Five🦋.

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"In The Frozen", Dreamcatcher.
(Ya)

—Idiota —murmuró Félix, echándose en su asiento—. ¿Cómo te sientes, respecto a todo? —preguntó, cambiando de tema.

—Tengo mareos gracias a mi anemia y dolores de cabeza que quieren hacerme vomitar, pero las pastillas son buenas, aunque no me guste tomarlas —alegó Jake, acostándose completamente en su camilla—. La comida aquí es asquerosa, agradecería que me comprarás un delicioso almuerzo.

—Te traen ese tipo de comida porque te hace bien, es la dieta que debes tomar —dijo Félix, alzando una ceja sugerente—. No te traeré comida chatarra sí es lo que piensas.

Jake gimió molesto, haciendo un berrinche.

—¿Por qué, Félix? —chilló Jake, haciendo un puchero infantil—, ¿por qué eres tan cruel? —canturreó.

—No pongas más pretextos. —le siguió Félix, danzando en su silla.

Jake le miró mal.

—¿Pero sí o no?

—No te traeré comida chatarra, Jake. Olvidalo.

Esos momentos en los que no sabía sí realmente su corazón estaba latiendo o solamente estaba detenido en el tiempo.

Como ver álbumes de fotos con lindos recuerdos, con dulces vivencias y cosas inolvidables. Sentirse estancado en el tiempo cuando en realidad millones de cosas han pasado en un parpadeo, estar en febrero recibiendo la primavera y no saber realmente si está en primavera o se quedó estancado en otoño.

Ver la panza de Lea crecer y crecer cada día más, sus mejillas enrojecidas y algo regordetas, en conjunto con su aroma dulce mínimo pero empalagoso y aquel brillo en sus ojos.

Estar sentado frente a su hermana, observando lo feliz que es mientras le enseña a su padre los ecos recientes del bebé y que finalmente sabían el sexo, como también sabían que era un bebé muy saludable y fuerte.

O simplemente estar en la manada y sentir un vacío interminable, que es opacado por segundos en los que Olivia o Lea le hablaban, contándole que a veces daba patadas muy fuertes o se movía durante las madrugadas, además de los extraños antojos que le fémina tenía. Pero nuevamente, estaba ahí, vacío solitario.

Nadie preguntó porqué Christopher no estaba con él, por su aroma era fácil de deducir que ambos no se encontraba en la mejor situación ahora, así que decidieron distraerlo contándole sobre su bebé con tanta emoción.

Era una niña, una hermosa niña, y estaban pensando en los posibles nombres que podrían darle. Entre ellos estaba Aileen, Clëo, Hailee, Amithy y otros más, muy lindos a decir verdad, pero que aún no se decidían por uno en específico.

Y Félix se sentía varado.

Quería una vida normal, una vida feliz, al lado de Christopher, quería casarse finalmente con él, formar una familia, tener los hijos que sean posibles o que sus razas le permitan. Quería tener todo lo que personas comunes tenían, así su vida fuera patéticamente aburrida.

Extrañaba los días en los que sus ojos se encontraron por primera vez con Christopher, donde se enamoraron y tiempo después logró recordarlo. Lo doloroso y dulce en que transcurrió su relación, no esto.

Take. Cһªⁿʟı×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora