Fifteen🥀.

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“Do I Wanna Know?”, Arctic Monkeys.
(🥀)

—Bueno, chicos, esto es todo por hoy —expresó la mujer rubia de ojos grandes, con una sonrisa genuina en su rostro—. Espero les haya gustado, y tengan una linda tarde.

Todas las personas aplaudieron en su lugar, deseando buenos deseos a la mujer y respondiendo de igual forma alegre. Sacando de su ensimismamiento al pecoso.

Félix bostezó, sonriendo con algo de cansancio para hacerle saber a su profesora que todo había estado genial. Aunque no haya prestado atención en lo mínimo.

La señorita que daba la clase, salió del salón y todos procedieron a recoger sus cosas. Félix imitando a los demás.

Ése día, estaba particularmente muy cansado, porque la noche anterior no había dormido nada. Grandes bolsas oscuras yacían debajo de sus orbes mieles, sus párpados algo caídos haciendo saber que su noche no había sido para nada grata.

Salió del salón con su pay de guanábana a la mano, caminando por los pasillos de la pequeña institución más que cansado. Pasó a sus compañeros sin siquiera despedirse y caminó fuera del recinto.

Al pisar el campus, sus ojos se cerraron con dolor, el sol pegado sin clemencia a sus orbes. Por unos segundos teniendo entre manchas blancas y oscuras en su visión, haciéndole difícil la tarea de caminar y saber por dónde iba, sin tener que caerse.

El motivo de su cansancio, había sido porque la noche anterior, después de tener sospechas que Jiwoo esté tras su pista, no había podido pegar ni un ojo. Aunque estuviera en brazos de Chris y sabiendo que nada iba a pasar, las pesadillas y el miedo había vuelto hacía él. Teniendo un muy mal presentimiento de lo que iba a pasar.

Chris se encargó de calmarlo, de abrazarlo cuando las pesadillas recurrieron a él. Pero aún así, el miedo seguía. Miedo a perder a Christopher, miedo a no poder vivir a su lado, miedo de perder a su padre, a Olivia…, tenía miedo de que una inmortal resentida venga a cobrar venganza por la muerte de su novio.

No entendía qué había hecho mal en este mundo, sólo sabía que siempre su vida estaba en peligro.

—Félix. —Nombró alguien detrás de él, tocando su hombro.

—¡Oh, dios mío! —Félix dio un brinco en su lugar, exaltado. Dándose la vuelta para ver de quién se trataba—. ¡¿Qué tiene el jodido mundo en asustarme cuando estoy más que perdido?! —gritó, con una mano en el pecho, totalmente asustado.

El chico a sus ojos, se encogió, mirándolo con nerviosismo.

Félix soltó un suspiro y tomó con su mano libre el hombro del ajeno, intentado hacerlo calmar. Jeongin le miró con ojos brillantes por un momento, y carraspeó, manteniendo la compostura.

—No era mi intención asustarte —expresó, en un tono bajo—. Me dijeron que por la mañana estabas aquí, y quise venir a verte. Necesitamos hablar. —Alegó, con un tono más seguro.

Félix le hizo entrega de su pay de guanábana, y caminó hacía el frente, siendo seguido por el otro, con tranquilidad.

—Me asustan esas palabras, pero no importa… —Suspiró, sintiendo su estómago revolverse con todas las emociones que estaba experimentando—. Antes de entrar en una completa crisis…, cuéntame, ¿cómo te va en la casa de los Bang? Minho no volvió asustarte, ¿cierto?

Take. Cһªⁿʟı×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora