Six.🌹

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Hey... —se escuchó un leve murmullo, a la lejanía.

Gruñó molesto y se frotó a la superficie en la que estaba, sintiéndola algo dura pero a su vez acolchada. Suspiró y pasó sus brazos por su “almohada” y la apretó, soltando leves ronquidos tiernos y algo agudos, sonriendo al tener un buen sueño en aquella suave almohada.

Pasó su pierna por encima de la almohada, trepándose encima de la superficie, totalmente inconsciente y esperando seguir durmiendo por lo caliente que se sentía aunque su almohada estuviera un tanto fría. Apretó sus manos en puños alrededor de la sabanas, halándolas.

—Félix, tu padre te esta llamando desde hace un rato. —Llamó.

El pecoso abrió sus ojos al sentir aquel aliento chocar contra su oreja cuando sus palabras salieron. Frunció el ceño cansado y sintió como su cuerpo era dejado en el suave colchón, teniendo un peso encima de él.

Soltó un bostezo y aclaró su vista, enfocándola mejor, logrando captar aquel par de ojos azules como el cielo en verano, los cuales lo miraban atentamente, su cabello algo despeinado y cayendo en su frente en leves rizos castaños, por la cercanía tocando levemente su rostro.

Se sonrojó al instante. Sus mejillas cobraron un tono carmesí al tener aquel fortachón cuerpo encima de su anatomía, ambas piernas enredadas entre sí y gracias al frío y a la exposición del mismo sentía su miembro endurecido, sintiéndose sumamente expuesto y avergonzado.

—¿Ya despertaste? —preguntó el otro, con su voz ronca y serena.

Félix asintió con la cabeza intentando aminorar su vergüenza al fingir un bostezo y estirarse en su lugar, sintiendo sus músculos despertarse.

—¿Te quedaste toda la noche? —preguntó, después de un rato.

Rascó su ojo derecho al tener lagañas en ése lugar, sintiéndose apenado porque quizás estuvo babeando toda la noche encima de él, roncando y ahora no tenia una bonita imagen de su presencia allí, sumándole su mal aliento y de la cercanía que ambos estaban teniendo en ése momento.

Coño, no había pensando en que quizás ahora le huele la jeta a muerto, en el mejor de los casos.

—Así es. —Respondió el otro.

Félix parpadeó tratando de quitar el sueño de su sistema, sintiendo como aquel frío cuerpo se dejaba caer encima de él completamente, sosteniendo su cabeza al tener ambos codos apoyados a cada extremo de su cabeza en la cama, mirándolo fijamente.

—Tu padre tocó la puerta y pensé en huir sí llegaba a entrar. —avisó, con un rostro serio aunque tuviera un deje divertido.

—Nunca entra sin mi permiso. —Alegó.

El pecoso pasó sus brazos por los hombros del mayor, viendo por largos segundos sus ojos azules para nada cansados y quizás más despiertos que el inquieto de su padre a estas horas.

Christopher sonrió al ver aquellas mejillas hinchadas al igual que sus ojos, dando a entender que tuvo un buen sueño y confirmando lo que había visto anoche —sí, porque se entretuvo toda la noche viéndolo dormir—, acercándose al rostro ajeno lentamente.

Félix tapó su boca con su pequeña mano y negó, al ver las intenciones que tenía el ajeno, descifrándolo a través de sus fríos ojos.

Christopher hizo una mueca confundido y se alejó abruptamente del rostro del menor, el cual se sonrojó aún más.

—Tengo que lavarme la boca, debo oler mal. —Avisó, negando con la cabeza.

Chris soltó una pequeña carcajada y quitó la pequeña mano del rostro ajeno, besando el dorso suavemente y haciendo un chasquido, sintiendo el calor corporal incrementar.

Take. Cһªⁿʟı×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora