Elsa miró un momento la pantalla de su celular, dudosa al no querer llamar a su prometido al ver los miles de llamadas perdidas que él había dejado durante su ausencia. Mordió su labio inferior al bloquear la pantalla de su teléfono, dejándose caer sobre su cama al sentirse cansada por la idea de tener que hablar con John.
Puso sus ojos en blanco cuando su celular comenzó a sonar, no necesitó ver la pantalla para saber qué se trataba de su prometido. Limitándose a sólo responder al ya no querer seguir escuchando como su celular no dejaba de sonar.
—Hola John —respondió Elsa.
—¿Se puede saber por qué no respondes mis llamadas? —preguntó molesto—. ¿Tienes idea de lo preocupado que me siento cada vez que no hablo contigo?
—Lo siento, hoy salí y olvidé mi teléfono.
—¿A dónde fuiste?
—Por allí, solo caminé por el pueblo, no tienes por qué preocuparte —respondió con fastidio ante las quejas de él—. Además, ya te dije que no soy una niña. Puedo cuidarme sola, así que te pido que dejes de preguntar a dónde voy o qué estoy usando.
—Tengo derecho —dijo John con hosquedad—. Te recuerdo que soy tu prometido.
—Eres mi prometido, no mi jefe o mi dueño para que siempre deba decirte cada maldita cosa que hago —contestó, sentándose en el borde de la cama—. John, entiende que no está bien que quieras controlarme a cada momento. No soy de tu propiedad, soy tu novia, no una esclava que debe obedecer todo lo que ordenas.
—¿Eres mi novia? Entonces comienza a comportarte como una —sentenció—. ¿Crees que me gusta que estés lejos de mí? ¿Qué estés en un lugar en donde no sé si estás bien? ¿En dónde no puedo protegerte si alguien te quiere hacer algo malo? Elsa, ya no eres una niña. Comienza a comportarte como una mujer y respétame.
—Te respeto John, eres tú el que no me respeta a mí —contestó, levantándose de la cama—. Siempre debo hacer lo que tú quieres, debo vestirme como tú quieres para que no te molestes, debo enviarte fotos de mí para que no pienses que estoy haciendo algo malo. John, esto no está bien, nuestra relación no es sana.
Elsa se sintió bien consigo misma al poder decirle lo que sentía, recordando las palabras de Jack, siendo esa tal vez su motivación para decir todo lo que sentía. Asintió con su cabeza al sentir que estaba haciendo lo correcto y que está vez ya no debía quedarse callada ante las palabras de John, era momento de decir todo lo que llevaba dentro desde hacía varios años.
—John —llamó Iduna, estando al otro lado de la línea—. Dile a Elsa, que le mandó saludos y que me informe del estado de su padre.
—Claro que sí, Iduna —respondió John con una sonrisa—. Tu madre quiere saber de la salud de tu padre.
—¿Estás con mi madre?
—Sí, vine a traerle algo de comer ya que sé que tiene mucho trabajo y que comerá sola, no quería dejar a tu madre sola mientras tú te estás divirtiendo allá —dijo con frialdad—. Dices que nuestra relación no es sana, pero te equivocas, yo hago todo lo posible para que estemos bien, eres tú la que quiere arruinar lo hermoso que tenemos. Yo he venido a ver a tu madre desde que te fuiste, te he llamado todos los días mientras que tú solo evitas hablar conmigo. Incluso siento que está ha sido la conversación más larga que hemos tenido desde que te fuiste.
—John...
—Estoy con tu madre, así que pondré el altavoz para que ella pueda escuchar lo que me tenías que decir —comunicó, colocando el altavoz—. Adelante, ahora puedes decirme lo que quieras. Te escuchamos.
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Desiderátum
RomanceSegunda parte de Híbrido. No leer si no has leído la primera parte ya que la sinopsis contiene spoilers.