Elsa sentía que los días pasaban con demasiada lentitud durante esos once días en donde tuvo que quedarse encerrada dentro de esa casa que pertenecía a Aster y Mavis, sin poder hacer nada más que leer los cientos de libros que tenía esa familia de vampiros, tratar de tocar el piano sin haber tenido éxito y solo consiguiendo que su prometido se burlara de ella por no conseguir tocar una melodía tan simple, resignándose a quedarse dentro de esas paredes en donde los únicos que sabían que ella y los mellizos seguían con vida eran los mismos que habitaban a su lado.
Agradeció cuando finalmente llegó el día de su boda, ayudándola Mavis a llegar a la casa de sus padres en donde fue recibida por John con una gran sonrisa, logrando ver las dos mujeres como Iduna le ordenaba a los meseros y empleados que había contratado el mover las mesas y sillas para los invitados, ignorando incluso la llegada de su hija y de esa vampiresa; apresurándose a subir hasta la antigua habitación que había pertenecido a la rubia, siendo la pelinegra la encargada de dejar sobre esa abandona cama la caja con ese gran vestido que usaría en ese hermoso atardecer.
Después de algunas horas en donde Iduna sentía que el tiempo se iba volando y que aún no estaba todo como ella quería; las personas comenzaron a llegar a ese hogar en medio del bosque, siendo recibidos por John quien los esperaba de pie frente a la puerta con una gran sonrisa por ser la noche en la que se casaría finalmente su hija con ese albino que ella había elegido como hace años había hecho antes, negándose a pensar que estuvo a punto de arruinar la felicidad de ambos por su miedo a que esté le hiciera daño.
Tadashi portaba un elegante traje gris, sin corbata y con los primeros botones de esa camisa blanca abiertos, permitiendo que las personas vieran algo de la piel pálida de su pecho; su brazo derecho lo utilizaba para cargar a ese pequeño bebé que era idéntico a él, usando Russell un pequeño traje gris que hacía juego con el de su padre, pareciendo en los ojos del castaño una copia pequeña del amigo de su hija. Merida caminaba a lado de su esposo, tomando la mano que no era utilizada y necesitada por su hijo, mirándose hermosa en un largo vestido de lentejuelas verde de tirantes y sin mangas, haciendo que combinara con el color de sus ojos, arrastrando de la parte trasera ese elegante vestido por el piso, resaltando su pierna derecha por esa abertura que tenía esa prenda de ropa, permitiéndole a John ver esos altos tacones blancos que llevaba en esa noche.
John les dio la bienvenida a su hogar a esa pareja que había sido la primera en llegar, recibiendo un agradecimiento por parte de estos e invitándolos a pasar al patio trasero en donde estaba su querida esposa. El hombre volvió a mirar hacia el frente cuando escuchó otro automóvil estacionándose afuera de su hogar: mirando salir de ese viejo automóvil blanco a Miguel con una radiante sonrisa; llevando puesto un pantalón de vestir negro, una camisa blanca que también estaba abierta de los primeros botones, unos gastados tenis negros y un chaleco del mismo color que el de su pantalón. Una sonrisa se hizo presente en los labios de John cuando Miguel agradeció por la invitación, golpeando el hombro del señor con algo de fuerza antes de entrar sin esperar a que el padre de su amiga lo autorizara. Reuniéndose así con sus amigos.
El hombre masajeó la zona que había golpeado el amigo de su hija, notando lo diferentes que eran Miguel y Tadashi, pero aun así eran muy buenos amigos desde hace varios años. Dejó de pensar en esa amistad que tenía cero compatibilidades cuando otro automóvil se estacionó afuera de su casa, mirándose un tanto asombrado cuando vio bajar de ese automóvil rojo a Arturo, usando un traje rojo, una camisa, corbata y zapatos negros; él caminó hasta donde estaba John, abrazando al padre de su amiga al sentir que tenía años que no veía a algún integrante de esa familia.
—Buenas noches, señor —dijo Arturo, separándose de John—. Es un gusto volver a verlo.
—Lo mismo digo, muchacho —respondió John con una sonrisa, dejando su mano en el hombro de él—. ¿Cómo has estado? ¿Cómo está tu familia?
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Desiderátum
RomanceSegunda parte de Híbrido. No leer si no has leído la primera parte ya que la sinopsis contiene spoilers.