Reagrupamiento

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Tras tomar la mano de su padre para ayudarse a vencer la gravedad del inframundo, levantó la vista y pudo notar que él estaba lleno de heridas, su armadura completamente rota y sus ropas todas raídas. Era evidente que las lesiones ganadas en el enfrentamiento con su honorable padre lo habían puesto en desventaja y, aprovechando esto, Kuroka y Zero lo trataron como basura, lo atacaron a traición. Towa ya se veía venir esto cuando él partió en busca de su madre, por eso había intentado detenerlo con tanto empeño. Pero se alegraba de haber llegado a tiempo para hallarlo con vida.

Y su abuela, cercana a ambos, podía ver la parte baja de su vestido raída y empapada de sangre. Sus heridas en las piernas eran graves, era probable que Kuroka hubiera usado el mismo truco que con ella, de fusionarla con la tierra para inhabilitarla.

Y los demás, habían sido muy heridos por los poderes de Zero. Sin embargo, ahora la superaban en número y no tuvieron dificultad en rodearla desde todas direcciones y apuntarle con sus respectivas armas.

Kohaku descendió con su lanza en mano y junto a él su hermana, cuñado y sobrino.

Desde otro lado, Setsuna con Moroha que tensaba el arco llameante. Desde el frente, Kagome secundada por su esposo, también con el arco sagrado tenso. Desde arriba de su cabeza, el kirin con expresión de gran furia. Desde la grieta del inframundo, muchos youkai con deseos de vengarse. Y finalmente, Sesshoumaru poniéndose delante de Towa, de su madre y de Rin, la cual había despertado del hechizo de control de Kuroka al morir éste y había tomado la naginata roja, dispuesta a dar batalla si su esposo lo llegase a requerir.

─¿Piensan que van a ganarme a pesar de que tienen graves heridas? ─se burló Zero, pero en el fondo sabía que no podía ganar al estar superada en número. Ni aunque usara gran cantidad de hechizos podría con todos a la vez. Tres de los que la rodeaban eran Daiyoukai. Y la sacerdotisa tenía habilidades prodigiosas que superaban al humano normal.

El espacio había dejado de moverse porque Kirinmaru ya no estaba usando Retsu, pero era tal el número de oponentes que ese truco ni siquiera era necesario. Él había ganado en su viaje una fuerza que ella no tenía, lo había comprobado porque había tratado de anular con magia Yin la torcedura del espacio, pero de poco había servido.

Sus siete perlas de colores comenzaron a girar a su alrededor, concentrando su energía, dispuesta para defenderse.

Pero Kirinmaru utilizó su poder para sustraerle las perlas hacia lo alto, sin embargo, esta vez no las dispersó, sino que las apresó en su mano y generó una pequeña barrera púrpura alrededor de los peligrosos objetos.

─¿Crees que podrás ganar y salvarte después de haberte burlado de nosotros? ─Sesshoumaru desenvainó a Bakusaiga, listo para blandirla en su dirección.

─La muerte es demasiado buena para esta atrevida ─dijo su madre a sus espaldas, lanzando una aguda mirada furiosa hacia la youkai de ojos verdes─. No cumpliste la sentencia que dictó sobre ti la que ahora es la Reina Bestia del Oeste, sino que te burlaste de ella y rompiste todo trato que se te había dado. En el infierno serías torturada indefinidamente, pero yo prefiero torturarte en vida.

Towa y Zero se miraron con odio y ésta decidió atacarla. Kirinmaru y Sesshoumaru reaccionaron por instinto y blandieron sus respectivas espadas, mientras Towa, que había tomado postura defensiva, poco comprendía.

Zero cayó al suelo cruzada por una herida en su espalda y una en su pecho, respirando con dificultad.

Ya no había ningún peligro.

La madre de Sesshoumaru caminó hasta el borde de la grieta del inframundo y arrojó dentro a Sou'unga, la cual bien le había servido, y la grieta comenzó a cerrarse de forma sobrenatural y rápida, separando nuevamente al mundo de los vivos y el de los muertos.

Larga vida a la Reina - Fanfic Kirinmaru Towa - UADonde viven las historias. Descúbrelo ahora