XXXV
Ya era de noche y las antorchas iluminaban lo alto de las murallas de Ermita Alta. El pueblo que descansaba a los pies de la inmensa fortaleza dormía en silencio, pero desde el castillo podía oírse el bullicio, e incluso la música de los bardos. "Una celebración" pensó Raaf mientras contemplaba el castillo en la oscuridad, bajo una capa color negro que le mimetizaba con la oscuridad. Sólo las estrellas brillaban en lo alto del cielo despejado, y el aroma a putrefacción le llenaba la nariz. Muchos de los cuerpos se habían podrido bajo el implacable sol dorniense, aunque aún podía distinguirse la carne hecha jirones de los nuevos trofeos que eran el festín de los buitres y del resto de las aves carroñeras. Raaf se había acostumbrado a ese paisaje, aunque no esperaba ser parte de él. Había repasado muchas veces el plan que tenía en la cabeza, de cómo lograría sacar a la muchacha de la fortaleza sin que ninguno de los guardias se diese cuenta de lo que estaba sucediendo. No sería muy difícil, y para su suerte, el festín que se llevaba a cabo dentro del castillo podría jugarle a su favor.
Su caballo contemplaba el panorama en silencio, como era de esperar de esas bestias del desierto. Raaf le había agradecido que no desfalleciera en todo el trayecto, pero sabía que las bestias se encabritaban ante cualquier señal de peligro. Sostuvo las riendas, en medio de la oscuridad y le susurró que guardara silencio, como si se tratase de un niño asustadizo. No había muchas cosas que realmente le importasen, pero ese corcel dorniense le había acompañado desde que era un adolescente, obsequio de quien había sido señor. "Ahora obedezco las órdenes de otro" masculló el hombre mientras revisaba que la espada estuviese aún en su cinto, así como el puñal que siempre llevaba consigo. Si quería salir invicto de ese encuentro, debía transformarse en el ladrón que alguna vez había sido y trepar por aquellos muros a vista y paciencia de aquellos guardias. Raaf los había visto, tal vez conocía sus nombres pero eso ya no importaría; si alguno de ellos osaba en detenerle, el leal caballero no tendría más que matarles. Ser Arthur Dayne le había dicho eso, pero Raaf no estaba del todo seguro qué opinaría Estrellaoscura, si es que por designio de los dioses llegaban a pillarle.
Llegar hasta el muro no fue difícil pues la sombra que las murallas proyectaban hacía su camino mucho más fácil, aunque cada vez que se acercaba a la fortaleza, quedaba más expuesto a que esos hombres le pillasen, aunque no lo hicieron. Buscó en las piedras que sobresalían de la construcción, aquellas que le servirían como escalones hasta que pudo ponerse en marcha mientas su caballo le contemplaba en silencio. La escalada fue más fácil de lo creyó, aunque él llegaba tiempo trepando las Montañas Rojas, obedeciendo las órdenes de sus señores y siempre había sido hábil en muchas cosas. Un ruido tomó desprevenido a los guardias que contemplaban la noche, charlando de cosas sin importancia mientras que Raaf ascendía como una araña. El lyseno se aferró fuertemente a la piedra, casi pegándose en la muralla intentando no perder el ritmo ni caer nuevamente a la oscuridad. No contaba con cuerdas ni nada que le pudiese sostener, aunque más le preocupaba saber cómo diablos sacaría a la muchacha de ese lugar. Si mataba a los guardias, podría conseguir abrir las puertas pero pasaría mucho tiempo hasta que pudiese meterse en el castillo y dar con Lena Flores. Tal vez la mejor opción sería esconderse dentro de la misma fortaleza y esperar la noche oportuna, pero las palabras que Arthur le había dicho aún seguía frescas en su memoria.
"¡Quién anda ahí! ¡Alto!" exclamó uno de los guardias Dayne mientras contemplaba el pequeño pueblo que parecía dormir a los pies de la montaña. Nada pudo ver en las calles, ni más que oír el ladrido de algunos perros. Nada fuera de lo habitual. Sostuvo la ballesta con determinación, mientras afinaba la vista.
"No es más que un perro" exclamó su compañero que llevaba los colores de la casa, aunque parecía menos preocupado. Todas las noches era lo mismo. Miró de regreso a la fortaleza, allí donde ardían las velas y los hombres se saciaban con bebida "¡Cómo quisiera estar allí dentro!"
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A Lannister Debt
ФанфикPor supuesto, este fanfic está inspirado en la famosa serie "Juego de Tronos" y en la saga de libros de George R.R Martin, "Canción de Hielo y Fuego". Está demás decir que en el transcurso de la historia aparecerán personajes que ya todos conocemos...