Culpa

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Sesshoumaru tomó su verdadera forma canina para cargar consigo a sus hijas, su sobrina y a Kohaku y volar de regreso a casa. Towa había sido salvada, pero aún el Kodoku que le habían puesto estaba dentro de ella y el mismo debía ser eliminado a la brevedad para que Zero no volviera a tomar control de ella y el veneno dejara de afectarle. Si su alma volvía a desprenderse, esta vez habría problemas, de modo que no tenía mucho tiempo. Además, tanto él como Setsuna, Kohaku y la hija de Inuyasha tenían heridas muy graves que debían ser también tratadas. Él sin dudas resistiría y se recuperaría rápidamente, pero los demás no.

Kirinmaru lo seguía, volando desde atrás a una distancia prudente, aunque en algún momento se desviaría para saber si sus kashas sirvientes habían sobrevivido. Normalmente no se preocupaba de manera personal por súbditos, pero Uruki había demostrado tener buenas intenciones para con él y Towa y había cargado consigo todo el peso del Este en su ausencia sin pensar en traicionarlo y adueñarse de todo.

─Por favor, tío, regrese hasta el lugar en donde están mis padres, ambos estaban demasiado heridos, necesito ayudarlos ─le suplicó Moroha a gritos por sobre el ruido del viento invernal nocturno, acostada de bruces sobre su peludo cuello, sujetándose de mechones de blanco pelaje plateado abundante.

Sus hijas hicieron eco de tal súplica.

A regañadientes, él hizo lo que les pidieron. Kagome seguía siendo dueña de fuertes poderes espirituales, aunque pudiera estar muy herida, y necesitaba de esos poderes para liberar a Towa del Kodoku.

Kirinmaru encontró el campo de batalla donde el clan se había batido con Touga y buscó en él a la youkai de pelo blanco, la encontró herida en el lugar, pero consciente. Cuando ella lo vio acercarse desde lo alto, se puso de pie. El lugar se había vuelto a cubrir de nieve en pocas horas y hasta ella estaba cubierta y debía sacudirse.

─Lamento haber tardado y no haber asistido a su llamado, estaba recuperándome de las quemaduras.

─Diste todo de ti para enfrentarte a mi propio campo de energía y salvar ese clan, te merecías un descanso. Ella se convirtió en una bola de fuego que derretía la nieve que caía y voló detrás de él.

A su vez, Kirinmaru volvió a rastrear a Sesshoumaru y fue en su dirección. Cuando llegó al sitio, pudo ver cómo el hanyou que era su hermano levantaba en brazos a la sacerdotisa humana inconsciente y saltaba al lomo del gran inuyoukai.

Miró a Towa y su cara le transmitió pesar, ella estaba toda temblorosa, se sentía culpable de lo que le ocurría a la pareja, y a todos los demás. Mientras Sesshoumaru retomaba el vuelo, ella se puso a analizar a Inuyasha, a su tía, a su prima, a su hermana. A diferencia de Moroha ella no sabía nada de medicina, sólo primeros auxilios salidos de su época, pero se notaba en sus manos inquietas que algo quería hacer con todos ellos.

Para el kirin estaba bien. Era propio de una Reina Bestia justa, que se preocupara de su clan antes que de ganar una batalla. En especial sabiendo que necesitaría ayuda de todos para ganar. No era culpable directa de lo que pasaba, pero sabía que, aunque se lo dijera de este modo, ella no entraría en razón. Lagrimeaba bastante, podía oler la sal que escapaba de sus ojos.

Towa no veía la hora de llegar a casa, todos se encontraban en muy mal estado, tendidos sobre su padre como si se tratase de una unidad de emergencias, no sabía a quién atender primero, no tenía nada a la mano que pudiera servirle, las medicinas obsequiadas por Yan estaban a bordo del Tekkosen, mientras que el árbol de las eras, que podría llevarle a obtener medicina moderna, estaba demasiado lejos en Musashi, en las tierras del Este, territorio de Kirinmaru. Su padre volaba muy muy rápido, pero pese a eso no podía dividirse en dos.

Contó los segundos hasta que finalmente llegaron a la zona boscosa que albergaba el palacio.

Sesshoumaru descendió en el patio de armas volviendo a su forma semi humana y depositando a todos con cuidado en el suelo ayudado de sus poderes psíquicos.

Larga vida a la Reina - Fanfic Kirinmaru Towa - UADonde viven las historias. Descúbrelo ahora