XVI
La Roca dormía en un silencio sepulcral mientras la noche se cernía a lo largo de todo el puerto. Las antorchas apenas iluminaban los pasillos y el sonido de las olas que reventaban contra la inmensa fortaleza era lo único que se podía distinguir en el ambiente. Janei dormía plácidamente en su cuna, sin tener idea de los demonios que habitaban en ese mundo, sin siquiera imaginarse de cuán desdichadas podían ser las personas. Erin estampó un tímido beso en la frente de su pequeña hermana, y la contempló por largos segundos, deseosa de que esa imagen no se lo borrara nunca de la memoria. Sería la única de todos sus hermanos de la que se podría despedir antes de emprender ese viaje, y aunque aún no estaba del todo segura si su plan resultaría, sabía que aquello era mejor que quedarse en casa. ¿Casa? Pensó la muchacha para sus adentros, mirando a la bebé con nostalgia Este nunca ha sido mi hogar. La puerta apenas chilló cuando salió de la habitación, y tuvo suerte de que ninguno de los guardias que custodiaban las escaleras le vio ni la detuvo. Sabía que debía actuar rápido; a su madre bien poco le importaría que la tragase la tierra, pero estaba segura de que su padre no estaría tan contento al enterarse que había escapado, menos al lugar donde había ido... Nadie debía saberlo, sólo ella y así debían quedar las cosas. La única persona en la que podía confiar en todo el reino era un completo extraño y cientos de millas les separaban, un hostil desierto y las sorpresas que un viaje como aquel podían esperarle. Había sacado varias monedas de oro y cargado un saquito con toda la plata necesaria, aunque no sabía si aquello bastaría para convencer a cualquier sujeto que se le pusiese en frente, pero debía al menos intentarlo.
Erin agradeció a los siete que las cocinerías estuviesen vacías cuando asomó la cabeza por aquel lado del castillo, cargando solo un pequeño bulto que consistía en todo su equipaje. Había convencido a un porquerizo de que le esperara a media noche en las afueras de las cocinerías con uno de los finos caballos que habitaban en el establo, y aunque le había pagado varias monedas por adelantado, no podía fiarse de los hombres de su tío. Afuera, las nubes colmaban el cielo y una fina llovizna mojaba todo a su paso, pero no había rastros del muchacho. Sintió un nudo en el estómago y miró en dirección a los establos, sin antes pasear la vista a sus alrededores, en busca de guardias que pudiesen aguar su plan. Pero todo el lugar estaba desierto, como nunca lo había estado en la vida. Caminó en medio de la oscuridad, aferrándose a sus pertenencias, mientras en su cabeza sólo giraba la idea de viajar al sur, hasta que el relinchar de los caballos pareció llenar el ambiente. Cuando era pequeña solía correr a jugar con esas bestias, aunque nunca le habían dejado montar uno. Tyrion había sido el único dispuesto a enseñarle a montar un pony, pero lady Dorna Swift había puesto el grito en el cielo al enterarse de las ideas que el enano ponía en la cabeza de la pequeña Erin. ¿Cómo sabría que caballo elegir? Cogió la madera que resguardaba las puertas en forma de pestillo, e iba a abrirlas cuando escuchó la voz clara en medio de la oscuridad. Espantada giró sobre sus talones, dispuesta a encontrarse con un guardia Lannister, pero la antorcha que le iluminó el rosto era sostenida por otro hombre.
"Ser Garth..."susurró la muchacha en medio de la oscuridad. El maestro de armas le miró con el ceño fruncido en silencio, contemplando el bulto que la chica llevaba junto a ella "Yo solo... ¿qué hace...?"
Ser Garth Greenfield movió la cabeza y entonces Erin pudo ver al porquerizo al que le había pagado, mientras sostenía las riendas de un fino caballo de pelaje rojizo.
"Yo sólo..."comenzó a decir pero la fría mirada de Ser Garth le hizo comerse sus palabras. El porquerizo miraba el suelo, con la cabeza gacha mientras Erin fulminaba al maestre de armas con esos ojos dispares "Este no es mi hogar, Ser"
El hombre le miró por largos segundos en silencio, mientras la fina lluvia les acariciaba los rostros. "Los caminos son muy peligrosos para una mujer, lady Erin" Ella clavó la vista en el suelo; el lodo le había ensuciado la parte baja del vestido y sentía como si un balde de agua fría le hubiese caído en la cabeza. "Si va a escapar... debe al menos ir acompañada"
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A Lannister Debt
FanfictionPor supuesto, este fanfic está inspirado en la famosa serie "Juego de Tronos" y en la saga de libros de George R.R Martin, "Canción de Hielo y Fuego". Está demás decir que en el transcurso de la historia aparecerán personajes que ya todos conocemos...