Capítulo 56

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El paso de un par de semanas hizo a Elena comprobar la veracidad de las cuestiones que Stella y Sophia le habían originado respecto de su madre. Fue su padre quien averiguó la verdad acerca de la relación existente entre el hombre que le quería ver muerto, Patrick Freedman; y Gianna, la mujer que aún amaba por sobre todas esas cosas.

Elena comprendería a la perfección a la persona a la que las Hermanas Newirth se referían, esa persona que se encargaría de su familia, de los últimos dos miembros que quedaban.

Elena se atrevería a visitar su antigua casa en Arnsdorf y quedarse ahí por un día; un día en que tristemente esperaría la mejor de las noticias por parte de su padre.

Gran parte de los muebles que ahí se quedaron conservaban polvo sobre sus superficies. La jovencita prefería ir a su habitación y quedarse observando a través del vidrio del balcón, el vecindario que ya no era habitado por nadie. Solo la luz del sol y la claridad del cielo, hasta la tarde, le acompañarían mientras su padre no se encontraba en casa.

Una inadvertida e inesperada petición había llegado a oídos de Brayden y lo posicionaría en una situación de suma melancolía y depresión, orillándole a fortalecer una pésima decisión fruto de ello.

—Ella en realidad nos quería hacer daño —dijo Elena a su padre, mientras apreciaba la vista de parte de su vecindario.

—Pero dudo que se haya atrevido a hacerlo —dijo Brayden, detrás de ella, embriagándose sobre una silla de madera.

—Hizo muchas cosas conmigo. Ella me drogaba sin saber el daño que me hacía. Se atrevió a golpearme y a poner mi vida en riesgo. Stella tenía razón, mi mamá no me ama.

—Estoy seguro que en el fondo lo hace... Aún espero el día en el que volvamos a como era antes. Irnos de aquí y viajar sería lo mejor.

—Ya no hay manera de regresar, padre. Si ella nos acompaña no será lo mejor.

—Hija, has estado muy estresada —comentó, buscando la manera de despojarla de esa terrible visión hacia su madre—. Debes descansar.

—Aún no llega la noche. Cuando hoy llegue podré descansar tranquila. Estaré tranquila después de que sepa que lo lograste.

—¿Lograr qué?

—Lo que más deseo ahora. Más que nada en el mundo. Sé que puedo contar siempre contigo.

—Para siempre, princesa —dijo. Se levantó de la silla y continuó—: Pídeme lo que quieras.

—Mata a mamá —respondió en un susurro.

La desasosegante petición de su hija, debía ser ejecutada sin problema alguno; sin embargo, el amor de por medio le atormentaría y le posicionaría en la decisión más difícil de su vida.

Dejándose llevar por el mismo amor hacia su hija, más fuerte incluso que el de él hacia Gianna, Brayden localizó a esta última y la abdujo para llevarla a Dittersbach, en donde conseguiría sacar provecho de la repentina zozobra que le invadiría.

Dentro de la misma habitación en donde Brayden había asesinado a Libby y a su esposo, despertaba Gianna, y frente a ella advertía la presencia de quien le ató con cadenas a un largo tubo de metal que atravesaba el techo y el suelo. Ella yacía de pie al igual que él.

—¿Brayden? —preguntó extrañada al verlo. El motivo de su extrañeza se debía al inexplicable atuendo y al largo cuchillo que él constantemente se pasaba de una mano a otra—. Ayúdame a salir de aquí.

—De ninguna manera, Gianna. —Se acercó a ella para oler su perfume.

Ella comenzaba a forcejear con las esposas que la mantenían al tubo. Repugnada ante el hedor a alcohol de Brayden, inclinó la mirada.

GUÍAME CON UN SUSURRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora