Súplica

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Rin se encontraba en silencio en su habitación y se mantenía rezando. Este rezo mantenía en pie un pequeño campo de energía que rodeaba poco más que su cuarto.

Cuando Moroha ocupara ese lugar como prima de la Reina, esta pasaría a ser su obligación y el campo de energía generado por sus oraciones, siendo ella parte sacerdotisa y parte youkai, cubriría varios Ri que rodeaban al palacio, ocultándolo eficientemente y protegiendo con ello a Towa. Pero mientras la shihanyou no terminara su entrenamiento y se ordenara para servir en la Corte, esto era todo lo que ella como humana podía hacer.

Pero sus oraciones fueron interrumpidas cuando una energía viciada, sofocante y caliente invadió el lugar.

No mucho después, una criatura pasó las puertas aseguradas con llave. Era un hombre alto y pálido, con el largo cabello y también las ropas negras y sus ojos rojos estaban llenos de sed de sangre. Le sonreía con maldad.

Rin corrió hasta una esquina donde tenía guardada una naginata afilada y le apuntó con la misma a la visita no grata.

─¡Kuroka!, ¿cómo entraste aquí?

─¿No lo adivinas? ─se encogió de hombros─, con la ausencia de Sesshoumaru, burlar a tu guardia y deshacerme de ellos ha sido muy fácil.

Detrás de él aparecieron miembros de la guardia, pero no eran los que ella recordaba de horas atrás. Sus pieles estaban oscurecidas por quemaduras, sus ojos eran rojos. Estaban muertos y Kuroka los manipulaba.

Rin maldijo para sus adentros, dispuesta a luchar de todas formas. Si su campo de energía hubiera sido más fuerte, como el de Kagome al menos, este energúmeno no habría podido entrar.

─No te esfuerces, es muy claro que estás tan solita aquí ¿por qué no gritas y pides por auxilio? ─se tocó el mentón, mientras detrás de él se manifestaban sus tres colas─. Oh, ya sé, es que al no tener ya a tu señor, no tienes ninguna potestad en esta casa ni nadie va a obedecer tu palabra. Te convertiste en una simple basura humana.

Ella no tenía a dónde correr, así que se abalanzó en contra del kasha.

Ah y Un entraron por la ventana, destrozándola en el proceso y con las fauces abiertas le dispararon bolas de energía al intruso. Él las esquivó. Las puertas volaron convertidas en llamas.

Rin subió a su criatura y pensaba escapar por el boquete abierto por ellos, pero los antes guardias, ahora no muertos, se abalanzaron sobre el cuerpo del dragón de dos cabazas, hiriéndolo y creándole peso.

Ah y Un comenzaron a dispararles bolas de energía para intentar quitárselos de encima.

Kuroka abrió la boca y le lanzó una enorme llamarada que la criatura no tuvo tiempo de esquivar. El dragón sólo fue protegido porque Rin levantó un escudo alrededor de ambos, pero éste no tenía tanta fuerza, de modo que, saltando hacia ellos, el kasha pudo violarlo con facilidad, inmovilizando a la dama con ayuda de sus tres colas, dos rodeándole las muñecas y una apresando sus rodillas juntas.

Ah y Un no se atrevían a atacarlo ahora, porque él sostenía a la humana delante de sí como si de un escudo se tratara.

Ella intentaba en vano forcejear, pero no conseguía liberarse.

─Te llevaré conmigo y dispondré de ti como mejor me plazca, serás de mucha utilidad de aquí en más. Como pasaste por el inframundo, sin ayuda de magia yang no puedes resistir a mi control.

─No te dejaré ─pero no podía hacer nada en contra de él, ya que estaba en una posición en la cual le daba la espalda y las colas la atenazaban constriñéndole las articulaciones cada vez con más fuerza.

Larga vida a la Reina - Fanfic Kirinmaru Towa - UADonde viven las historias. Descúbrelo ahora