Promesa

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Los ojos de Elsa se abrieron lentamente con el inicio de un nuevo día, mirando todo con borrosidad al aún no tener las fuerzas para poder despertar. Escondió su rostro en la espalda desnuda de Jack al aún no querer levantarse de esa cómoda cama que compartía a lado de su novio.

Miró la posición en la que se encontraba: percatándose que su pierna derecha estaba sobre las de Jack, uno de sus brazos envolvía la parte baja de la espalda de él, encontrándose su mejilla sobre la piel fría de su novio al usarlo como un tipo de almohada, agradeciendo en bajo cuando se percató que no había alcanzado a dejar saliva sobre su él. Sonrió al verlo aún dormir plácidamente al saber que al despertar allí estaría su rubia, a su lado como hace años.

Elsa se sentó sigilosamente en la cama al no querer despertarlo por verse este tan tranquilo en su mundo de ensueños. Permitiéndose apreciar el rostro de su amado al este seguir con sus ojos cerrados, permitiendo que sus largas pestañas rozaran con sus pómulos, su boca estaba entreabierta, dejándole ver esos blanquecinos dientes que poseía, su cabello desordenado caía sobre su frente y cubría gran parte de su nuca, llegando a rozar las puntas con la piel de su espalda, bajando así su mirada y ver esa parte de su cuerpo descubierta.

No pudo evitar dejar escapar un suspiro al verlo dormir bocabajo, mirando como sus brazos parecían estar más anchos al tener sus manos y antebrazos debajo de la almohada. Sonriendo al guardar en su mente esa imagen de él durmiendo en esa posición, siendo la primera vez que Jack dormía a su lado sin tener nada que cubriera su pecho.

Se tomó unos minutos más para guardar a la perfección esa imagen en su cabeza al querer dibujarla en cuanto decidiera dejar de verlo y comenzara a dibujarlo. Lamentando el tener que levantarse de la cama para ir por una libreta y un lápiz, siendo sumamente cuidadosa al momento de salir de esa cómoda cama, caminando en puntas al no querer que el ruido de sus pies descalzos arruinaran el sueño de su señor.

Recordó que Jack había guardado su libreta dentro del cajón de la mesita de noche, apresurándose a sacarla de ese lugar al no querer que esa imagen tan bella se fuera de su cabeza. Tomó su libreta, lápiz, sacapuntas y un borrador antes de bajar por las escaleras, haciéndolo lo más lento posible; logrando no haber hecho un solo ruido.

Dejó las cosas sobre la mesa al querer primero hacer sus necesidades y lavar sus dientes, aprovechando ese momento en el baño para poder verse al espejo y sujetar su cabello en una alta coleta, previniendo cualquier inconveniente que la distraiga de dibujar a su señor dormido. Salió del baño y de inmediato se sentó en esa silla que estaba posicionada en la cabeza de la mesa, apresurándose a comenzar con ese dibujo que sentía que sería perfecto al sentirse tan inspirada.

Los minutos pasaron tan rápido para Elsa que no se percató que estuvo más de una hora sentada sobre esa silla al estar emocionada por ese dibujo tan detallado. Sin siquiera percatarse que Jack estaba despertando en ese momento, frunciendo su entrecejo cuando vio ese lado vacío de la cama en donde se suponía que debía estar su rubia, hundió su rostro en la almohada, maldiciendo en bajo al ver ese sol brillar con fuerza afuera de su casa, como si este estuviera molestándolo y obligándolo a levantarse.

Apartó ese edredón que cubría sus piernas, caminando con pesadez hasta esas escaleras en donde pudo ver a Elsa de espaldas, percibiendo el olor a leche, mermelada de fresas y pan tostado al bajar por esos escalones de cristal. Se acercó sigilosamente hasta donde estaba su novia, viéndose esta tan concentrada en lo que hacía que no escuchó el sonido de esos pies descalzos acercarse hasta donde estaba.

—¡Maldita sea! —susurró Elsa al sentir las frías manos de su señor sobre sus hombros, dando un pequeño salto en su silla por la impresión—. Me asustó, señor Jack.

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