Take. Cһªⁿʟı×

Sixteen🥀.

“Intro: The Invitation”, Enhypen.
(🥀)

—¡¿Por qué demonios se desmayó?! —gritó una voz femenina, pareciendo molesta.

—¡Yo qué sé! ¿Cómo esta, doctor? —otra voz masculina interrumpió, de igual forma molesta.

—¡Esto es tu culpa, Christopher Bang! —gritó la misma voz femenina, empezando a molestarle a los oídos al pecoso.

Las voces siguieron molestando en sus oídos, cada vez más lúcidas a medida que iba recuperando la consciencia. Se quejó en voz alta, y todo a su alrededor pareció detenerse, como sí todos se callaran finalmente.

Abrió los ojos con lentitud, sintiendo un molesto dolor en sus sienes, además de la humedad en su frente. Frunció el ceño, desorientado y tragó saliva, sintiendo su garganta algo seca.

Lo primero que vio fue un par de ojos negros, que conocía. Él le sonrió alegremente y pudo ver aquel par de hoyuelos ahuecar sus mejillas.

—¿Estás bien? —preguntó Jeongin, sonriendo para calmarlo.

Asintió con la cabeza, algo desorientado y con una horrible presión en la parte frontal de su cabeza. Jeongin le ayudó a sentarse con cuidado y parpadeó varias veces, intentando aclarar su visión algo borrosa.

Carraspeó un poco y observó a Olivia allí, junto con Lea y al lado un doctor, además de Christopher que parecía asustado en todos los sentidos mirando al doctor y luego a él para cerciorarse que estaba bien.

—¿Qué me pasó? —Preguntó, mirando a todo a su alrededor—, ¿cómo llegué aquí?

—Te desmayaste, cariño —respondió Yeji, acercándose a él a paso lento—. Después de que atendiste esa llamada, empezaste a sangrar por la nariz…, demasiado, diría yo, y luego te desmayaste. —Explicó, sentándose a su lado en aquella cama desconocida.

En sus piernas cayó al instante algo frío, miró hacia la cosa que cayó allí, y encontró un pañuelo blanco algo mojado y con algo de escarcha de nieve encima, empezando a derretirse.

Frunció el ceño, y tomó en sus manos el pañuelo, sintiendo su flequillo algo húmedo caer por su rostro y tocar levemente su nariz.

—¿Por qué? —balbuceó confundido, frunciendo su ceño.

Un hombre vestido de blanco con un estetoscopio colgando de su cuello se acercó a él, y tocó su rostro con sus frías manos cubiertas de unos guantes de plástico. Analizándolo fijamente.

—Exceso de estrés…, tuviste una hemorragia nasal por el exceso de estrés y la preocupación —explicó, quien parecía ser el doctor—. Tengo entendido que tienes un largo historial de ansiedad, y hace un mes dejaste los medicamentos porque la controlas, ¿cierto? —Félix asintió con la cabeza—, pues tuviste un ataque de ansiedad, sumado al estrés que llevas encima.

Félix suspiró, sintiéndose abrumado. Jeongin, quien estaba sentando en su otro costado, acarició sus hombros, intentando hacerle calmar. Y vaya que funcionaba.

—¿Recuerdas tu nombre? ¿Quién eres, dónde naciste? —Cuestionó el hombre, alumbrando con su linterna los ojos de Félix, mirándolo fijamente.