Capítulo 30

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GENTEEEE, lo sé, esto de las tardanzas ya se ha vuelto típico, PERO, esta vez es justificable, el último mes anduve demasiado atareado, fueron parciales y entrega de trabajos finales de la universidad, y bueno, ya saben cómo la llevo con el trabajo, PERO AHORA QUE HE TERMINADO CON LA UNIVERSIDAD VERÉ POR SACAR CAPÍTULOS MÁS SEGUIDO, es muy necesario, ME HAN HECHO CRECER MUCHO Y SE LOS AGRADEZCO DE TODO CORAZÓN, haré lo que pueda por ordenarme con el trabajo, mi nuevo turno será en la noche así que creo que podré dedicarle más tiempo a esta historia, y avanzar, creo que recién voy 1/4 de lo que planeo hacer, en fin, quería comentarles también que me gustaría hacer una mecánica con ustedes, pero esto ya les hablaré luego, cuando terminen de leer este cap. No los molesto más con mis divagaciones y disculpas, (disculpa extra) y aquí les dejo con el capítulo número 30 de: mi perfecta casualidad.

Ella increíblemente seguía de pie, pese a que su piel se volviera gelatinosa con cada impacto, y pese a que la fuerza de su peculiaridad se fuera, arrancando todo calor que su extasiada sangre esparcía tanto por su cuerpo como por el piso, ella seguía firme a no caer. Parte de esa motivación era su orgullo, la cuerda floja sobre la que este quedaba, sin embargo, no hace falta mencionar lo obvio que es el hecho de que sus verdaderas razones, eran otras.

«¡No puedo perder!» se dijo, en lo que su mueca se distorsionaba en pliegues que su enrojecida piel del rostro expresaba agonía.

«¡Debo pelear por mis actos!, ¡Debo pelear por lo que deseo!»

Sus ganas inhumanas la forzaron a endurecer sus músculos y avivar esa llama que dentro de ella pobremente persistía en el invierno de sus críticas, pensamientos, o torturas constantes, los castigos que ella se imponía así misma.

«¡Debo rogarle que me perdone!»

Se gritó así misma. Esa frustración palpable era capaz de apreciarse en las lágrimas que con el vino de sí se mezclaba, perdiéndose en ese rojo tan intenso y hediondo.

Su puño se había cerrado instintivamente, debido a que sus músculos tanto en todo el brazo como parte de la espalda, el abdomen y las pierdas, estaban demasiado solidificados.

¡SMASH!

Tomando en cuenta lo anterior, ver cómo ella flexionaba su cuerpo, específicamente en esas partes, fue aún más increíble. Iba a golpearle con todo lo que tenía, ya había alcanzado un punto donde el dolor la hizo sucumbir a la locura y su adrenalina a pelear sin razonamiento propio, nada más que su experiencia permaneciendo como una guía que batallaba con las emociones fastidiosas que no querer plantarle un puñetazo verdaderamente fuerte.

Mas el impacto no fue tan, apreciable, como ella esperaba. Sus heridas debieron haberle hecho sufrir de un ardor descomunal, sus huesos estaban resquebrajados, pudieron haberse roto por completo con ese choque, en su lugar, ella identificó una especie de masa similar al agua, pero dos veces más espesa, fue como palpar una gelatina con la cuchara, el postre se retorcería de lado a lado, algo así. El único daño que al final Midoriya pudo recibir, fue esa potente ráfaga de aire que no representó ningún obstáculo aparente, tal vez por lo débil que esta incluso fue.

«¡No! ¡Eso no fue piel! ¡No! ¡¿Qué toqué?! ¡Ni siquiera pude crear una presión de aire decente!»

Para cuando su cuestión terminó de pasar por su mente en ese parpadeo que le costó desconectarse del mundo, pudo descansar finalmente.

Recovery Girl llegó aproximadamente una media hora después, de por sí ya venía llegando con un paso apresurado para su edad, trayendo consigo un botiquín de primeros auxilios con muchos vendajes, porque según lo que expresó Nezu, faltarían, y debería haber mandado a traer muchos más en cuanto llegó y vio el estado de Nana. Aceleró, podría quejarse del dolor de piernas luego de asegurarse que su amiga estuviese bien.

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