Traición

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–¿Tomar el Oeste por la fuerza? ¿E-es broma verdad? —pálida, Towa tartamudeaba.

–Sin ofender, Reina Bestia, ¿cree que tenemos tiempo en este barco acorazado de bromear con algo tan serio como esto? –respondió el contramaestre.

Towa bajó la mirada hacia el suelo de la cubierta.

–Discúlpeme, tengo que ir a avisar a los demás que vuelvan a sus tareas y suspendan la intención de ataque. Ya que Su Majestad está viva, tal vez Kirinmaru-sama no quiera que nos movamos.

Ella no respondió, seguía confundida y con la vista baja. ¿Por qué tomar el Oeste a la fuerza luego de la alianza y la tregua? ¿Luego del matrimonio? ¿En realidad él no se había arrepentido de ninguno de sus actos pasados? ¿Fue usada? ¿Y abusada físicamente, además, como un medio para un fin?

Moroha intentó tocar su hombro, pero la albina sobre reaccionó y se la quitó de encima.

–Ve a la bodega a buscar las cosas que necesites. En un momento iré y te ayudaré a cargarlas –su voz se oía repentinamente muy desinflada y para Moroha era comprensible. Towa se había esforzado en ir a buscar medicinas para todos, incluido Kirinmaru y éste sin embargo había llegado al Oeste para adueñarse de él.

–Está bien, pediré ayuda a alguien de la pequeña tripulación. Estaré esperándote dentro –trataba de sonar comprensiva y consoladora, pero no estaba teniendo éxito. Conocía a Towa y ahora mismo debía estar confundida y furiosa. Lo mejor era darle espacio y unos instantes a solas. Se alejó rumbo a la puerta que llevaba a los escalones de la bodega.

–Kirinmaru-sama ¿en qué estaba pensando? ¿Realmente nos creyó muertos a todos y por eso intentó ser Rey Bestia absoluto? –una mano estaba en su mentón, mientras descendía pensativa por los escalones, porque había algo que no cuadraba.

Aquella vez en que habían ido a la otra era donde vivía la familia adoptiva de Towa, habían descubierto que Kirinmaru permanecía en un letargo indefinido a causa de que, tras la muerte de todo el clan, no se había encontrado un rey justo con el que él pudiera gobernar. Entonces, no tenía sentido que, si los consideraba a todos muertos, fuera a buscar adueñarse de todo, hubiera sido más lógico que cayera en un letargo como el de la era de Towa. ¿O acaso los youkai del barco estaban mintiendo? ¿Qué pasaba si en realidad estaban organizando un motín? No, si así fuera, aprovechando que ambas estaban heridas, ellos las hubieran tomado prisioneras. ¿Entonces cuál era la verdad? Si su cabeza era un mar de confusión, no imaginaba cómo era la mente de Towa.

Apresuró sus pasos para llegar a la bodega y fue hacia los empaques y vasijas para recolectar todo lo que necesitaría rápidamente. Debían salir pronto del barco y encontrar respuestas decentes.

Towa, entretanto, se había acercado hacia la borda para mirar hacia el mar. El malestar que le provocaba el movimiento del Tekkosen no era nada en comparación con lo que sentía por dentro. El paisaje le provocaba una sensación de soledad, abandono, lejanía y frialdad. Sus conceptos del mundo habían perdido base y aunque sabía que debía ayudar a Moroha, estaba paralizada. Todavía no recuperaba el color. Estaba decepcionada, triste y furiosa a partes iguales. Enojada con él por lo que escuchó, pero más enojada consigo misma por creerle.

─Reina Bestia ─la sacó de sus pensamientos una voz masculina.

─Contramaestre ─respondió volteando levemente el rostro por sobre el hombro, aunque no sabía si darle la espalda estando herida era una buena idea. Se giró.

─Terminé de enviar a todos a sus obligaciones. Y aunque la última orden recibida por Kirinmaru-sama fue esta, teníamos órdenes anteriores. Y esas eran obedecerla a usted en caso de que a él le pasara algo. Y por lo que tengo entendido, él se encuentra herido en tierra, así que esperamos sus órdenes, Reina Bestia.

Larga vida a la Reina - Fanfic Kirinmaru Towa - UADonde viven las historias. Descúbrelo ahora