Letargo

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Después de hablar con el profesor, ellas fueron a realizar algunas compras para el viaje, mientras hablaban del hecho de que Sesshoumaru se hubiera rendido, todavía ninguna era capaz de creerlo. Pero Kirin no tenía ninguna razón para mentir.

─¿No es genial eso? ─le dijo Moroha─. Significa que tu padre te ama mucho. Él debe estar seguro de que tú como su sucesora traerás una era de paz y no se equivoca para nada. Mira todas estas comodidades que tenemos ─comenzó a llenar el carrito de compras de muchas cosas, entre tanto Towa devolvía algunas cosas que no necesitaban, ya que no quería hacer explotar la tarjeta de crédito de su padre.

─Es verdad, esta era es muy tranquila, aunque la contaminación que hay en el aire no me permite identificar todos los olores, tampoco se puede decir que sienta presencias de youkais. Es como una niebla disipándose. Me pregunto qué habrá pasado exactamente para que haya tanta calma ─preguntó Setsuna más para sí misma que pensando en recibir alguna respuesta.

Towa se tocó el mentó pensativa.

─Tengo una teoría ─tomó un producto de un estante y lo comparó en precio con otro─. Kirinmaru-sama dijo que la sangre llama a la sangre. Y que en cada período en que hubo guerras humanas, la sangre derramada atrajo a muchos youkai dispuestos a atacar abiertamente y gobernar por sobre ellos. Pero hace cien años...

─¿Qué pasó hace cien años? ─Moroha miró el semblante de su prima albina llenarse de una expresión de horror.

─Hace cien años este país entró en guerra. Fue la última. Fuerzas extranjeras lanzaron sobre dos ciudades bombas con un poder de destrucción que fácilmente sobrepasaría a los de nuestro padre y Su Majestad juntos.

─Eso no es posible ─Moroha la miraba tratando de descubrir un chiste de mal gusto, pero la chica albina parecía seria.

─¿Las armas humanas de esta era tienen todo ese poder? ─la cuestionó Setsuna─. No me sorprende que los youkai tengan miedo.

─Así es. Muchísima gente sufrió. Después de perder la guerra, se promulgaron leyes que prohibían a este país entrar en conflictos bélicos. Supongo que después de eso, la sangre dejó de llamar a la sangre con tanta violencia y entonces los youkai dejaron de atacar a la luz abierta del día.

─Lo que cuentas parece una historia de horror ─Moroha cargó el carrito de compras con los productos que Towa iba eligiendo─. Sin embargo, hay algo que no me cuadra. Entiendo que Sesshoumaru no esté aquí...

Los rostros de Setsuna y Towa reflejaron dolor. La desaparición de Sesshoumaru representaba el cumplimiento de la premonición de Kirinmaru: que el inuyoukai partiera por los mismos caminos que su esposa humana.

─Lo siento, chicas, no era mi intención herirlas. Lo que quiero decir es, el Rey todavía está aquí. ¿Por qué no hizo nada para detener esos espantosos ataques de humanos?

Las gemelas se miraron, la duda era genuina. Él podría haber hecho algo.

─Sólo él puede respondernos eso ─dijo Setsuna.

─Sin embargo no tenemos tiempo de preguntarle algo como eso. Tenemos que alistarnos ─las presionó Towa, aunque aquella duda se quedó en su cabeza. Si él había podido predecir el ataque de los Cuatro Peligros y la caída actual del Aciago ¿por qué no había hecho algo cien años atrás? Algo le olía muy mal. Tenía un mal presentimiento. Más que eso, algo en el corazón le dolía y no entendía por qué. Kirinmaru y ella no eran cercanos, no debía sobre analizar una pregunta tan estúpida.

Terminaron de hacer las compras, pasaron por la caja y volvieron al edificio.

Ya en casa, Setsuna se puso a practicar el violín mientras veía el hermoso paisaje nocturno de la ciudad a través de la ventana de la habitación. Towa volvió a ponerse con su smartphone y Moroha se puso a curiosear entre los libros dados por Kirinmaru y por el profesor Kirin, buscando respuestas a la duda existencial que tenía. Algo había salido muy mal, podía sentirlo, algo le había pasado al Rey que lo hacía depender de la presencia de ellas en esa era para detener el Aciago, ya que él mismo era incapaz. La hija de Inuyasha nunca había demostrado interés por los libros, pero ahora los devoraba. Algo estaba hiriendo de pronto el corazón de Towa y Setsuna y ella era incapaz de verlas así, tenía que descubrir qué sucedía y de ser posible darle solución con su alma de sacerdotisa sanadora.

Larga vida a la Reina - Fanfic Kirinmaru Towa - UADonde viven las historias. Descúbrelo ahora