Capítulo 7

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VII

Me odia pensó Erin contemplando los ojos verdes de su prima, quien ni siquiera se había dignado de mirarla durante toda esa mañana. El rey Robert aplaudía con entusiasmo cada vez que las  justas empezaban, especialmente cuando alguno de los caballeros salía despedido de su caballo y aterrizaba en el suelo, bajo el asombro de la multitud. Durante los recesos, no hacía más que beber y comer, y por supuesto, tomarle el pelo a su nuevo copero. Lancel no se mostraba del todo descontento con su nuevo puesto en la corte, pero Erin estaba segura que el muchacho hubiese preferido otro, algo más digno para su apellido.

Los aplausos llenaron el ambiente luego de que anunciaran a los próximos competidores. No era la primera vez que Erin lo veía, aunque ellos ni siquiera habían cruzado palabras, tal vez porque él ni siquiera la había reconocido, pero Jaime Lannister lucía tan igual como hacía casi diez años atrás.  Llevaba la capa blanca de la guardia, pero su armadura era de oro resplandeciente y le hacía brillar como un sol.  Erin aplaudió imitando al resto, aunque deseó que el contrincante de su primo lo derribase del caballo, pero no se trataba más que de un Frey, por lo que los dioses no fueron justos.  Cuando volvió la vista a la de su hermano, notó que Cersei le contemplaba con una sonrisa en su rostro.

Aunque había pasado varios años desde su única y última visita a Desembarco del Rey, Erin recordaba muy bien lo que había sucedido por aquel entonces y por supuesto, lograba distinguir algunos rostros que le resultaban más que familiares.  Los estandartes del ciervo y del león ondeaban por doquier, aunque podían distinguirse los colores y escudos de todas las casas que participaban de la competencia. Un fondo azul con un racimo de uvas perteneciente a la casa Redwyne danzaba al viento junto a uno de color amarillo con aves en su interior, el cual Erin desconocía totalmente; el emblema de los Tyrell dominaba junto a la gigantesca tienda que había sido instalada esa misma mañana cerca de donde se llevaba a cabo el concurso de arquería y a lo lejos, podía distinguirse en tonos púrpuras…

“Lady Erin” la voz varonil le hizo despegar la vista del público.

Desde donde estaba sentada, podía ver a uno que otro señor y caballero que había estado presente en la boda de su prima, aunque aquellos rostros hubiesen envejecido por el tiempo, pero no fue capaz de distinguir quien era la persona sentada a sólo metros de ella.  Una septa se interponía entre ambos y para cuando Erin notó su presencia, ya era demasiado tarde.

“¿Renly…?” los ojos dispares de la muchacha se clavaron en los suyos, llenos de asombro. Erin movió su cabeza “Digo… Lord Renly”

Renly sólo sonrió y luego de indicarle a la septa que se moviera, pudo contemplar de más cerca a la muchacha. Sin duda alguna, Renly lucía exactamente igual como su hermano  mayor el día de su boda y quedaba poco del niñito al que le había concedido un baile durante el festín. Sintió que las mejillas se le encendían.

“¿Cuántos años han pasado?” soltó él sin despegarle ni un ojo de encima “¿Cinco?”

“Quince” le corrigió ella con una tímida sonrisa.

“No creí que estuviese en Desembarco del Rey…”susurró él  cuando toda la multitud volvía a aplaudir, esta vez por un campeón del Rejo “De haberlo sabido, habría…” pero ella no pudo oír por el bullicio y en cuestión de segundos, los ojos de Renly dejaron de contemplarle. Todos ovacionaron al que llamaban el Caballero de las Flores.

Erin había notado su presencia el mismo día que había llegado a la capital. ¡Cómo no hacerlo! Renly se había transformado en un joven muy atractivo, muy parecido a su hermano mayor, pero más cándido y cercano a las personas, aunque ni siquiera le había puesto un ojo encima hasta ese momento.

A Lannister DebtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora