Transmigración

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Kagome tomó la cara y vistosa comida con los palillos y los puso frente a los labios de Rin para que ella se alimentara cómodamente

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Kagome tomó la cara y vistosa comida con los palillos y los puso frente a los labios de Rin para que ella se alimentara cómodamente. Ya era capaz de sentarse y sus heridas estaban sanando muy bien, no hacía unos minutos desde que había cambiado los vendajes. La sacerdotisa había decidido mudarse allí por un tiempo para vigilar su recuperación y, cuando no la estaba atendiendo, utilizaba el templo improvisado en el palacio para las oraciones de Rin como santuario para sus rituales. Inuyasha había ido con su esposa y no se despegaba de su lado, ya que ni él soportaba a los youkai del lugar ni los youkai lo soportaban a él a pesar de ser príncipe. La pareja había decidido que dejar la aldea de Kaede sería seguro por un tiempo, ya que creían que el blanco de Kuroka eran ellos mismos, por lo que los humanos estarían más seguros sin su presencia. Además, teniendo a Sesshoumaru relativamente cerca, era más fácil planificar qué hacer y dividirse las tareas de patrullaje. La carga era menos pesada para todos y de ese modo Rin siempre estaba acompañada por alguien.

─¿Está segura de que no deben regresar a la aldea para velar por los habitantes, Kagome-sama? ─preguntó la dama desde su mullida y adornada cama─. Tal vez deje de ser blanco de Kuroka y otros youkai, pero aún hay bandidos o samuráis que pueden acechar. También podría haber heridos o enfermos que necesiten de usted.

─No seas malagradecida ─le espetó Inuyasha─. Esos inútiles se las han arreglado para sobrevivir cincuenta años sin nuestra presencia, tolerarán algunos meses.

La dama le sonrió ampliamente, él nunca cambiaría.

─Si no te recuperas bien, Sesshoumaru no podrá concentrarse plenamente en sus obligaciones ─le dijo amablemente la sacerdotisa, acercándole otro bocado─. Aunque nos pese, Musashi para los youkai es parte de la región del Este y sin tu presencia en ella, Sesshoumaru no tiene por qué custodiarla. Eso corresponde a Uruki y los administradores bajo su mando hasta el regreso de Kirinmaru y las niñas.

─Esa es la parte que me da miedo: que al no estar el Rey Bestia, los youkai de la región se tomen libertades peligrosas. Deseo mucho que regresen pronto ─miró a su hija menor, sentada al otro lado de la cama─. ¿Tienes noticias de ellos, Setsuna?

La joven había vuelto hacía menos de una hora de una misión de reconocimiento con un grupo de sus guardias, en la cual habían estado reclutando youkai del territorio para alistarlos en la guerra.

─No aún, madre, deben estar en medio de alguna misión importante ─mintió la hanyou, pero la mentira se le notó en los ojos, en la preocupación.

─No me mientas sólo porque estoy convaleciente en cama. Tengo que saber de tu hermana. Tú sabes lo importante que es ella, no sólo para nosotros o para la región del Oeste. Si corre algún peligro necesito saberlo, de ese modo intensificaré mis oraciones.

─Lo último que supe de mi hermana y Moroha es que irían en una misión al territorio de una deidad hostil a tratar de sustraer flechas poderosas para poder usar el arco que Yan les facilitó en Yangtou. Hablé tanto con Moroha como con Towa en dos oportunidades distintas y las dos estaban muy asustadas.

Larga vida a la Reina - Fanfic Kirinmaru Towa - UADonde viven las historias. Descúbrelo ahora