Capítulo 24

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Mineta sabía que, si no volvía, le ocasionaría demasiados problemas a sus padres. Más que cuando descubrieron su galería de porno. Más que cualquier otro altercado pasado.

Al llegar nadie le dio la bienvenida, era la primera etapa para la que había intentado mentalizarse. Midoriya no estaba. Se sentó al fondo, más allá de lo que acostumbraba. Miró a su costado y Kaminari lucía su actuación, la del día por el cual supuestamente Midoriya había intentado escapar de la justicia.

—Lo freí tanto que pidió piedad.

—Vamos Kaminari, todos sabemos que no fue así.

Le molestó. Le molestó tanto que pensó en pararse y taparle la boca. Luego diría algo creativo como: "cállate y come mis bolas" con una voz seria; pero Midoriya no estaría ahí para reírse así que tampoco encontraba mucha motivación.

Lo extrañaba tanto.

Las primeras clases fueron dadas por Aizawa. Posteriormente llevaron ingles con Present Mic y finalmente les tocó entrenamiento de héroes con Nana Shimura. El primero y la última no denotaron demasiado ánimo por enseñar, aunque Aizawa siempre permanecía tal cual, los últimos días su aura depresiva era un tanto distinta, Tal vez más intensa.

No habló con nadie en todo el día. Todoroki, sin embargo, se mantuvo cerca de él. Disimulaba muy poco cuando cruzaban miradas. En realidad, ni siquiera la apartaba. Lo saludó cinco veces.

—Hola.

Siempre la misma palabra, como si no supiese relacionarse con alguien.

Inconsciente de su crianza, lo juzgó sin saber el tormento que aún permanecía en él, dejando de lado el que tenía por Midoriya y todo lo que al peliverde rodeaba, figurativamente hablando.

Ahora le tocaba irse. Era la mejor parte de asistir.

—Oye, Mineta...

O lo iba a ser.

Todoroki fue el de la mención.

—¿Necesitas algo? —su pésimo humor se representaba en su tono de voz.

Todoroki pasó eso por alto. Era prácticamente normal, para él.

—Un consejo.

Ello llamó la atención del renacuajo. Era poco usual el que pidiesen algo así a alguien como él. ¿Todoroki era un depravado oculto?

Resultaba divertido considerar la posibilidad.

—¿Un consejo?

El bicolor pasó directo al grano.

—¿Cómo animarías a una chica?

Claramente era demasiado imbécil, o pensó que era el único camino para entablar una conversación con él.

Antes le hubiera dicho que le lamiese los pechos, que le hiciese tantos chupetones como para hacerla parecer uno de los Na'vi de la película de avatar, tal vez meterle la lengua hasta la garganta, sacarle un pedazo de pollo del almuerzo, y limpiarle la tráquea.

Comenzó a divagar en todas las opciones repasadas. Cada una era entretenida.

No obstante, motivación faltaba, y al final solo le dijo.

—Creo que unos mensajes bastarían.

Supuso que tenía el número de aquella mujer. Y se abstuvo de hablarle por ser Shoto Todoroki.

—¿Qué clase de mensajes? —volvió a cuestionar.

Extrañamente, su interés sobre él, lo terminó por motivar.

Mi Perfecta CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora