Elsa se quedó en silencio en su habitación, pensando en todo lo que había vivido ese día. Recordando los brazos de Jack alrededor de su pecho, abrazándola con fuerza al ver que estaba pasando por un mal momento al recordar a su prometido. Bajó su mirada y acarició su pecho con una de sus manos al todavía ser clara la sensación de ese abrazo por la espalda.
Una pequeña sonrisa se hizo presente cuando recordó con exactitud las palabras que le había susurrado sin poder creer que se sintiera tan feliz por ello. Sintiéndose confundida al no entender porque su cuerpo reaccionaba de esa manera, y por qué se sentía tan feliz, cómoda y sobretodo libre cuando estaba a lado de ese albino que solo había conocido hace pocos días. Sintiendo que podía ser ella misma a su lado y que no debía ocultarse o fingir una sonrisa como cuando está al lado de sus padres o John.
Dejó de pensar en Jack cuando su celular comenzó a sonar varias veces, obligándola a girar la cabeza y ver ese celular sobre su mesita de noche, haciendo este ruido con la vibración que daba cada vez que los mensajes de John, finalmente llegaban a Elsa, a esta haberlo encendido después de varias horas. Tomándolo y ver con sorpresa las miles de llamadas perdidas que tenía y los cientos de mensajes de ese rubio en donde solo le decía lo preocupado que estaba por ella y que lo llamara.
Suspiró cansinamente al tomar su celular y llamar el número de prometido al no querer preocuparlo más de lo que ya estaba. Levantándose de la cama y caminando hasta el balcón, mirando la hermosa noche que había en ese momento y que la hacía sentir tan tranquila al solo escuchar el canto de los grillos y a los búhos a lo lejos, sonriendo por poder estar en ese momento allí.
—¿Dónde estabas? —preguntó John—. ¿Sabes lo preocupado que estaba por ti?
—Lo siento, John —respondió Elsa—. Es solo que hoy salí muy rápido de la casa y olvidé mi celular en la mesa, perdón por haberte preocupado.
—Te estuve llamando a ti y a tu padre y ninguno de los dos me respondió —dijo con hosquedad—. No quiero que vuelvas hacer esto, Elsa. Todo el día estuve preocupado por ti, mientras tú salías a quién sabe qué lugar y a quién sabe dónde.
—Solo salí un momento al bosque —confesó con fastidio—. No iba a quedarme todo el día encerrada en la casa mientras mi padre escribe, entiende que aquí es donde crecí y hacía mucho tiempo que no estaba aquí.
—No me gusta que estés caminando sola en el bosque. ¿Qué no sabes que en esos lugares es donde hay hombres que te pueden hacer daño? Elsa, yo no estoy allí para protegerte, no sabré si tal vez un cazador que esté en ese lugar te vea y te quiera hacer algo, debes dejar de ser tan irresponsable —gruñó, pasando con fastidio una mano por su rostro—. No quiero que te pase nada malo, así que no vuelvas a dejar el celular cuando estés allí, necesito saber que estás bien o de lo contrario tendré que pedirte que regreses aquí en donde yo puedo protegerte.
—John, ya no soy una niña que necesita que la protejan —discutió, bajando su mirada—. Estoy bien en este lugar, nada me ha pasado e incluso soy feliz al salir a caminar aquí. Me gusta poder hacer lo que quiera sin miedo a que me pase algo, John, debes dejarme vivir tranquila.
—Yo te dejo vivir tranquila, pero tú a mí no. Siempre haces que me preocupe por ti y sé muy bien que ya no eres una niña, pero es normal que un hombre que está enamorado quiera proteger a la mujer que ama de algún peligro —le dijo con hosquedad—. Y si para eso necesito que dejes de hacer las cosas que te gustan, lo haré. Prefiero que me odies por no dejarte salir al bosque en donde te recuerdo que, hay varias bestias que podrían atacarte en cuestión de segundos, a permitirte que estés caminando libremente por ese lugar en donde podrías salir lastimada. No olvides que solo fuiste a ese lugar a cuidar a tu padre, no para que estés explorando todo el lugar.
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Desiderátum
RomanceSegunda parte de Híbrido. No leer si no has leído la primera parte ya que la sinopsis contiene spoilers.