Vampiros

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—Y, además, está simple humana es la que lleva en el vientre al hijo de Jack.

Esas palabras que había dicho la rubia en un momento de celos, fue vista y escuchada por cierto cuervo que reposaba sobre una de las ramas de un gran árbol, abriendo sus alas una vez que escuchó esas palabras que llevaría a Drácula.

El cuervo se detuvo frente a una ventana de una vieja casa, pensando cualquiera que ese lugar estaba deshabitado al nunca haber visto a alguien entrar o salir de ahí, solo notando algunos vecinos que siempre estaba ahí ese cuervo, ese animal que entraba a ese lugar como si fuese su hogar. Sin ninguno sospechar que ese animal estaba siendo hipnotizado para que todos los días vigilara a Jack, esperando el momento perfecto para atacarlo.

Una pálida mano con largas uñas se levantó en cuanto vio a ese oscuro animal, contemplando esos brillantes ojos azules como el cuervo reposó sus patas —con garras— sobre la mano de ese vampiro, sin estar consiente de cómo Drácula veía sus pensamientos, abriéndose esos ojos de par en par al saber que Elsa estaba esperando un hijo de Jack, que esa débil humana que siempre consideró insignificante: iba a ser ahora su objetivo. No le permitiría nacer a ese bebé que ella esperaba, no iba a permitir que alguien que tenía la sangre de Susan Murphy llegara a este mundo. Esta vez ya no era Jack su objetivo, ahora era esa débil humana.

Esperó a que la noche llegara para salir de su hogar, siendo acompañado por ese trío de vampiros que le eran leales, caminando sin inmutarse cuando ese cuervo se colocó sobre su hombro, siéndole de alguna manera leal a Drácula por esa hipnosis que le colocó el vampiro. El cuarteto de vampiros caminó hasta ese bosque, desviándose de su objetivo cuando Drácula percibió cierto olor familiar, caminando con una gran sonrisa hacia donde estaba esa chica.

Bella estaba de pie a unos metros de la casa de Jack, escuchando su conversación y viéndolos subir a ese negro automóvil, alejándose cada vez más y más. Los ojos de la mujer bajaron por saber que irían al hospital por esa sospecha de que eran gemelos lo que esperaba esa humana, perdiendo para siempre alguna posibilidad para estar con Jack. Sintiendo que ahora estaba de más en ese lugar, ella quería irse y empezar una nueva vida lejos de lo que le hizo Drácula y de ese fallido intento de estar con el híbrido que la salvó y le dio una nueva vida.

Pensando de alguna manera que se iba de ese pueblo con las manos vacías.

—Hola Bella —saludó Drácula, asustando a Bella por volver a escuchar esa voz—. ¿Me cambiaste para serle leal a ese imbécil?

Bella trató de huir de ese vampiro, siendo detenida por ese par de vampiros que lo acompañaban, quedándose el tercero de pie a lado de Drácula, sonriendo este por ver la desesperación de esa chica por querer huir y salvar su vida. El pelinegro miró con tranquilidad a esa vampiresa que estaba siendo sometida, obligándola a colocarse de rodillas ante él, observándola impasible al tenerla de esa manera, mirándola también ese cuervo que aún estaba sobre su hombro.

—¿Qué quieren? —preguntó Bella.

—Dime, ¿dónde está Jack? —investigó Drácula, colocándose en cuclillas frente a ella—. No percibo su olor, y tú eres la única que estaba aquí acosándolo —sonrió mostrando sus filosos colmillos—. ¿Qué diablos les hace para que todas se obsesionen con él?

Bella se quedó callada, bajando su mirada ante esa pregunta en donde aún no tenía la respuesta. Comenzó a sentir miedo por saber que nadie podría ayudarla, viendo de reojo como Drácula se levantaba del césped, viéndose imponente ante esa vampiresa que temía por su vida.

—Dime todo lo que sabes de él, y te prometo que te dejaré vivir —dijo Drácula, llamando la atención de Bella—. Anda, puedes confiar en que, si me dices todo lo que escuchaste te dejaré ir y nunca más volverás a saber de mí.

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