One🥀.

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“We don’t talk anymore” Charlie Puth ft. Selena Gomez.
(Colocarla cuando el icono “🥀” aparezca)

Yeji siempre le había parecido ridículamente hermosa, sin duda alguna. Tenía unos hermosos ojos cafés claros. Su nariz era perfectamente perfilada. Su piel era blanquecina y lechosa, tan suave como el traserito de un bebé. Sus mejillas siempre eran sonrosadas naturalmente, haciendo parecer como sí tuviera maquillaje junto con sus rosados labios finos en forma de corazón, cuando la verdad era que no, su belleza naturalmente era así.

Su cabello era castaño, tan hermoso y cuidado, largo hasta sus caderas y abundante, además de que era lacio y brillante, con un hermoso flequillo de lado dándole la cereza al pastel. Su figura era esbelta, hermosa, femenina, agraciada, con aquella pequeña cintura y caderas anchas adornando su figura, sus muslos rellenos y sus pantorrillas firmes con tobillos hermosos.

Ella era ridículamente perfecta, incluso la palabra “perfección” se quedaba súper corta con ella. Yeji era preciosa, tan, pero, tan preciosa, incluso a ojos de un chico homosexual que solamente se inclinaba a su propio sexo, y Yeji le parecía hermosa.

Entonces, ¡¿por qué una persona tan hermosa estaba en su hombro llorando a mares por una enana rubia que no pasa del 1,63?!

—¡E-Es que n-no es j-justo, Lix! ¡Yo l-la amo, j-joder! Tanto…, tanto. ¿P-Por qué la vida tiene que ser así? No es justo, n-no lo es. —sollozó la castaña, apoyando su cabeza en el hombro delgado del rubio.

Félix solamente podía limitarse acariciar su hombro en modo de reconforte y escucharla en todos sus lloriqueos y dolor.

—Yeji-ah, a veces la vida no es justa. —dijo, escuchándola gritar dramáticamente.

A decir verdad, Yeji era por mucho demasiado dramática y gritona. Ya su papá en la planta de abajo debe de estar muy cansado y doliéndole los oídos de tanto grito y lloriqueo.

—¡P-Pero…! —refutó, sus palabras quedándose en el aire mientras su respiración eran entrecortada—. ¡No es justo! —chilló.

Félix rodó los ojos y soltó un suspiro, abrazándola más a su cuerpo, sintiendo su hombro mojado de tantas perlas salinas y demás líquidos que haya expulsado la castaña. Con algo de miedo, porque llevaba más de tres horas llorando sin parar.

Yeji había terminado con Ryujin después de un año de relación porque Ryujin le expresó que tenía el sueño de ser bailarina e iba a ingresar a una empresa que le había aceptado, cerca de Daegu. Iba a seguir con la universidad y viéndose con ella. Pero, por alguna razón, Yeji había tomado la decisión de terminar con ella por equis motivo que aún en las tres horas que llevaba en su casa llorando aún no le había contado.

En esas tres horas Yeji se la había pasado gritando y llorando que le dolía muchísimo el pecho y que quería morirse, más no dejaba a Félix formular más de una oración porque seguía gritando y llorando a mares. Así que desde hace un rato se había rendido y dejaba que llorará todo lo que quisiera. Después de todo, entendía su dolor y que estaba perdidamente enamorada de esa enana, así que optaba por dejarla gritar todo lo que quería.

La escuchó sollozar bajito y le tendió el envase de helado de fresa que tenía en su diestra. Ella sorbió sus mocos y se metió una cucharada de helado a la boca, recostando su cabeza del espaldar de la cama de Félix. Soltando un suspiro al aire mientras limpiaba con su gran suéter negro algunas lágrimas que habían en su pálidas mejillas.

Take. Cһªⁿʟı×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora