Prologue.🌹

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Lunes por la mañana.
 
Oh, cómo odiaba los lunes por la mañana.
 
Se levantó de su cómoda cama con pereza, tanteando con su mano en busca de su celular aún medio dormido, para apagar aquella molestosa alarma que ya lo tenía lo suficientemente harto como para lanzar su celular por la ventana.
 
Obviando que ni loco haría eso, apagó la alarma con pereza y caminó a pies descalzos hasta llegar al baño en el pasillo, sí lo hacía lo suficientemente rápido llegaría antes que su hermana Olivia y podría tardar todo el tiempo que quisiera en el baño ése día.
 
No obstante, llegó tarde y ya su hermana se encontraba dándose una de sus largas duchas que sólo hacía que se desesperará cada vez más, no pensaba ir otro día sin ducharse a la preparatoria, le parecía muy antihigiénico ir bañado totalmente en perfume para disimular el mal olor de todos los días.
 
Total, no era como sí se acercara a muchas personas en la preparatoria, hasta parecía Emo, sí lo veía de ese modo.
 
—¡Olivia, por favor apúrate! ¡Otras personas en la casa también necesitamos ducharnos! —dijo un molesto pecoso tocando con sus nudillos la puerta de madera blanca.
 
Odiaba cuando Olivia decidía pasar unas semanas en casa con su madre; porque siempre tenía que esperar a que aquella desempleada fracasada se dignara a salir cuando se le venga en gana.
 
¿Tan difícil era vivir con papá? Es decir, tenía años sin ir a Daegu con su padre, porque se sentía mucho mejor en Seúl con su madre, y aunque su actual padrastro fuera demasiado fastidioso, le era más cómodo vivir con su madre, que lo aceptaba a pesar de todo.
 
Pero no creía que su papá fuera tan mala persona, era un policía calmado de lo que recordaba, no creía que fuera tan molesto.
 
Pero ahí estaba, su hermana mayor yendo desde Daegu cada dos semanas a su casa porque disque extrañaba a su madre, aunque eso Félix no lo creía del todo porque su hermana siempre fue conocida por todos sus familiares como una problemática desempleada que no quería, ni tenia aspiraciones, de estudiar en una universidad, ya que a duras penas se graduó de la preparatoria.
 
A veces, era muy molestoso para el pecoso tener a su hermana mayor ahí, porque ya se había acostumbrado desde hace cinco años de que su hermana se graduó y fue a vivir donde su padre, su espacio en la casa, aún y con el tarado de su padrastro, pero se había acoplado bien a Seúl después de que sus padres se separaran cuando tenías sus cortos 3 años, y su hermana mayor 8.
 
Aunque, seamos sinceros, Félix no tenía ni un alma como amigo, para decir que algo le ataba a Seúl.
 
Siempre con su celular en los recesos, aislándose de todos a su alrededor, tenía un buen promedio, no era un nerd, pero tampoco un idiota, nadie le hacia bullying porque sinceramente a veces hasta la existencia de Lee Félix asustaba, siempre vestía de cuero y tenía en su rostro aquella mueca de pocos amigos, así que por mucho pasaba desapercibido con sus enanos 1,67 y su cuerpo esbelto.
 
La vida en Seúl había sido fácil, y estaba a punto de graduarse, así que pronto huiría de casa y se iría a su amada Australia a estudiar, donde sus abuelos lo recibirían. Así que no esperaba el momento de poder graduarse, aunque apenas esté empezando el primer semestre de su último año en la preparatoria.
 
—¡Félix, cariño! —aquella voz chillona irrumpió en su "paz", haciéndolo dar un bote en su lugar—, ¡Baja un momento por favor! —indicó.
 
Rodó los ojos al escuchar la chillona voz de su madre. A veces le fastidiaba tener una familia un tanto extraña; obsesionada por los licántropos y cosas sobrenaturales que obviamente no existían, pero de igual forma tenía que acostumbrarse en algún momento a las típicas historias fantasiosas de su madre todas las mañanas.
 
Quizás por eso papá la dejó.
 
Suspiró resignado a bañarse ése día para ir a la preparatoria y bajó las escaleras con su cepillo dental en las manos, tendría que lavarse los dientes en el lavabo de la cocina.
 
Otra vez.
 
—¿Qué pasa, mamá? —preguntó con cierto desinterés.
 
Colocó algo del dentífrico en su cepillo y lo mojó con el agua del lavabo, empezando a frotarse los dientes, para por lo menos tener una boca limpia al ir al instituto.
 
—¿Adivina, qué? —cuestionó la mujer rubia, cuando le vio.
 
Usaba un excesivo tono alegre ése día, y de verdad que le extrañaba a Félix, porque su madre ya de por sí era alegre. Y ahora, parecía como sí se hubiera fumado algo y estuviera en otra nota muy lejana a la que usualmente estaba, hasta le asustaba eso.
 
—¡Pasarás unas divertidas vacaciones con tu padre en Daegu! —soltó, aplaudiendo contenta.
 
Félix escupió la espuma en su boca en otra dirección que no era el drenaje del lavabo, dejándola esparcida en la pared de cerámica por la sorpresa, limpió rápidamente su boca con algo de agua y volteó dramáticamente a ver a su progenitora, que animadamente le daba de comer en su boca al odioso de su padrastro.
 
—¡¿Qué?! —gritó sorprendido, pensando que todo aquello era una jodida broma de su madre y que pronto se reiría o algo para aligerar el ambiente.
 
Qué tan equivocado estaba.
 
—Eso, cariño. —indicó, tranquilamente—. Irás a Daegu con tu hermana para quedarte con tu padre, ya que Deahyun y yo iremos por una vacaciones a California por un buen tiempo. Y nos pareció agradable la idea de que compartas con tu padre por unas semanas mientras nosotros estamos de regreso. —explicó la mujer rubia, bajándose del regazo de su pareja, sonriéndole animadamente a su hijo menor.
 
—Debes estar bromeando... —murmuró, incrédulo, esperando que sea mentira—, ¿Cuántas semanas serán? ¿Sabes que estoy estudiando, cierto? —balbuceó, algo molesto el pecoso, sintiendo sus orejas calentarse con la rabia que empezaba a salir de su interior.
 
—Serán aproximadamente cuatros semanas, cariño. —ella parecía tranquila mientras hablaba, indignaba en sobremanera a Félix—. Aunque, no sé sí serán más, porque aprovecháremos a visitar a tu abuela Carla allá en California, esta muy mal.
 
Félix bufó, rodando los ojos sarcástico.
 
¿De verdad le estaba pasando esto a él?
 
—Mamá, por muy bien que me traté la señora Carla, esa mujer no es mi abuela, y lamento que esté mal, pero ya sabes que pienso sobre que quieras integrarme a esas personas que ni siquiera son mi familia, sí quieres tómalas como tuya, pero a mí no me obligues a quererlos, gracias. —expresó, lo suficientemente molesto como para romper su cepillo de dientes en su mano derecha.
 
—¡Yongbok, no te permito que hables así de la señora que te ha tratado muy bien! ¡Menos enfrente de Deahyun! —gritó la mujer, apretando sus puños a cada lado de sus manos.
 
—Esa señora pudo haberme tratado muy bien, le tengo cariño. —concordó, tomando el puente de su nariz con su mano, molesto—. ¡Pero no me obligues a creer que es parte de mi familia!
 
Deahyun se levantó de su silla y tomó a su esposa de su cintura, intentando calmarla mediante sus caricias.
 
—Hey, Taeyeon, cálmate. —musito con voz dulce—. Deja al muchacho.
 
Félix rodó los ojos, siempre Deahyun tratando de hacerse ver como el héroe de la historia cuando era un ignorante más, de verdad que Félix no lo quería en su vida, y nunca lo quiso.
 
—Félix, es mejor que tomes las cosas bien, ya todo esta decidido y mañana irás con tu padre a Daegu, podrás seguir tus clases allá, habrá un intercambio por un mes, así que por tus notas no te preocupes. —dijo Daehyun, en tono calmado.
 
—Esto debe ser una broma... —chistó entre dientes, totalmente molesto—. ¿No me queda otra opción, cierto? —masculló apretando sus manos.
 
Vio a su madre negar con la cabeza, apretando sus labios aparentemente molesta.
 
Tomó una bocanada de aire, y habló:
 
—Bien, sí querían deshacerse de mí por un mes me lo hubieran dicho y yo mismo hubiera hablado con papá para irme a vivir a su casa todo el tiempo que ambos quisieran.
 
Su madre hizo una mueca molesta al mirarlo, el sonrojo cubriendo sus pómulos llenos de pecas.
 
—¡Lee Yongbok-! —gritó.
 
—¡Ay, ya, mamá! —se quejó, interrumpiéndola—, ¡Déjame hacer mi maleta en paz!
 
Dio por zanjada la conversación, dando un portazo en su habitación.
 
Estaba molesto, muy molesto. Ahora que se había acoplado a su vida en Seúl después de haber viajado prácticamente por todo el mundo junto a su madre sin ningún lugar fijo ahora tendría que irse con su padre a Daegu, que no visitaba desde que tenía como cinco años, y para terminarla de embarrar tendría que vivir con su jodida hermana.
 
Ambos no se llevaban ni a la esquina, y ése era el mayor problema de irse a vivir con su padre, que estaría Olivia para fastidiar su existencia.
 
Ya de por sí lo hacia cada dos semanas y, ahora, tendría que aguantar todo un mes con ella.
 
Demonios, esto cada vez era peor.
 

Take. Cһªⁿʟı×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora