Recuerdos

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Elsa le sonrió a ese gato que dormía plácidamente sobre su almohada, mirándose tranquilo aun cuando su ojo derecho ya no estaba con él. Dejó de mirarlo al guardar la ropa que le faltaba para irse con su padre el día de mañana, recordando no haber olvidado algún pendiente antes de irse durante tres semanas.

Se sentía tranquila al recordar cómo Arturo se ofreció a reemplazarla durante su ida a esa vieja casa en el bosque, dejándola irse su jefe al saber que ese rubio iba a ser quien se encargaría de los alumnos de Elsa, sintiendo que los dejaba en buenas manos, en las manos de su mejor amigo. Terminó de empacar su ropa y cerró su maleta al ya tener todo listo para mañana, mirando una vez más esa habitación que compartía con el hombre que sería su futuro esposo.

Suspiró al sentirse cansada por el recuerdo de su futura boda, sentándose en el borde de la cama, fijando su mirada hacia esas dos maletas que estaban a su lado. Se tomó un momento para pensar en todo lo que estaba haciendo y si estaba haciendo lo correcto, negando con su cabeza al comenzar a idear una mentira para cancelar el matrimonio, pero simplemente esa idea la desechaba al llegar a su mente los rostros de sus padres y el de sus suegros; sintiéndose una vez más con las manos atadas al no querer decepcionarlos por ese sentimiento de no querer estar con él.

Dejó esas dos maletas junto a la puerta, volviendo a la cama y acostándose a un lado de su nueva mascota, acariciándola con delicadeza al no querer despertarlo, sonriendo al verlo dormir plácidamente al sentirse tranquilo, a salvo en su nuevo hogar. Lo acercó delicadamente hasta su cuerpo, durmiéndose a su lado al sentirse tranquila con tenerlo en su vida; sin siquiera haber esperado a su prometido, quien llegó minutos después al departamento.

John encontró el departamento a oscuras al Elsa estar en la habitación, dejó su portafolio en uno de los sofás y fue hasta la habitación, encontrándose allí a su prometida durmiendo plácidamente. Se podía notar su disgusto al ver allí a ese gato que no le agradaba al sentir que veía su pelo por todo el lugar, molestándole aún más el verlo en su lado de la cama y ocupando el lugar que le correspondía, siendo este a lado de esa hermosa rubia.

Se tentó a tomarlo y quitarlo de la cama, pero al final no lo hizo al saber que eso solo ocasionará que tuviera alguna discusión con Elsa, quedándose para él las ganas de echar de su casa a ese animal tuerto. Se cambió su ropa al quitarse su traje y se colocó un pantalón de pijama gris y una camiseta negra sin mangas, acostándose a un lado de su prometida con total delicadeza al no querer despertarla de su sueño.

Movió al gato con suavidad al llevarlo a los pies de la cama, dejándolo junto a Elsa y teniendo con ello el espacio suficiente para poder estar cerca de ella, pasando uno de sus brazos por la cintura de la rubia, pegando su pecho con la espalda de Elsa al querer tenerla más cerca, escondiendo su rostro en el cabello de su amada al saber que ya no volvería a dormir a su lado durante tres semanas. Cerró sus ojos al quedarse dormido después de unos minutos, sin haberse percatado que la rubia había despertado y que apartaba el brazo de él de su cuerpo, deslizándose unos centímetros al querer estar alejada del cuerpo de su prometido, sintiendo que podía respirar con tranquilidad al tener algo de espacio.

A la mañana siguiente.

John toqueteó el lado vacío de la cama al querer sentir el cuerpo de su prometida, abriendo sus ojos al sentir ese lado vacío, frunciendo su entrecejo al ver que estaba solo en la habitación. Estiró su cuerpo y se levantó de la cama, saliendo de allí y viendo que Elsa, estaba metiendo a ese gato negro en una pequeña jaula al decidir llevarlo con ella en su viaje, sonriéndole al dejar a un lado de su cuerpo una bola de estambre que le serviría para entretenerse en el largo trayecto que le esperaba a lado de su padre.

—Buenos días —bostezó John.

—Buenos días —Elsa miró como su prometido se dirigía al baño, dejándola unos momentos a solas antes de que saliera después de haber cepillado sus dientes—. Será mejor que me vaya.

DesiderátumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora