Dolor

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Rin abrió los ojos y observó su habitación tenuemente iluminada por algunas lámparas de papel ubicadas ubicadas equidistantes a lo largo del recinto. Como estaba convaleciente, las luces permanecían encendidas por si llegaba a necesitar algo, pero no creía tener necesidad de tal cosa, porque no estaba sola. Su inuyoukai permanecía con ella. Lo observó preocupada, a pesar de saber que él rápidamente y sin problemas debía estarse curando de sus heridas. Pero algo la inquietaba, su respiración no estaba tranquila.

El youkai le tomó una mano cuando ella lo miró.

─¿Qué hora es, Sesshoumaru-sama?

─Es la hora del buey ─era entrada la madrugada.

─Dormí demasiado ─quiso incorporarse, pero él se lo impidió apoyándole con suavidad una mano en el hombro.

─No deberías moverte aun, recibiste un fuerte golpe en la cabeza ─miró el vendaje que ella llevaba en esta zona.

─Entonces, por favor, lléveme usted.

─¿A dónde quieres ir?

─Quiero ver a mis hijas, estoy preocupada por ellas.

─Fueron atendidas por la hija de Inuyasha y con medicina de esa otra era. Tengo entendido que la shihanyou estudió intensivamente medicina con un prominente médico del sur de China. Sus padres tienen inteligencia intuitiva, si ella es similar y aprendió bien, puede que nuestras hijas están en buenas manos, serán fácilmente ayudadas a curarse solas, no debes preocuparte.

─Eso lo sé bien ─observó una cascada pintada en la pared, antes de regresar a mirarlo─. Sin embargo, puedo sentir que sufren más allá de las heridas de batalla, no me pregunte como. Así que tengo que verlas ─se incorporó lentamente, aún en contra de los deseos de Sesshoumaru.

─No vas a hacer caso a mis palabras ¿verdad?

─Así es. Aunque tenga que arrastrarme iré hasta donde se encuentran.

Él no dijo más nada. La levantó en brazos y cargándola, se asomó a la puerta. Allí le gritó a Jaken para que éste abriera. El pequeño youkai verde los miró sorprendido, pero en silencio. Rin lo observó y le sonrió.

─Rin, tus hijas fueron muy amables en atenderme a pesar de que mis heridas no eran graves. Déjame devolverles el favor.

─Les preguntaré qué necesitan para que puedas ayudarlas ─le contestó ella sonriente mientras su esposo la cargaba ya a cierta distancia.

Bajaron escaleras y llegaron al piso donde se encontraba la habitación que había sido habilitada y limpiada para Towa, pero el inuyoukai dejó de caminar mucho antes de que llegasen a la lejana puerta.

─¿Qué sucede? ─preguntó Rin confundida.

─Kirinmaru está aquí ─le dijo él.

─Dioses ─respondió la dama después de procesar la información. No era muy común entrar así a la habitación de una joven, pero considerando que él era extranjero, sus costumbres tal vez eran otras. No consideraba prudente molestarlos, a pesar de que la situación le causaba cierta incomodidad, al no poder pasar tiempo con ella─. Entonces lléveme con Setsuna.

Eso no era muy difícil, porque su habitación era contigua a la de su gemela. Sin embargo, él tampoco caminó.

─Está llorando ─podía oler sus lágrimas saladas.

─Entonces, con más razón lléveme rápido ─suplicó.

La hanyou pelinegra se permitió llorar amargamente por lo que le pasaba, pero de pronto, sintió el olor de sus padres acercándose, así que se limpió la cara con una manga del kimono que le habían preparado y trató de fingir que nada estaba pasando en realidad. Cuando los sintió en la puerta quitó el seguro y les dijo que pasaran. Creyó estar fresca como lechuga.

Larga vida a la Reina - Fanfic Kirinmaru Towa - UADonde viven las historias. Descúbrelo ahora