XIX
"Ma...madre" la voz pareció retumbar en la cueva, en medio de la noche. El muchacho intentó levantarse, pero la fiebre era más fuerte así como sus alucinaciones. Le dolía la pierna, allí donde la hoja de una espada había cortado así como todo el cuerpo, y se quejaba cada vez que recordaba que aún estaba en aquel lado del mundo. Soñaba con que estaba aún en las tierras del Dominio, en aquella travesía que sólo parecía sacada de historias de fieros caballeros, y a veces incluso creía estar en Lannisport junto a la mujer que le había criado, mirando el puerto, jugando a las orillas de la playa, sintiendo la tibia brisa marina. Pero el dolor le punzaba, la fiebre le hacía arder las entrañas y su mente volvía a divagar, y solo a ratos regresaba a la realidad, y se encontraba en esa cueva perdida en las Marcas Dornienses. Había veces en las que lograba cerrar los ojos, en los que la Madre era misericordiosa y le había olvidarse de todos esos dolores, pero la mayoría del tiempo se la pasaba despierto, tiritando como una hoja. Agua era lo único que pedía; al principio el mismo había sostenido el pellejo que habían encontrado en las pertenencias del guardia al que habían robado ese caballo, pero con el paso de los días, sus fuerzas se habían debilitado a tal punto que ni era capaz de levantar la cabeza para poder beber. Había veces en las que ni siquiera era capaz de tragar el agua, y había otras en las que ni siquiera quería beber más agua. Lo único que deseaba era que de una vez por todas el Extraño viniese por él, aunque en su mente infantil la idea de la muerte poco resonaba.
Sus ojos se enfocaron en aquellos extraños, y sintió como las gotas de agua mojaban sus labios, aunque ni siquiera fue capaz de abrirlos. Pestañeó intentando descifrar si solo estaba imaginándoselo todo, pero el dolor una vez más recorrió su cuerpo, haciéndole convulsionar. Esos ojos le miraron con miedo, y sintió algo frio sobre su frente, algo refrescante que pudiese bajarle la fiebre. Por unos instantes creyó ver a su madre, aquel cabello rojizo y ese rostro salpicado de pecas, pero la imagen se fue difuminando conforme cerraba los ojos y volvía a caer en un sueño profundo.
Por unos instantes pensó que Dyron estaba muerto, pero en cuanto comprobó que el muchacho aún respiraba, se sintió aliviada. Se pasó un brazo sobre la frente y luego de cerciorarse de que el enfermo se hubiese dormido, se acomodó en la mísera capa que le separaba de la fría piedra. No tenía nada que le cubriese del frío, y podía escuchar sus dientes castañear, así como los quejidos del muchacho y el viento que soplaba con fiereza cada noche en la intemperie. Su barriga también rugía y poco recordaba de lo último que había comido, salvo el agua que milagrosamente había recolectado de un pequeño arroyo, metros de la cueva donde se escondían. Aunque el sueño la embargaba, intentó no conciliar el sueño pues en cuanto los primeros rayos del sol asomasen, emprenderían marcha hacia el paso del Príncipe, el cual habían perdido de vista cuando habían cabalgado a toda velocidad en medio de la masacre. Ninguno de los dos sabía a dónde realmente iban, pero el caballo que habían robado parecía orientarse aún más en las tierras desérticas que ellos mismos, corriendo como si lo persiguiese el mismísimo Extraño. Sólo los dioses sabían que había sucedido con el resto del grupo, y Erin ni siquiera había mirado a atrás. Los ojos le pesaban pero la culpa aún más, porque estaba segura que Bettsy Pattmore no habría aguantado tanto como hubiese deseado, y que si bien Ronard era un fiero sobreviviente a la rebelión de los Greyjoy, eran catorce guardias. Sintió que la amargura le estrangulaba la garganta, e intento concentrarse en mantenerse despierta, mientras el viento silbaba.
El sol brillaba implacable en el cielo y aunque se había cubierto el rostro con la capa, sentía que los rayos le quemaban la piel. El caballo, que al principio había prometido mucho, apenas si se movía en medio de la arena, como ésta le estuviese frenando con cada paso que daba. En el horizonte todo parecía brillar, aparecer y desaparecer, e imaginarios arroyos les invadían la mente. El pellejo estaba casi a la mitad, y aunque estaba tan sedienta que se lo hubiese bebido todo, sabía que debía guardar agua para Dyron, quien iba montado en el caballo como si fuese un muerto. Erin jalaba las riendas del pobre animal y sentía como la arena le quemaba los pies, traspasándole incluso los zapatos. Cada vez que encontraba un arroyo, metía los pies en las refrescantes aguas, y la última vez que lo había hecho, tenía los talones a carne viva. Sus manos también estaban encallecidas, y sus labios tan resecos que hasta humedecerlos con su propia saliva era una tortura. El caballo caminaba con la cabeza gacha, al igual que ellos, como si el sol también estuviese jugando con su mente y Erin estaba segura de que si no encontraban agua, el pobre animal caería rendido en cualquier momento, pero por más que lo intentase, el desierto parecía extenderse interminable frente suyo. ¿Cómo es que habían ido en la dirección contraria? Todo había sido demasiado rápido, y de un momento a otro había tenido que hacer uso de la espada que Ser Garth Greenfield le había dado de vuelta en la Roca, Había matado a un guardia Lannister, y había herido a otro en el brazo. Un guardia Frey le había intentado hacer frente, pero Erin aparentemente había sido una buena aprendiz y no dudó en atravesarle la pierna en cuanto tuvo la oportunidad. Pero también había recibido estocadas, cortes al menos algunos en sus brazos y el más profundo de todos, en su mano derecha cuando intentó frenar la hoja de la espada del bastardo de Garth Greenfield. Dyron, quien había intentado defenderse lo que más podía, había cogido las riendas de un caballo, y antes de salvarse de la estocada mortal de uno de los guardias de los leones, había jalado el brazo de la muchacha y suplicado que huyeran.
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A Lannister Debt
FanfictionPor supuesto, este fanfic está inspirado en la famosa serie "Juego de Tronos" y en la saga de libros de George R.R Martin, "Canción de Hielo y Fuego". Está demás decir que en el transcurso de la historia aparecerán personajes que ya todos conocemos...