Inglaterra octubre de 1709
Susan le sonreía con ternura a la niña que la toma de la mano, admirando la albina a esa pequeña dar ligeros brincos con cada paso que daba a la panadería de sus padres. Vio como el cabello castaño de Valka subía y bajaba con cada salto, sus verdes ojos parecían brillar cuando vio a lo lejos la panadería de sus padres, soltando por reflejo la mano de la mujer que la acompañaba para ir corriendo hasta donde ellos estaban.
—¡Valka, espera! —pidió Susan, tomando el largo de su vestido—. No corras.
Se sintió con la libertad de correr detrás de esa niña por ver que no había nadie cerca, corriendo con algo de dificultad por ese largo vestido color crema que llevaba en esa oscura noche. Un suspiro de alivio salió de la boca de la albina por ver que esa pequeña de siete años se detuvo de un momento a otro, fijando su mirada hacia un callejón oscuro en donde solo se podían ver las siluetas de una pareja.
—Valka, te pedí que te detuvieras —dijo la mujer, deteniéndose a lado de la niña—. ¿Por qué no me escuchas?
—Señorita Susan, ¿ese no es el hombre con el que usted está frecuentemente?
Susan volteó su cabeza hacia ese callejón en donde solo se podían distinguir las siluetas de Pitch y de una mujer. El corazón de la albina dolió por ver que ese pelinegro estaba en ese lugar con otra mujer, tragando saliva con pesadez por ver a esa mujer acorralada entre la pared y el cuerpo de él, sonriendo con descaro por la cercanía de ese vampiro que consideraba el caballero más atractivo que nunca antes había visto. La licántropa notó que uno de los brazos de él estaba sobre la cintura de esa damisela, mientras el otro reposaba sobre la pared, dándole una sonrisa coqueta a la mujer que fingía timidez.
—Podrían descubrirnos —susurró con una sonrisa la joven—. No creo que sea buena idea hacer esto aquí.
—¿Me ha sugerido que vayamos a otro lugar en donde tengamos privacidad? —preguntó con una sonrisa, acercando más sus labios hasta el cuello de ella—. ¿Crees poder resistir hasta ese momento?
La mandíbula de Susan se tensó por ver como esa larga y pálida mano subía lentamente de la cintura de la joven hasta llegar a su pecho, el cual mostraba un evidente escote, toqueteando con las yemas de sus dedos esos pechos rosados que hizo estremecer a la damisela por sentir ese tacto frío. No pudo evitar seguir con la mirada esa mano, viendo que llegó hasta el cuello de ella, abarcándolo casi por completo como si esta fuera una pequeña muñeca, apresurándose la albina en cubrir los ojos de Valka antes de que ella viera como Pitch bajó su dedo pulgar solo para besar y pasar su lengua en la piel de la rubia, escuchándose un gemido.
—Vámonos —ordenó Susan, obligando a Valka a mirar hacia adelante.
—¿No piensa decirle algo por sus actos impúdicos? —preguntó la niña, volteando a ver a esa albina por encima de su hombro—. Creía que él sería su esposo.
—No, Valka. El caballero y yo no tenemos ningún tipo de relación, no es tan siquiera alguien a quien podría llamar amigo, es un simple conocido que puede hacer lo que le plazca con cualquier otra mujer —respondió Susan con voz tranquila—. No tengo alguna autoridad para desaprobar su comportamiento con la dama, él es libre de hacer lo que desee.
—¿A usted le atrae el caballero, señorita Susan?
—Eso no tiene relevancia, como te he dicho anteriormente: Él puede hacer lo que le plazca con la damisela, entre nosotros no hay ningún tipo de relación que amerite el recriminarle tales actos con la dama —Susan tomó de nuevo la mano de Valka, tratando de no seguir oyendo los gemidos de la mujer cada vez que Pitch besaba su cuello—. Debemos irnos, tus padres nos esperan.
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Desiderátum
RomanceSegunda parte de Híbrido. No leer si no has leído la primera parte ya que la sinopsis contiene spoilers.