Franz Kloster y Smantha Lane vivían cerca del antiguo departamento que compartiera Franz con Erik Flannagan, mejor conocido como Erik Taylor, hermano de Samantha y esposo de Ayden Allen McGuillan. Pese a la fortuna que Franz había heredado de sus padres adoptivos, los Farben, su estilo de vida estaba lejos de ser opulento; tanto por su forma de ser como por el hecho de que cuando descubrió que los Farben trabajaban para una organización que perseguía y cazaba a sus ancestros y amigos, decidió no gozar de esa mal habida fortuna. Afortunadamente pudo dar con sus padres biológicos a quienes creía muertos y reconstruir su vida junto a ellos y Sam.
Un par de años más tarde de su boda llegaría Gabriel, el primogénito, y es aquí donde la leyenda continúa...
- Es hermoso.! -sonrió ampliamente Ayden al observar al pequeño bebé durmiendo sobre el pecho de Sam.
- Los felicito, es lo mejor que ha podido resultar de ustedes dos. -afirmó Erik abrazando a Franz, su fiel amigo.
- Gracias. Es perfecto, mejor que nosotros, que cualquiera, es... es...
- Tu hijo.
- Mi hijo. -dijo con lágrimas en los ojos.
- Y por suerte se parece a Sam.
- Sí, por suer... idiota.
- Tarado. -rió.
- Para cuándo esperas a Erika.? -preguntó Sam acariciando la prominente panza de Ayden.
- En un par de semanas.
- Tienes que admitir que no fuiste muy original ni agraciado con el nombre de tu hija, Erik. -bromeó Franz.
- Tú no eres quién para hablar, Frederick. -respondió sarcástico.
- Ese es MI segundo nombre. Desgraciadamente. Por suerte no seguí la costumbre de mis ancestros.
- Cuál costumbre.?
- Poner de segundo nombre a grandes compositores.
- Cómo se llama tu padre.? -preguntó Ayden.
- No lo diré.
- Ludwig. -respondió Sam riendo.
- Franz Ludwig Kloster .?! -rió Erik.
- Cállate. No se lo digas, no le causa gracia. Franz es justamente por Franz Liszt.
- Pudo ser peor... "Amadeus"...
- Mi abuelo se llamaba Amadeus Kloster.
- Ok, tienes razón: es hora de cortar con la tradición.
- Perdón por la demora, Ethan, Sophie y Anne están estacionando. -saludaron Owen y Hailey, quienes pelearan junto a ellos y el resto en la última batalla.
- Trajimos algo para Gabe: su primer peluche. -dijo Hailey al entregarle a Sam una enorme ave calva y sonriente.
- Qué es ese pajarraco.? -preguntó Franz
- Un cóndor, el ave más grande del mundo. Surca los cielos de los Andes.
- Tienes algo así dando vueltas por tu cabeza.? No quisiera estar debajo cuando...
- Franz.! -protestó Sam- Es un bonito regalo, estoy segura que a Gabe le encantará... cuando sea tan grande como él.
- Falta gente aquí... -indicó Ethan al entrar a la sala de la mano de Sophie.- Dónde están los abuelos.?
- Fueron relevados, no entramos todos aquí.
- Es precioso, tiene tus ojos, Sam. Y la expresión de Franz. -afirmó Sophie al acariciar el rostro de Gabe quien sonrió al tacto, aún siendo imposible tal reacción para un recién nacido.
Cabe aclarar que Sophie es un ángel, literalmente, al contrario de su esposo Ethan quien fuera un demonio rebelde hasta ser revivido por ella y ahora poseer parte de su alma. Anne es la hija de Ethan, previa a su actual matrimonio, aunque parezca tener su misma edad y sea apenas unos años menor que Sophie debido a que Ethan no envejece a ritmo humano; de hecho tiene algunos siglos de antigüedad y el mismo aspecto con el que escapó de la oscuridad en ese entonces. Sophie y Anne, en cambio, conservan la capacidad de envejecer normalmente; por eso a la hora de las presentaciones, Anne resulta ser la prima de Ethan.
Queda claro que la realidad para este grupo supera muy ampliamente la ficción, o como mejor lo definiera un psiquiatra: están todos rematadamente locos.
El primer año de vida de Gabe fue completamente normal, no hubo indicios de que hubiese heredado los dones combinados de sus padres. Lo mismo ocurrió con Erika. Sin embargo, las sorpresas llegarían al segundo año de ambos, particularmente cuando estaban juntos. Puertas que se abrían y cerraban solas, juguetes levitando, y en el caso de Gabe la capacidad de hacerle sentir a sus padres lo que él sentía. Algo que por momentos resultaba penoso pues Franz se echaba a llorar o reía descontrolado sin tener idea de por qué y teniendo que inventar absurdas excusas:
- Por qué lloras.?
- Estoy triste por mis padres.!
- Pero... tus padres está vivos...
- Sí, pero algún día morirán.! Es horrible.!
O...
- Te sucede algo.?
- No.! Por qué.? -preguntó Franz con una enorme sonrisa.
- Pues... estás exultantemente alegre, pareces demente con esa ridícula sonrisa infantil.
- Estoy feliz.! Muy feliz.! No es genial.?
- Eh... sí, Franz, lo es... pero estamos en un funeral.
Erika, por otro lado, solía llorar antes de que las cosas malas o que la asustaran ocurrieran y gateaba más rápido de lo que su madre podía caminar.
La conexión y el vínculo entre ellos fue casi instantáneo y perduraría por siempre. Este segundo año también introduciría a Kaytleen a la familia Kloster, y a Jayden a la familia Taylor. También nacerían Rose, hija de Owen y Hailey, y Emma, de Ethan y Sophie.
El paso de Gabe y Erika por el jardín fue algo más normal, como si supieran que debían ocultar sus habilidades del resto, y así se mantendrían hasta su último año en la primaria. Eran populares y protectores entre ellos y sus hermanos, el resto sabía que meterse con ellos no era aconsejable ni saludable. Gabe sin duda había heredado el carácter explosivo de Franz y Jayden el porte y corpulencia de su abuelo Jayson Allen. Con dos años menos, Jayden parecía el mayor de todos.
Las actividades e historia de sus padres y ancestros les fueron comunicadas poco a poco a medida que fueron creciendo, ya en el secundario conocían la leyenda completa y a sus protagonistas. Pese a que Rose y Emma vivían en distintos continentes, se formó una amistad creciente entre todos ellos; particularmente entre Gabe y Emma más adelante.
Los años de secundario fueron volátiles para Gabe, literalmente, y era Erika quién generalmente lograba aplacarlo en parte por su don y en parte porque él era impulsivo pero no estúpido.
Había dos cosas que Gabe no toleraba: el maltrato a su hermana y amigos y la presión. Su carácter combinado con sus habilidades eran una pésima combinación y algo que le costaba mucho trabajo controlar, sin embargo ponía todo su esfuerzo y energía en ello.
No fueron pocos los pizarrones que quemó o los pupitres en los que dejó marcas, sin embargo todos fueron hechos menores que Erika se ocupó de cubrir discretamente. Pero hubo uno que no logró frenar porque ella misma se vió involucrada, y fue el primer vistazo real que tuvieron del poder de Gabe y el suyo propio.
Cameron Poe entró en el último año convirtiéndose en compañero de Gabe y Erika. Un tipo alto, desgarbado, de ojos claros y pelo revuelto que parecía una extraña mezcla de Erik, Ethan y Franz; una peculiar combinación que pocas chicas podían resistir. Erika era una de ellas y, quizás por eso, la única que llamaba la atención de Cameron. A Jayden, por supuesto, no le agradaba en lo más mínimo que el tipo revoleteara cerca de su hermana, y Cameron entendía el mensaje sin palabras dado por él: cuándo estaba cerca de Erika, una sombra siniestra y silenciosa surgía a sus espaldas. Era Jayden. No comprendía como alguien de semejante tamaño podía ser tan silencioso y rápido, pero sí entendía perfectamente que la mejor opción era alejarse.
Kaytleen, en completa oposición a su hermano, era calmada y serena. El único don que parecía haber heredado era el de la levitación, y fue la que a más temprana edad lo dominó sin problemas. Aunque en realidad sus amigos insistieran en que el don más grande que tenía era el de soportar a su hermano a quién adoraba y protegía. Kaytleen era también la debilidad más grande de Gabe.
Los amigos de Cameron eran tipos problemáticos al igual que él. La única diferencia con ellos era que Cam tenía perfectas notas y el resto eran perfectos imbéciles que lo seguían como líder indiscutido. Cam también sabía reconocer los límites de una broma, ellos no.
Un día por la tarde aprovechó la ausencia de su sempiterna sombra para aproximarse a Erika. Ella no demostró más interés en él que en la pequeña bola de papel que tenía en sus manos, pero carente de malos modales accedió a la conversación.
- Cuál es el problema que tiene tu hermano conmigo.? -preguntó Cam.
- Ninguno, por ahora. Sabe quién eres y con quienes andas, eso es todo. Solo me protege. -respondió Erika.
- Es un tanto.... Tétrico.
- Y eso que no lo viste enojado. -sonrió.
- Y qué hay con Gabe.?
- Qué pasa con él.?
- Tú sabes... ustedes dos...
- Gabe y yo.?! -rió a carcajadas- Somos primos, casi hermanos. Nuestros padres se conocen desde hace muchísimo años.
- Ah... qué bien. -dijo sonriendo.
- Bien por qué.?
- Porque los únicos amigos que mis padres tienen y tendrán son los que yo jamás tendré: el alcohol y los cigarrillos.
- Bueno, quizás estén muy presionados... la gente a veces necesita desahogarse aunque no siempre recurran a la forma correcta.
- La única presión que tienen soy yo.
- No digas eso.
- No lo digo yo, lo dicen ellos. Constantemente: "si tu hermano estuviera vivo sería mil veces mejor que tú.!"
- No sabía que tenías un hermano y que... lo lamento.
- Fue hace tiempo. Se metió en una pandilla y no logró salir. Yo vi cuando lo mataron, por eso me culpan a mí.
- ...
- Tenía once años, Erika.! Qué diablos podía hacer.?! Se rieron y lo dejaron ahí tirado como un trapo sucio para que yo lo recogiese. Pasaron horas hasta que alguien me ayudó. -exclamó enfadado.
- Es horrible, lo siento mucho. -dijo posando una mano en su espalda para consolarlo.
- La gente me ve como un tipo problemático y pendenciero, pero créeme que no lo soy. Es solo la forma que tengo de reaccionar ante las cosas que no puedo manejar.
- Entiendo, a Gabe le pasa algo parecido. Para eso estoy yo: soy su conciencia y razón cuándo él la pierde. Para eso estamos los amigos, Cam.
- Yo estoy solo, solamente tengo a ese grupo de idiotas que me sigue pensando que pertenezco a la pandilla de mi hermano.
- No puedes deshacerte de ellos.?
- No entienden razones.! Además continúan en el colegio porque sus padres son influyentes, sino ya los habrían expulsado.! Si me pongo contra ellos es probable que yo termine siendo expulsado.!
- Bueno, hay dos cosas en las que te equivocas.
- Ilumíname con tu sabiduría. -suspiró.
- No estarás solo, tendrás amigos. Y hay más de una forma de hacerse entender, finalmente te dejarán en paz.
- Tú crees.?
- Estoy segura. Y nunca fallo, es algo de familia. -sonrió.
- Gracias, Erika.
- Bree. Mis amigos me dicen Bree, es mi segundo nombre.
- Crees que podré conversar contigo sin que nadie se me plante atrás.?
- Hablaré con él. Mis amigos ahora serán los tuyos. Ya verás que son un grupo.... interesante.
- Cameron.! Dónde te habías metido.?! Te estuvimos buscando.! -vociferó el más grande de su grupo de seguidores.
- Estoy charlando con una amiga. Déjenme en paz.
- Bien por ti.! Es una buena conquista.! -ironizó codeando al que tenía a la derecha.
- Que parte de amiga no entendiste, descerebrado.?
- Ya te dijo que sí.? Hoy no está el mastodonte de su hermano ni sus amigos raros, podemos ayudarte.
- Váyanse.!
- No seas así.! En la pandilla nos ayudamos... y compartimos.
- Cómo les tengo que decir que no estoy en ninguna maldita pandilla.?! Dejen de seguirme.! Se acabó.!
- No digas eso.! Deshonras la memoria de tu hermano.! -respondió seriamente el de la izquierda dando un paso.
- Todos ustedes la deshonran con cada respiro que dan.
- Te pasaste, Cameron. -sentenció el primero sacando una navaja de sus vaqueros. Los otros dos lo imitaron.
- Erika, vete. Esto es entre ellos y yo.
- Estamos en el colegio, están locos.?! -exclamó ella al levantarse. A lo lejos, demasiado lejos para ser escuchada, alguien que jugaba al basquet se detuvo y giró para ver en su dirección. Una chica del lado opuesto hizo lo mismo.
- Apártate.! -dijo el atacante y extendió el brazo para herir a Cam, pero este interpuso su mochila. Cuándo lo intentó de nuevo su navaja cayó de la mano y antes de llegar al piso se desarmó por completo. Los ojos de Erika brillaban levemente.
- Qué demonios... tú hiciste esto.?! -preguntó al ver la mano extendida de Erika en su dirección.
- Yo...
- Déjala.! -exclamó Cam y con un rápido y contundente puñetazo lo arrojó al suelo.
- Ahora es nuestro turno, prepárate.! -vociferó uno de los dos que quedaban.
- No, es el mío. -dijo una voz a la derecha de ellos. Era Gabe.
- Tú también quieres algo de esto.?! Pues toma.! -sentenció y arremetió contar Gabe quien lo paró en seco sin tocarlo. Encendió su mano y tocó con ella navaja que se fundió en la mano del atacante mientras gritaba de dolor.
El tercero se dispuso a huir pero Kaytleen lo elevó por el aire y arrojó a los pies de Cam. Confundido se puso en pie con la navaja en mano sin saber a quién atacar. Gabe miró a quien aún se lamentaba dolorido, pronunció "Cállate." y éste voló contra la pared quedando inconciente. No se percataron del primero que atacó a Cam, quién nuevamente en pié se levantó y tomó a Erika por detrás colocando otra navaja en el cuello de ella. Shockeada, era incapaz de reaccionar.
- Aléjense o la cortaré.! -gritó descontrolado.
- No debiste hacer eso. -sentenció Gabe.- Kay, sus navajas por favor.
- Con gusto. -respondió ella y todas las navajas huyeron de sus manos y bolsillos y flotaron frente a ellos.
- No importa.! Puedo matarla con mis manos.!
- No si no las tienes.
- Gabe, no.! -reaccionó Erika pero fue tarde.
Los dedos que cubrían su cuello crujieron y se curvaron hacia atrás hasta que las uñas tocaron el dorso de su brazo, luego se sintió un nuevo chasquido y la muñeca giró sobre si misma ciento ochenta grados. Preso del dolor, el muchacho no podía siquiera gritar. Con desgano Gabe hizo un nuevo gesto y él quedó tendido junto al otro en la pared. Solo quedaba uno. Cam observaba aterrado la escena, mezcla de ficción y realidad. Gabe izó al sujeto con un gesto de su mano y luego comenzó a cerrarla. Podía verse como los brazos del muchacho se comprimían contra su torso como si una prensa gigantesca lo aprisionara quitándole la respiración y posteriormente quebrando todos y cada uno de sus huesos. Por fortuna Erika y Kaytleen lograron detenerlo antes que lo matase, justo cuando en un parpadeo apareciera Jayden y quitara de la vista de Gabe a su víctima, la cual dejó tirada inconciente junto a los otros dos.
Cam estaba arrinconado contra la pared respirando agitadamente, bajo la sombra del breve techo que los cubría podía ver el fulgor en los ojos de todos excepto Jayden, que los tenía completamente negros. Eran pequeñas luces en la oscuridad.
- Quiénes... qué son ustedes.?! -preguntó alterado.
- Sin duda has escuchado muchas leyendas sobre magos, brujas y esas cosas. -dijo Erika calmándolo poco a poco.
- Sí... unas cuantas.
- Pues... no todas son leyendas.
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Penumbras
FantasyVarios siglos han pasado desde la batalla ancestral que tuviera lugar entre los tres clanes más poderosos de la Tierra y las fuerzas oscuras para mantener el frágil balance entre el bien y el mal. Sin embargo esa batalla no concluyó el día que inici...