Desiderátum

Arma

—Entra —ordenó Jack.

Elsa se quedó de pie afuera de esa casa en donde vivirían los últimos meses, mirándola con algo de asombro por considerar hermoso el lugar en donde pasarían su noche de bodas.

La casa era algo grande y a la vez era moderna, sus paredes tenían un color tan blanco que incluso llegó a creer Elsa que no había pasado mucho tiempo cuando la pintaron de ese color, coincidiendo con el color de la nieve. Ese hogar tenía dos pisos, llamándole la atención que en el piso de arriba hubiese un gran balcón en donde podría ver perfectamente bien el paisaje del bosque, del gran lago e incluso de las altas montañas que había detrás de su nueva casa; los largos ventanales dejaban expuesto el interior oscuro, viendo con eso los pocos muebles que se hallaban adentro.

Elsa no podía dejar de mirar su nueva casa al comenzar a caminar hasta la puerta principal, escuchándose el sonido de la nieve con cada paso que la hacía acercarse hasta donde estaba su señor de pie. Se adentró a ese oscuro lugar que fue iluminado casi al instante cuando Jack encendió las luces para ella.

—Explora la casa —dijo Jack—. Yo sacaré las cosas del auto.

Solo respondió con asentimiento de cabeza al tener su concentración ese nuevo hogar, notando al instante que Jack había jugado con los colores negro y blanco, siendo esos dos colores los que estaban en todo momento presentes.

El piso era de un mármol blanco, haciendo juego con el color del techo por este también tener esa tonalidad. Caminó unos pasos hasta llegar a la sala, encontrándose allí tres sillones de un color negro, teniendo encima algunos cojines de color blanco, mezclándose bien ese par de colores. Había una alfombra oscura debajo de ellos y de esa mesita de centro que, era de cristal y que sus patas eran de un color blanco; encima de está había un par de libros y un jarrón que contenía unos tulipanes violetas, siendo ese otro color que había allí.

Enfrente de esos asientos había una gran chimenea que parecía estar adherida a la pared, siendo esa pared la única que tenía un color negro y que su material era de mármol, cubriendo la leña una clase de ventana de cristal. Caminó unos pasos más hasta llegar a esa estantería —que también era de cristal— la cual se encontraba a un lado de esa elegante chimenea; leyó los títulos de alguno de los libros, siendo algunos de paternidad, otros de vampiros y también de hombres lobo.

Se abrazó a sí misma, subiendo un poco más ese saco negro que llevaba puesto, siendo esté propiedad de Jack. Su cuerpo se giró y vio con detenimiento ese gran cuadro que estaba encima del sillón más grande, reconociendo esa pintura con el nombre de El beso, pintada por Gustav Klimt.

El sonido de sus tacones resonó por toda la casa, volviendo a caminar hasta llegar a esa elegante cocina en donde solo había color blanco en los estantes y gabinetes por ser estos también de mármol. La mesa del comedor era blanca, pero las sillas eran de color negro, volviendo a llamar su atención el ver a un lado del comedor esa ya conocida pintura con el nombre de Viva la vida, siendo pintada por Frida Kahlo. Comenzando a notar que Jack había colocado esas pinturas para ella, sabiendo que a Elsa le gustaba ver y admirar ese tipo de arte.

Sonrió saliendo de la gran cocina, caminando hasta quedarse a un lado de esas blancas escaleras de mármol, teniendo en su lado derecho una pared de cristal, mientras el lado izquierdo tenía esa pared de color blanco. No lo dudó cuando subió por esos escalones que tenían a su lado unas pequeña y circulares luces que estaban pegadas a la pared, iluminando cada escalón, evitando con eso algún accidente en la noche. Llegando hasta el piso de arriba y viendo todo el lugar oscuro.

Sus pies caminaron hacia esa dirección en donde estaban cuatro puertas, abriendo la que estaba al fondo y encontrar una habitación en completa oscuridad, abriendo las otras puertas en donde encontró otras dos habitaciones más y un gran baño de un color blanco y no gris como ese trío de habitaciones.