Infierno

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Kagome dormía profundamente y su esposo no quería despertarla: había pasado horas encerrada en el templo, dentro del campo de energía, limpiando la armadura de Setsuna. Sólo había parado para comer y luego había regresado. El ritual le consumía mucha energía y mucha concentración. Era un tipo de batalla que no podía verse con los ojos físicos. Mientras tanto, Inuyasha y Moroha no dejaban de rondar el templo, preocupados por ella.

El hanyou miraba el rostro pacífico de la sacerdotisa, amaba mucho a sus sobrinas, por eso había trabajado en esto hasta el agotamiento, y aún le faltaba mucho por hacer. Pero se sobresaltó al ver que ella abrió súbitamente los ojos y miró todo a su alrededor.

─¿Estás bien? ¿Tenías una pesadilla? ─cuestionó él preocupado, acercándose para tomarla por los hombros.

─No ─Kagome se pasó una mano por la sien, que de repente le dolía─. Es que de pronto sentí una presencia extraña.

─¿Se acercan youkais? ─él movió sus orejas, agudizó su olfato, pero no sentía nada.

─No, se trata de algún otro tipo de presencia ─se quitó las sábanas de encima─. Algo no va bien, me vestiré e iré al templo de inmediato, quiero tener lista la armadura de Setsuna para cuando ella regrese.

─Deberías descansar un poco más para reponerte y rendir mejor.

─Lo sé, pero debo darme prisa, ella ha subido de rango y está en la mira de criaturas horrorosas como ese tal Hikyu, necesitará la armadura nueva. Si algo le sucediera, no me lo perdonaría.

─Es muy extraño ¿Por qué crees que Kirinmaru le dio una armadura a Setsuna en vez de dársela a Towa? La Reina debería correr más peligro que la princesa ¿Se tratará de algún escarmiento?

─Inuyasha, todavía no tengo el poder de leer la mente de los Daiyoukai ─se quejó fastidiada luego de atar las prendas de su atuendo de sacerdotisa─. Vamos a trabajar, rápido.

─Como gustes ─la siguió.

Sesshoumaru, a pedido de su esposa, había dormido junto con ella al abrigo de la sombra del Árbol de las Edades. Estaban esperando a sus hijas, se habían quedado atentos hasta muy entrada la madrugada. No era para menos porque hubo luna nueva. La aldea no era protegida por Inuyasha, las chicas no estaban totalmente a salvo y una extraña energía rondaba los alrededores.

Sesshoumaru de manera sutil había ido liberando parte de su energía, por lo general eso bastaba para espantar a la mayoría de youkais que intentaban atacarlo, pero esta vez no estaba funcionando. Algo lo observaba. Algo los observaba. Y no poder sentir ningún youki ni ningún olor lo ponía extrañamente ansioso. No le había dicho esto a su humana para no preocuparla más de lo que ya estaba.

Estaba furioso con Setsuna, no tenía sentido que se tardara tanto, aunque no la culpaba, la era Reiwa era un buen escondite a la hora de perder los poderes de un hanyou.

De pronto, vio el árbol resplandecer, sintió el olor de sus hijas y despertó a Rin. Ambos se separaron del árbol y un portal se abrió delante de la pareja, las chicas cayeron de él y se incorporaron muy rápido.

Towa se quedó petrificada. Lo último que quería encontrarse al regresar era a sus padres, y ellos la estaban esperando. La chica albina puso las rodillas en el suelo, sentándose sobre sus tobillos y luego se postró cabeza en tierra. La posición dulzura. Esta era una postura que jamás creyó que iba a utilizar, pero era la máxima forma de respeto, para pedir perdón ante una gran catástrofe, un gran error que no tenía solución y que podría haber diezmado a miles, demostraba gran vergüenza.

En conmiseración con su hermana, Setsuna también adoptó la posición de dulzura delante de sus padres. Si ella no la hubiera dejado sola, nada habría pasado, así que también estaba avergonzada.

Larga vida a la Reina - Fanfic Kirinmaru Towa - UADonde viven las historias. Descúbrelo ahora