contrólate. No necesitamos esa actitud en un ambiente así. Seamos, diplomáticos —trató de decir Lida.

Itsuka tras superar su shock, tomó su rumbo en el debate, pues su profesor parecía pensativo sobre si deberían llevarle ya a conocer a sus nuevos compañeros.

—¿Qué les hace pensar que con mi clase no tendrá dichos pensamientos? Quién sabe lo que salió de prisión.

A Momo no le gustó lo que sus palabras implicaban, le iba a responder groseramente, olvidando su gusto por la elegancia; no obstante, se mantuvo en silencio por el simple hecho de que ella tampoco quería el traslado.

—Nezu cree que aunque sea lo mismo, él no tendrá la misma intensidad. Los considera ignorantes de lo que en realidad sucedió.

—¿Y si no es así? —insistió la pelinaranja, en verdad le aterraba pensar lo que alguien con el poder de ese chico podía hacer, el recuerdo de que noqueó a maestros entrenados toda una vida con un mero ataque estaba fresco en su memoria.

—Nezu ya pensará en medidas.

—Debo decir, Aizawa, que esta idea tampoco me complace. Nos están dando una carga que no nos pertenece. Mis niños no deberían tener a alguien como él cerca.

—¿Alguien como él? ¿Qué quiere decir con "alguien como él"? —interrogó Momo.

Lida la tomó del brazo, tratando de pedirle reiteradamente que se calme, algo de seriedad se iluminaba en sus ojos.

El profesor de la clase 1-A retomó la palabra.

—No es la carga de nadie más que el director. Pero él no puede educar a un niño, y mucho menos rechazarlo sin motivo por... bueno... ya sabes. De todas maneras, es temporal, hasta que nos aseguremos de que es mentalmente estable.

—Hablaré con el director sobre esto. ¿Podrías tenerlo bajo tu tutela hoy?

—Puedo hacerlo. Aunque como ves, no hay mucho que debatir.

—Daré un último esfuerzo.

Dijo Vlad, antes de llevarse a Kendo e Ibara del salón.

—Por todo.... lo siento mucho... lo siento tanto...

Mi Perfecta CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora