Final.🌹

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Suspiró mirando el techo blanco de su habitación en aquel hotel en Jeju. Apenas habían llegado hace algunas horas y, se supone, que estaba ahí acostado para poder dormir algo y tranquilizarse, más no podía. No podía parar de pensar en él, en cómo estará. Tenía miedo de lo que pudiera suceder con él ahora que no estaba allí.

Miró la pantalla apagada de su celular y decidió encenderlo. Quizás escribirle para saber de él estaría bien, le daría más tranquilidad y podría dormir, puesto no eran más de las una de la mañana. Debería estar descansando ahora.

Buscó su contando en toda su libreta y tecleó rápidamente algunas palabras, borrándolas al instante y volviendo a escribir otras.

Bufó molesto cuando ninguna frase le convencía y tiró su celular en otra dirección, tapando su rostro con su antebrazo.

Pensaba en sí se veía demasiado patético escribiéndole un “hola, te extraño”, o “Hola, ¿cómo estás?”. Quizás era muy imbécil y no lo notaba. Pero, era cierto que nunca habían hablado por mensaje, Christopher siempre estaba en su habitación a esa horas y ambos podían charlar hasta que se quede dormido entre sus fuertes brazos. Jamás había probado el usar un aparato para hablar con él.

Pero en estas situaciones no podía negarse a escribirle, porque le extrañaba, sí. Demasiado, quizá.

Salió de la habitación arrastrando sus pies con su celular a la mano, y vio allí a Seungmin y Changbin. Ambos sentados alrededor de la chimenea eléctrica, el más bajito reposando su cabeza de los muslos de su pareja, mientras escuchaba una suave voz nasal cantar algo.

Sonrió, pues ambos se veían demasiado lindos y enamorados, eran pocos los momentos en los que los veía a ambos en calma. Sin discutir por ninguna ridiculez.

Seungmin cantaba hermoso, demasiado lindo, y era aún más lindo viéndolo jugar con los cabellos de su pareja en sus piernas. Changbin cerraba los ojos y también murmuraba algo de la melodía.

Recargó todo su peso al umbral que separaba levemente el comedor de la sala de estar, enternecido con la escena de ambos.

Reconoció la canción. Era de la banda a la cual pertenecía su ex novio. Y, sabía bien que Seungmin era demasiado fanático de aquella agrupación.

Se le era muy lindo también que le estuviera dedicando aquella canción a su novio, mirándolo fijamente y sonriendo discreto cuando el otro hacía alguna mueca exagerada burlándose de él o simplemente estirando sus labios para recibir un beso, lo cual no se le era otorgado porque Seungmin estaba cantando.

Sintió una nostalgia albergar su corazón, él también quería algo así; una eternidad junto a la persona que tanto ama. Viviendo cada instante juntos, amándose como sí no hubiera un mañana y sabiendo que ni la muerte podría separarlos.

Él quería algo así con Christopher. Quería algo como lo que tenían Changbin y Seungmin.

Sí bien había recordado todo, aún era muy difícil para él aceptar eso. Todos los sentimientos en su corazón eran demasiados que, quizás, una persona normal hubiera dicho que se estaba precipitando, pero simplemente no podía evitarlo.

Había estado esperando toda su vida a Christopher, no lo podía dejar ir ahora, habían pasado más de quinientos años de él esperando la venida de su gran amor. No podía dejarlo ir.

Así que empezaba a cuestionarse sí estaría bien que Christopher lo volviera inmortal, quizás así podría estar con él para siempre. Porque, ahora, aunque sea licántropo, envejecería y eventualmente moriría.

No quería eso, él quería vivir una vida eterna con Christopher, quería estar a su lado de todas las formas posible, así que, quizás, ser un inmortal sea la mejor decisión.

Take. Cһªⁿʟı×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora