Emma Bentley residía en París junto a sus padres, Ethan Bentley y Sophie Hawkins. Era apenas un año menor que Gabe y Erika, dos técnicamente por una cuestión de días. Su infancia fue mucho más tranquila y normal que la de los Allen y los Kloster pues sus poderes no se manifiestan en igual forma. Emma, como su madre, tiene la capacidad de traer vida donde no la hay: posando su mano sobre tierra yerma el pasto crece y las flores resecas reviven. Por parte de Ethan heredó una increíble destreza y la capacidad de desafiar la gravedad con sus grandes saltos muy superiores a cualquier medalla olímpica. También, y no menos importante, recibió la hermosa cabellera rubio claro de su madre y los insondables ojos de su padre los cuales lo otorgaban una belleza y un aire miserioso sin igual. Para ser una chica su altura estaba por encima del promedio quedando apenas unos centímetros más abajo que Gabe lo cual favorecía el que frecuentemente sus miradas se cruzaran fácilmente y se perdieran en los secretos de sus almas.
Emma, o Em como era habitualmente llamada por amigos y familia, poseía también una puntería prodigiosa: a menudo competía con su madre en arquería y siempre daba en el centro. Con los ojos vendados y sin el menor esfuerzo. Sophie en realidad practicaba tiro de tanto en tanto con el arma que tenía, una muy particular con grabados a lo largo del cañón que se aseguraban de que lo que matara permaneciera muerto. Cuando Em fue mayor la guardó y optó por la arquería para entrenar la habilidad de su hija, más adelante le heredaría el arma para que siguiera sus pasos.
A simple vista era una chica callada, inmersa en su mundo, amante de las buenas historias y poco sociable. Disfrutaba enormemente de las visitas de sus amigos lejanos y su hermanastra Anne, a quien consideraba una segunda madre. Sin embargo Em es una persona sumamente compleja en su interior, la mezcla que llevaba dentro muchas veces la confundía y le planteaba eternos interrogantes sobre lo que está bien o mal y en qué circunstancias podía algo ser considerado bueno o malo. Así fue como comenzaron las charlas con Gabe, quien tenía un problema semejante con su propia personalidad. El vínculo creció y se fortaleció con el tiempo pese a la distancia sin llegar nunca a admitir ninguno de los dos lo que sentía por el otro más allá de lo que las palabras escritas o miradas significasen. La realidad de los miles de kilómetros que los separaban eran una excelente y válida excusa para desestimar cualquier relación estable y duradera; aunque esta nunca haya sido formalmente planteada. Kay los animaba a dar un paso más, insistía en que las cosas irían bien porque estaban destinados a estar juntos si lograban superar los obstáculos del camino. Fue eso lo que llevó a Gabe a decidir que cuando se graduase iría a Paris a pasar un verano entero y quizás más tiempo.
Cada vez que los directores y responsables de la fundación “A Light in the Dark” se reunían, lo mismo sucedía con sus familias. Cuando tuvieron edad suficiente y conocimiento de sus pasados y legados, acompañaron a padres y amigos en sus cacerías de sombras. Permanecían a una distancia segura pero no inútil: eran la última línea, nada pasaba por ellos. La primera vez todos se espantaron como era de esperarse, permanecieron inmóviles como Cam al descubrir que las leyendas y cuentos eran verdad. Todos menos Gabe. El actuó fríamente y eliminó a la sombra sin mayores problemas. Más tarde pasaría a las líneas de ataque con los mayores dónde su desempeño casi opacaría el de su padre pero su actitud sorprendería a todos tanto que terminarían retirándolo a él y al resto por completo. Gabe no solo cumplía su cometido con precisión y destreza, sino que lo disfrutaba y lo hacía solo evitando toda ayuda y sin que le importase lo que ocurriese alrededor. No era un jugador de equipo, era el equipo completo y su mente se enfocaba únicamente en eliminar lo que tenía delante de la manera más drástica posible. Con las sombras no era tan impactante como con los cadáveres que éstas a veces ocupaban, los cuales Gabe destrozaba con sumo placer y aversión haciendo alarde de sus poderes. Las pocas veces que debieron enfrentar seres vivos que formaban alguna alianza oscura, Gabe debió ser desplazado pues estuvo a punto de matarlos sin más y con la misma saña que si se trataran de cadáveres poseídos. En estos casos la operatoria consistía en desbaratar el grupo eliminando así la alianza sin que nadie muriese. Erik, Franz y Ethan ya tenían sangre en sus manos de enfrentamientos anteriores y por nada volverían a repetirlo, aún menos sus hijos. Al principio Gabe se enfadó enormemente por la decisión de dejarlos de lado, más tarde comprendió el motivo detrás de tal elección.
- Qué.?! Acaso no hago un buen trabajo.?! –exclamó cuando recibió la noticia.
- Demasiado bueno. El problema es que eres excesivo y disfrutas negativamente lo que haces. –explicó Franz.
- Qué hay de malo en matar muertos y eliminar sombras.?
- Disfrutas matando, Gabe. Eso no está bien.
- Pá: ya están muertos, no es que vayan a sentirlo. Y sí, me gusta lo que hago. Qué tiene de malo.?
- Pierdes las perspectiva, no trabajas en equipo y no te detienes ante nada. Aún cuando se trata de personas normales.
- No son normales.
- Sabes a qué me refiero.
- Soy bueno luchando solo, no necesito a nadie.
- Pero el resto sí te necesita, Gabe.! Te transformas en algo que no eres tú.!
- Exageras. –bufó.
- Mira esta foto, podría ser nuestro próximo objetivo. Notas algo peculiar.?
- No...
- Eres tú. La tomé en nuestra última cacería.
- Pero… es imposible, parezco una sombra… mis ojos… -titubeó contemplando la foto atónito ante una imagen que le costaba reconocer y se negaba a hacerlo.
- Temo que te conviertas en aquello que cazas, hijo. Es un riesgo que no pienso correr.
- Mis ojos… -repitió consternado.
- Hicimos mal en traerlos, solo queríamos que vieran lo que les hemos contado y utilizaran libremente sus poderes lejos de las personas. No fue una buena decisión, tienen que hacer lo que hacen los chicos de su edad. Nosotros nos ocuparemos de estas cosas para que ustedes no tengan que hacerlo hasta que llegue el momento.
El enojo de Gabe se tornó angustia, conservó la foto como recordatorio de las palabras de su padre. La sacaría solo un par de veces más en toda su vida, una sería durante una visita de Em al bar de Mick’s.
- Tienes lindos ojos… aunque parezcan dos faros rojos. –sonrió Em.
- Tú sabías de esto.?
- Te he visto de cerca más de lo que crees.
- Por qué no me dijiste nada.?
- Mi padre tiene el mismo resplandor y eso no lo hace una mala persona.
- Tu padre es parte demonio.! –exclamó en un susurro.
- Una parte pequeña, si. En el fondo todos tenemos esa parte esperando el momento oportuno para salir. Depende de nosotros, Gabe. De nadie más. No eres una mala persona, solo eres diferente. Como nosotros. Tenemos cosas que otros no tienen lo cual nos exige una mayor responsabilidad y mayor necesidad de mandar todo al cuerno más de una vez y simplemente dejarnos llevar. Pero sabes qué.? No lo haremos.
- Eso espero…
- No te preocupes velaré por ti. Siempre lo he hecho y siempre lo haré. Seré tu “Pepe Grillo.”
- Estás algo grande para un grillo. –sonrió.
- Aún así, estaré siempre a tu lado. Aún cuando no me veas, cuando la distancia nos separe, estaré allí para ti.
- Lo mismo digo, Em. Siempre juntos.
Sus dedos estaban a escasos centímetros uno del otro, esperando el primero que uniera el pequeño mar de madera que separaba ambas costas. Las tazas humeantes permanecían expectantes bajo sus rostros otorgando la neblina sobre el mar que separaba los faros de sus ojos. Era solo cuestión de llegar a buen puerto. Nada más.
Las luces del local titilaron y luego bajaron. Bree observó de reojo la escena mientras bailaba junto a su hermano y Kay, el dueño daba pequeños golpes al interruptor central intentando que las luces volvieran a la normalidad. Pero eso no sucedería, no mientras Bree tuviera el control sobre ellas. Kay no tuvo ninguna dificultad en convencer a los músicos para que tocaran “Right here waiting” de Richard Marx. Claro está que cuando Kay se lo propone, es capaz de convencer o persuadir a cualquiera de cualquier cosa manipulando sus mentes.
Ahora los tres estaban quietos sentados en la pequeña barra observando a los protagonistas de la escena que habían montado. Solo unos instantes más. Em regresaría a Francia el día siguiente, esto no podía esperar. Sin embargo alguien pasado de copas empujó a Kay que cayó al suelo emitiendo un quejido y todo terminó. Bree se olvidó de las luces mientras ayudaba a Kay a incorporarse. Jayden estaba de pie junto al tipo que apenas podía estar parado, y detrás de él: Gabe. Em se acercó presurosa y susurró “Cálmate, ocúpate de tu hermana.” en su oreja.
- Estás bien.? –preguntó a Kaytleen alisando su ropa.
- Sí, estaba distraída y perdí el equilibrio. No es nada. –respondió al ver que el tono de los ojos de su hermano comenzaba a cambiar.- Tranquilízate.
- Ella está bien. –le dijo a Em.-Ya me ocupé de ella, ahora le toca a él.
- Lo siento, no fue mi intención. –titubeó el tipo que apestaba a alcohol.
- Viejo, hueles a destilería. Creo que es hora de que te vayas antes que te vuelvas inflamable.
- Gabe, ni lo pienses. –sentenció Kay al escuchar el peculiar juego de palabras. –Vámonos, es tarde y ya nada tenemos que hacer aquí. Mick, la cuenta por favor. –pidió al verlo acercarse tras la barra.
- Olvídenlo, chicos. Esta ronda la pago yo, disculpen las molestias. Y tú –afirmó mirando al tipo que empujó a Kay- ya estoy harto de ti, siempre traes problemas. Vete y no vuelvas.
- Oye, no es para tanto… solo porque tiré a esta chiquilla distraída del banco… mírala, parece…
- Tus próximas palabras decidirán tu muerte. Escoge con cuidado, imbécil. –bufó Gabe entre dientes levantándolo del suelo con sus manos que comenzaban a quemarle la camisa.
- Gabe.! Contrólate.! –exclamó Em tomándolo del brazo.- Es mi última noche, recuerdas.?
- Qué… -titubeó el tipo horrorizado al ver los ojos encendidos de Gabe y las marcas de sus manos en su camisa. Estaba pálido y casi sobrio del espanto.
- Jayden, llévatelo con Bree. Kay y yo los seguiremos. –instruyó Em.
- Estaremos en el parque. –afirmó Jayden.
Aprovechó el efecto de las palabras anteriores de Emma y el control que intentaba tener Kay sobre su hermano para arrastrarlo fuera y rápidamente llevarlo al banco de un parque a pocas cuadras. Kay borró la memoria del tipo para que no recordara lo sucedido con Gabe, afortunadamente era el único lo suficientemente cerca como para darse cuenta. También borró su deseo de alcohol y eliminó el bar reemplazándolo por otro recuerdo, el de un baldío que viera cerca. De ahora en más el bar ya no existiría para él aunque lo tuviera frente a sus narices.
- Lo siento. –se disculpó Gabe cuando ellas llegaron.
- Pudiste mantener el control. –dijo Em.
- Tú crees.? –sonrió.
- Bueno, el tipo todavía está vivo. Es un avance.
- Si no fuera por ustedes…
- Yo no hice nada esta vez, estaba distraída hablando con Mick. –afirmó Kay.
- Entonces fuiste tú.
- Solo traje un recuerdo a tu mente. Uno bueno, según parece.
- Tu última noche antes de partir en la mañana.
- Exacto, así que por qué no seguimos disfrutándola.? Me encantaría ver las estrellas, me acompañas.?
- Parece que va a llover… no hay ni una en el cielo.
- Por ahora. –afirmó Bree que luego de mirar a todos lados se concentró emitiendo un leve fulgor mientras sus cabellos flotaban ingrávidos y las nubes se despejaban dando lugar a un hermoso cielo tapizado de estrellas.
Se recostaron en el suelo, Em apoyó su cabeza sobre el hombro de Gabe mientras ella recitaba las constelaciones y el resto tomaba algo de distancia.
La misma escena se había repetido muchos años atrás en el mismo parque, sobre la misma hierba, sin que ellos lo supieran. Y sus protagonistas serían parte de una historia increíble que daría como resultado a Bree y Jayden.
Así empezó todo entre Jayson Allen y Karen McGuillan.
Y todo indicaba que una historia empezaba a escribirse bajo las mismas estrellas que los alumbraran aquella vez.
Una historia destinada a convertirse en leyenda.
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Penumbras
FantasyVarios siglos han pasado desde la batalla ancestral que tuviera lugar entre los tres clanes más poderosos de la Tierra y las fuerzas oscuras para mantener el frágil balance entre el bien y el mal. Sin embargo esa batalla no concluyó el día que inici...