Cameron permanecía inmóvil observándolos con una mezcla de curiosidad y temor.
- Bree, no debiste decirle. Conoces las reglas. –protestó Gabe.
- Qué se supone que hiciera.? Me vio desarmar la navaja y luego a ustedes defenderme.
- Kay podría haber borrado su memoria, cosa que hará ahora mismo con todos.
- Espera.! Ella todavía no maneja bien esa capacidad, la última vez que lo intentó la persona se olvidó hasta de su nombre.
- Ya lo recordará más tarde, es importante que estos cuatro olviden lo que pasó.
- Hablan de meterse con mi cerebro.? –preguntó Cam siendo ignorado.
- Habrá que hacer algo con la mano de ése. -dijo Jayden apuntando al que tenía la navaja derretida en ella.- Las fracturas son cosa de todos los días, pero metal derretido en tu mano… Además sentirán el dolor, la mente olvida pero el cuerpo no. Bree, puedes curarlo.?
- Puedo intentarlo…
Se inclinó sobre el que tenía la mano rota y la sostuvo entre las suyas. Un leve fulgor brotó del interior y el sonido de los huesos acomodándose se escuchó alto y claro. Los dedos volvieron a su postura normal y la mano giró hasta quedar correcta. Luego pasó al siguiente. Esta vez con ayuda de Kay, quién retiró el metal una vez que Erika lo separó de la piel y cicatrizó la herida.
- Creo que bastará con eso, tal vez no puedan tocar el piano pero estarán bien. –afirmó Erika.
- Ok. Kay, haz lo tuyo lo mejor que puedas. –ordenó Gabe.
- Hey, wow, tiempo fuera.! –exclamó Cam.- No escuchaste lo que dijo.? No quiero olvidar quien soy por ser la rata de laboratorio de un fenómeno despistado.!
- A quién llamas despistada.?! –protestó Kay.- Puedo hacerlo, estoy segura. Creo…
- Qué hay si me olvido de respirar.?
- Sería una bendición… -rió Gabe.
- Gabriel Kloster.! No hables así.! El no nos hizo ningún daño, trató de defenderme.!
- Ese es nuestro rol, no el suyo.
- Yo decido quién me defiende si acaso lo necesito.!
- Cómo quieras. –bufó contrariado.- Qué sugieres.?
- Kay, borra la memoria de esos tres. Trata de que recuerden que son humanos o al menos que sigan respirando. –sonrió.
- Y qué hay con él.? –preguntó Jayden apuntando a Cam.
- Yo me ocupo de Cameron.
- No lo dudo. –ironizó.
- No seas idiota, Jay.! Llévate a esos tres y déjalos en el banco de algún parque.
- Ok, hermanita. Tú, ven un segundo. –llamó apuntando a Cam.
- No te atrevas a lastimarlo.!
- No lo lastimaré… demasiado. –dijo al tomar a Cam del brazo y dar la espalda al resto poniéndolo frente a frente.- Sabes lo que pasará si la hieres de cualquier forma, verdad.? Incluso si acaso pensaras en herirla.
- Me lo imagino. –titubeó al ver los ojos negros de Jayden que taladraban los suyos. Cam apenas le llegaba al hombro y era la mitad de corpulento.- Y tengo muy buena imaginación.
- Ya veremos.
Cam retornó a su segura pared después del amable diálogo con Jayden, quién se despidió del resto y uno por uno se llevó a los atacantes con tal velocidad que él apenas pudo distinguir un borrón que iba y venía. Gabe y Kay se despidieron y volvieron a su juego de básquet como si nada hubiese pasado, sin embargo Cam no podía evitar el sentir la mirada constante de Gabe o la intriga de saber si Kay estaba dentro de su cabeza.
- Te encuentras bien.? –preguntó Erika.
- Normalmente yo debería hacer esa pregunta, pero… sí creo que sí. Aún no me respondiste: qué son ustedes, exactamente.?
- No hay una respuesta sencilla para eso.
- Me lo imaginé. Al menos son de este planeta, verdad.?
- Claro, –rió- todos lo somos. Simplemente somos algo… especiales.
- “Algo” ?! Qué es muy especial para ti.? O raro.? Porque eso me imagino que sería como ver bailar hip hop al Papa.!
- Debes prometer que no dirás a nadie lo que viste hoy, comprendes.? –preguntó cambiando de tema.
- No hay problema, igualmente nadie me creería.
- Bien. Será mejor que me una al juego con Kay y Gabe, quieres venir.?
- No creo que sea seguro para mí… -se excusó un tanto temeroso.
- Ya pasará, no les tengas miedo. Hablamos mañana.
- Lo prometes.?
- Lo prometo.
- Gracias, Bree. Por todo.
Erika se despidió y partió al trote para unirse con los Kloster, poco después llegaría Jayden para así formar dos equipos. Cam observó desde lejos pensando que vería un partido estilo “Space Jam”, pero solo pudo ver cuatro personas jugando y divirtiéndose. “Tal vez no sea tan malo pasar tiempo con ellos.”, pensó, ”Peligroso, pero no malo.”
La actitud de Gabe que debió ser aplacada por Erika no pasó desapercibida para ninguno: sin ella, era seguro que el daño inflingido hubiera sido mucho mayor o fatal. Y Gabe pareció disfrutarlo.
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Penumbras
FantasyVarios siglos han pasado desde la batalla ancestral que tuviera lugar entre los tres clanes más poderosos de la Tierra y las fuerzas oscuras para mantener el frágil balance entre el bien y el mal. Sin embargo esa batalla no concluyó el día que inici...