Salvadora

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Jack apreció como todos esos vampiros y ese licántropo se quedaron callados mirándolos a él y a su esposa, sin aún estos haber soltado sus manos. El albino tuvo que soltar la mano de su esposa, encaminándose unos pasos más hasta llegar frente a esos vampiros que no dudaron en acercarse hasta donde estaba ese híbrido que consideran su líder.

—Tooth, Jaime y Alberto, son los mejores con las dagas, bō y pistola —informó Jack, viendo a todos esos vampiros que estaban de pie delante de él, escuchando cada palabra que decía—. Así que ellos podrían enseñarles cómo usar esas armas a las personas que aún no tienen algo con qué defenderse.

—Lo que usted ordene, mi señor —añadió Jaime—. Pero, ¿usted no quiere algún arma? Nosotros estaríamos encantados de ayudarlo a entrenar con lo que usted desee.

—Yo ya tengo un arma, no necesitas preocuparte por mí, preocúpate por ti y por tu hermana —dijo con frialdad, sonando más como una orden en vez de un consejo—. Quiero que entiendan algo. El día de la batalla contra Drácula, estarán solos, yo no puedo protegerlos a todos y ver que a ninguno les pase algo malo, así que necesito que entrenen más, que no vayan a depender demasiado de mí en esos momentos. Yo haré todo lo posible para ayudarlos si los veo en problemas, pero entiendan que yo no puedo estar en todos lados, tienen que valerse por sí mismos, ¿quedó claro?

—Como usted lo ordene —dijeron todos, siendo Adam, Flynn, Hiccup y Shank los únicos que se quedaron callados.

—Bien, antes de empezar con el entrenamiento, quiero que conozcan a Adam, creo que muchos lo conocerán más como el primer híbrido o el hijo de Vladislaus —informó, mirando de reojo como Adam se acercaba hasta él, quedándose de pie a su lado—. Adam va a pelear con nosotros.

Todos se miraron sorprendidos —con excepción de Tooth— por saber quién era ese castaño, apresurándose todos a colocarse de rodillas ante esos dos híbridos, bajando su cabeza sabiendo muy bien todos la historia y fuerza que poseía Adam. Flynn y Shank imitaron lo que los demás vampiros hicieron al saber perfectamente bien la fuerza que tenía ese vampiro, siendo Hiccup el único que no se le arrodilló.

—Estamos frente a dos jinetes del apocalipsis —susurró Alberto con emoción, golpeando con su codo el brazo de Luca.

—¿Podría ver la forma en la que entrenan? —preguntó Adam.

—Vayan a entrenar —ordenó Jack, siendo obedecido por todos.

Los azules ojos de Adam miraban a su amiga entrenar con esa chica de baja estatura con el nombre de Emma, desviando su mirada hacia Jaime y Luca, viéndolos pelear con esos bastones, dejando de verlos para ahora fijar su atención a Alberto, viendo que les mostraba a Miguel y Tulio el cómo disparar. Astrid en compañía de Shank, miraban como esas dos castañas peleaban con esas filosas dagas, emocionándoles la idea de usar un arma similar a las de ellas, siendo Flynn y Hiccup los últimos que eligieron quedarse de pie a un lado de esos vampiros que peleaban usando su bō.

—¿Qué arma utilizas tú? —preguntó Adam, sin poder apartar su mirada de esas dos castañas.

—Una espada —respondió tajante Jack—. ¿Por qué?

—No quiero que lo tomes a mal, pero ninguno de ellos es rival para mí —confesó, cruzándose de brazos sin dejar de ver a su amiga—. Me gustaría entrenar contigo, siento que tú eres el único que está un poco a mí nivel.

—Yo entreno solo o con mi esposa.

—Bien —susurró el castaño—. Entonces, le diré a tu esposa que entrene conmigo.

Adam giró sobre sus tobillos, dando solo un par de pasos antes de ser detenido por Jack, bajando su mirada por reflejo a esa pálida mano que lo sostenía del brazo con un tanto de fuerza, dejando de ver ese agarre al levantar sus zafiros ojos. Apreció en ese instante el perfil de Jack: notando que ese albino aún miraba como esos vampiros entrenaban.

DesiderátumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora