Vínculo

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No tenían tiempo de ir hasta el barco porque Towa no lo resistiría, mucho menos aguantaría un viaje a casa de su padre o de su abuela, así que la llevaron al interior de la montaña. Ya dentro del palacio, el Daiyoukai pidió preparar con urgencia una habitación para ambos. Moroha y Setsuna estaban tan preocupadas por la albina que no se percataron de ello y lo tomaron como una sala de primeros auxilios. El Kirin se tendió en uno de los lechos y las chicas pusieron a Towa con cuidado al que estaba más al fondo. Tenían que tratarla con urgencia, Kirinmaru era más fuerte así que aguantaría más tiempo.

─Tenemos que llevarla a otra sala para que pueda desvestirla ─le susurró Moroha a Setsuna.

─Moroha, no te la lleves ─pidió el kirin pelirrojo. Era una mezcla extraña entre una súplica y una orden.

La shihanyou aceptó, pidió a los youkais que le trajeran varias cosas, hierbas medicinales, vendajes fuertes, unas cortinas con las que pudiera separar a su prima de Kirinmaru y una olla llena de carbones encendidos, con un cuchillo dentro. Además, le pidió a Setsuna que la ayudara.

Una vez que las cortinas estuvieron puestas, Moroha desnudó a su prima velozmente, le colocó su ropa como mordaza y sacó el cuchillo al rojo vivo.

─Towa, perdóname por lo que voy a hacer ─suplicó viendo los ojos angustiados de la albina─. Setsuna, sujétala muy fuerte ─la chica agarró con fuerza férrea a su gemela.

Towa mordió fuertemente la tela, soltando un grito cuando comenzó a sentir la hoja caliente del cuchillo cauterizando las heridas más feas y de hemorragias más graves. Más gritos siguieron, pero su hermana no la dejaba moverse. Maldecía esa pelea con toda su alma, mientras la hoja la iba quemando, sudaba copiosamente y se esforzaba por contener las lágrimas.

El youkai, del otro lado de la cortina cerró los ojos y apretó los puños. Pobre niña, pero bien merecido que se lo tenía, por poner en riesgo a las Tierras del Oeste. Los gritos se le hicieron interminables.

Cuando la shihanyou terminó con las heridas mayores, preparó ungüentos e infusiones para tratar las heridas menores. Finalmente aplicó los vendajes. Towa estaba medio inconsciente por la pérdida de sangre y por la tortura que fue el tratamiento. Su prima sugirió no moverla ni vestirla hasta que se hubiera puesto mejor. Setsuna se puso del lado de afuera de la puerta del cuarto para guardarlo, en lo que su prima regresara con preparados que le ayudaran a Towa a recuperar la sangre y la fuerza.

El silencio de la habitación fue roto por el Daiyoukai.

─¿Cómo te sientes?

─Sufrí menos con la pelea de Hikyu que con el tratamiento de Moroha ─trató de bromear la chica. Lo único que se podía apreciar de ambos a través de la cortina, era la silueta.

─Habrás aprendido algo ─le dijo él.

─Juro que no era mi intención traicionarte, Kirinmaru-sama.

─No digas nada ─él se escuchaba furioso.

─¿Quería que Moroha me tratara aquí para gozarse en mi sufrimiento?

─No. No hubiera tolerado saber que estabas sufriendo en otra parte y completamente sola en un lugar llenos de youkai con hambre de tu poder.

Ella se puso triste al medir el tamaño de la estupidez que había cometido. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos. Él descorrió la cortina y se tendió en el suelo, junto a su lecho, mirándola.

A Towa se le abrieron los ojos como platos. Debajo de la sábana y los vendajes, seguía desnuda. Ni siquiera era capaz de moverse para darse la vuelta, hubiera dado lo que fuera por poder darle la espalda, estaba tan avergonzada que no podía mirarlo a la cara.

Larga vida a la Reina - Fanfic Kirinmaru Towa - UADonde viven las historias. Descúbrelo ahora