—¿No crees que te estás apresurando? —preguntó Jack.
La sonrisa que Elsa tenía hasta hace un momento se fue borrando al entender la respuesta de Jack, se puso de pie, dejando de estar de rodillas a lado de ese albino que apartó aquel piano de su regazo, levantándose también del césped por la expresión de su novia.
—Eso es un no —dijo Elsa—. ¿Verdad?
—Elsa, solo piensa que hasta hace unos días tú estabas comprometida con John —le recordó Jack—. En menos de un mes te ibas a casar con él, y el hecho de que ahora me pidas que me case contigo, bueno, es algo que definitivamente no me esperaba que hicieras.
—¿Por qué no? Yo lo amo y usted a mí —alegó, mirando como Jack miraba hacia otro lado—. Es normal que dos personas que se aman quieran casarse y vivir juntos.
—¿No lo estamos haciendo ya? —preguntó, volteando a ver a Elsa.
—Usted... No quiere casarse conmigo, ¿verdad?
—Yo no dije eso —se defendió—. Solo dije que creí que te estabas apresurando.
—¡Oh, claro! —exclamó Elsa, cruzándose de brazos—. Olvidaba que solo teníamos dos semanas de conocernos, aún nos falta mucho por conocer uno del otro —miró a Jack poner sus ojos en blanco, cruzándose él también de brazos por aquella respuesta—. Es que es cierto que solo tenemos unos días de conocernos. ¿Cómo se me ocurre proponerle matrimonio a alguien que apenas conozco?
—No necesitas ser sarcástica —dijo Jack.
—Lo conozco desde que tenía diez años —le recordó, frunciendo ligeramente su entrecejo—. He estado enamorada de usted desde hace catorce años, lo he esperado durante todos estos años y el sentimiento que tengo hacia usted no hace más que crecer con cada día. Lo amo y quiero casarme con usted.
—Maldita sea —susurró.
Jack pasó a un lado del cuerpo de Elsa, llevando una de sus manos hasta su cabeza, apartando con algo de rudeza la capucha que cubría su blanquecino cabello, se quedó con su mirada abajo mientras pensaba en esa propuesta que había recibido hasta hace unos minutos, dándole la espalda a esa chica que no dejaba de sentirse mal por ser de nuevo rechazada. Recordando él como hace unos días estaba con su corazón roto al imaginar a su sanguijuela casándose con otro, pero ahora ella estaba a su lado y pidiéndole ser su esposo con aquel anillo de césped que aún llevaba en su dedo.
—Me prometió que si mis sentimientos por usted perduraban cuando yo fuera adulta, se casaría conmigo —insistió, aún con sus brazos cruzados—. Incluso me dijo que sería mi esposo.
—Eso fue una promesa infantil —dijo Jack, volteando a verla—. Solo tenías diez años, estabas llorando y me tomó por sorpresa que me dijeras eso. No sabía qué recordarías esa tontería.
—Puede que para usted sea una tontería, pero para mí no lo es —alegó, caminando hasta quedar frente a él—. Todos los días pensaba en esa promesa que me hizo. Me dijo que si yo llegaba a estar con otro hombre sería mi decisión si estar con él o con usted, y yo lo elegí, cumplí mi promesa.
—¿Me quieres obligar a aceptar casarme contigo solo por una estúpida promesa infantil que hice hace años? —discutió Jack—. Maldita sea, Elsa.
—Usted siempre cumple sus promesas. ¿Por qué no quiere cumplir esta?
—¡Porque yo no quiero que tú me pidieras matrimonio! —confesó con un fuerte grito
—¡¿Y por qué no?! ¡Si yo no le pido matrimonio, usted jamás lo hará! —espetó en un grito—. ¡Usted no quiere casarse conmigo, pero estoy segura que si fuera su amada princesa la que le pide matrimonio, no dudaría en decirle que sí y hasta es capaz de cargarla con una estúpida sonrisa!
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Desiderátum
RomanceSegunda parte de Híbrido. No leer si no has leído la primera parte ya que la sinopsis contiene spoilers.