Eight🦋.

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"Arcade", Duncan Laurence.
(Ya)

Bebió de la taza de té enfrente de sus manos, observando las pequeñas galletas en un plato que Christopher le había ayudado a hacer. Estaban deformes pero eran comestibles, y sabían aún mejor porque las había hecho con el amor de su vida, quien finalmente accedió a cocinar con él.

El pelinegro miraba el patio de su casa tranquilamente, la brisa trayendo consigo el olor de la primavera y el polen de las flores abriéndose a sus alrededores, dándole su primera mirada al sol en mucho tiempo. Las abejas volando tranquilamente y dándole un vista amena al clima.

Hoy había sido un día en que se sentía estúpidamente optimista. No sabía porqué, pero su humor había estado elevado toda la mañana y Christopher lo había notado, más no preguntado porqué, sólo disfrutando de su buen humor que pocas veces en esos meses había aparecido.

Acarició el anillo en su dedo anular, observando de reojo al mayor recibir los rayos ultravioletas en su rostro, el cual brillaba como diamante y el color de su cabello negro viéndose más claro de lo común. Quizás porque el tinte se estaba cayendo y el castaño natural se daba a ver finalmente.

—Teníamos tiempo sin reunirnos —expresó Christopher, mirándolo fijamente—. Has estado muy ocupado.

Alzó su mirada y sonrió sumamente, dándole otro sorbo a su taza de té, mientras llevaba a sus labios una de las galletas que había cocinado, aún estaba algo caliente pero era comestible.

—La universidad me está consumiendo, además de los entrenamientos, tú mismo lo has visto —se excusó, cuando en realidad era verdad. Eso y muchas cosas más—. En diciembre me gradúo. Ya pautaron la fecha para la graduación, estoy algo emocionado.

—¿No es muy pronto? —dudó—, estamos apenas entrando en abril.

—Supongo —Félix se encogió de hombros, restándole importancia—, pero está carrera también es muy corta. Y ya no la veré en un salón de clases, iremos finalmente a las pasantías y no sé cómo haré, ya que tendremos que trabajar en la restaurante, para tomar experiencia. Y con todo esto... no lo sé. —alegó, pasando una mano por su rostro, abrumado.

—No dejes que ésta situación consuma tu vida. Ve, y demuestra que eres más fuerte que todos a tu alrededor —animó Christopher, una sonrisa sincera de sólo labios asomándose por su rostro pálido—. Además, será emocionante verte con un gorro de chef.

—A mí también me gustaría —dijo Félix, devolviéndole la sonrisa con cierta emoción verdadera. Christopher era la única persona que lograba hacerlo sonreír—. He estado pensando también en después de la graduación..., tipo, ¿qué haré?

—¿Y a qué conclusión llegaste?

Félix tomó una bocanada de aire, mordiendo su labio inferior ansioso. Lo que había estado pensando era una de sus mayores razones para seguir adelante, sin importar qué.

Iba a demostrar que era fuerte. Verdaderamente, lo haría.

—Quisiera montar un restaurante, de comida australiana, también algo mixto, donde sirvan postres, porque ya sabes que me gusta la repostería —enunció, su mirada viajando por todo el patio trasero. Hacía un bonito sol—. También quisiera retomar nuestros planes, quiero casarme en enero.

Take. Cһªⁿʟı×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora