XII

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La sangre formaba un charco creciente bajo el costado de Gabe. Bree buscó el pulso en su cuello, apenas podía sentirlo. “Dónde diablos están todos.?!”, gritó desesperada. Mick se asomó al escucharla y de inmediato llamó una ambulancia.
- No hay tiempo. –afirmó Em secándose las lágrimas.- Debemos ayudarlo nosotras.
- No tengo mucha energía, apenas estoy deteniendo la hemorragia.!
- Lo intentaré yo. Sigue concentrándote en mantenerlo con vida.
Bree apartó la mano de la herida, por un instante la sangre brotó profusamente y luego volvió a detenerse. Los ojos de Em pasaron del rojo a un celeste muy claro. Colocó sus manos levemente brillantes a los costados de la herida mientras Gabe gemía inconciente por el dolor. La bala salió a la superficie y la herida comenzó a sanar hasta cerrarse; Gabe respiraba ahora rítmicamente aunque seguía inconciente. Emma había heredado ambos dones de sus padres: podía traer la oscura muerte o la luz de la vida.
Jayden fue el primero en llegar, detrás de él Erik quién de inmediato revisó a Gabe. Vio la bala que Em aún sostenía en su mano y la sangre  en la ropa de Gabe y en las dos chicas.
- Levántate, vamos. Te pondrás bien. –dijo dando palmadas en el rostro de Gabe para que reaccionara.
- Estoy… vivo.? –titubeó al abrir los ojos lentamente.
- Por supuesto, gracias a ellas.
- Mi ángel personal… -sonrió al ver el rostro de Em y acariciarlo con su mano. A Bree no le importó ser ignorada, comprendía perfectamente.
- Gabriel.! Estás bien.? Qué diablos pasó.?! –exclamó Franz al ver a su hijo en el suelo.
- Dios mío.! –se sobresaltó Sam viendo la sangre.
- Mamá, estoy bien. Cálmate. –pidió Gabe al intentar levantarse.
- Despacio, déjame ayudarte. –dijo Franz al tomar su mano  y tirar.
- Em.! Te encuentras bien.? De quién es toda esta sangre.? –preguntó Ethan al mirarla.
- No es mía, es de Gabe. Pero ya está bien.
- Qué.?! Gabriel.?! Qué pasó.?!
- Ya te contaré, primero quiero darme una ducha caliente.
Em observó a Gabe que estaba rodeado por su familia al igual que ella, sin embargo ambos encontraron hueco para que sus miradas se encontraran antes de partir. Ya hablarían más tarde, tenían todo el tiempo del mundo.
Al llegar la ambulancia no encontró a nadie excepto el cuerpo del atacante a varios metros, sin embargo Mick insistió en que un muchacho fue herido casi en la puerta. La policía tomó su declaración mientras retiraban el cuerpo.
Gabriel relató los eventos a sus padres de forma precisa, Sam le quitó de inmediato la camisa ensangrentada y le dio otra tirando a la basura la manchada. No soportaba verla.
Em contó sentada en la cama del hotel cómo Gabe la salvó después de que ella lo defendiera y fuera secuestrada. Sophie curó la herida en su cabeza producto del golpe que la desmayó mientras Anne limpiaba la sangre de sus manos. Ethan solo observaba y escuchaba seriamente.
- Papá, lamento lo que pasó… yo… -se disculpó Gabe.
- Ya hablaremos más tarde. Ahora descansa, algo me dice que éste será un día agitado.
En la mañana las noticias mostraban casi exclusivamente los extraños acontecimientos de la noche los cuales vieron una  y otra vez para asegurarse que no hubiera forma de ser reconocidos.
Em y Gabe hablaron cerca del mediodía preocupados uno por el otro. Franz y el resto de los adultos se reunieron en la sede de la fundación para comparar versiones y determinar los pasos a seguir de ser necesario.
- Lamento haberte abandonado anoche. –dijo Bree por teléfono.
- Fue una primera cita única e inolvidable, no te quepa duda. –respondió Cam.
- …
- Vamos, Bree… No me dirás que la pasaste mal.! Quiero decir antes de todo el desastre…
- No, pero no estoy segura de que sea prudente para ti estar cerca nuestro.
- Deja que yo me preocupe por mí, estaré bien.
- Gabe casi te mata.!
- No sería la primera vez…
- …
- Hablar por teléfono de esto no me parece correcto. Por qué no nos vemos.?
- Escuchaste lo que acabo de decir.?
- Alto y claro, pero estoy dispuesto a arriesgarme por ti.
- Estás loco.?
- Desde que los conocí el término “locura” adquirió connotaciones completamente nuevas. –rió.
- Cam…
- Bree, si el hecho de estar a tu lado implica pasar muchos momentos como los de ayer y arriesgarme a ser quemado o lo que sea por el fenómeno de turno, lo acepto. No me rendiré.
- Es demasiado peligroso para todos, sobre todo para ti.
- Te preocupas demasiado por mí, eso significa que te intereso bastante.
- Tanto como para no volver a verte. Lo siento.
- Bree.? –gritó Cam a un teléfono que ya no tenía a nadie del otro lado. - Bree, no seas tonta.!
Las clases habían terminado, ya no volverían a verse dentro de los muros de la escuela que les proporcionara un motivo diario de encuentro. Cameron esperó que continuaran asistiendo a los ensayos por las tardes, pero fue en vano: nunca regresaron. Envió decenas de mensajes, correos e hizo llamadas a todos ellos siendo Bree la única que jamás respondió. Respetando la decisión de ella, tampoco respondían las preguntas de Cam al respecto; solo aseguraban que se encontraba bien.
“No me rendiré.”, pensó al recibir negativa tras negativa. Un día juntó valor y fue hasta su casa, obtuvo la dirección a partir del número de teléfono. No estaba seguro con lo que se encontraría, tenía la esperanza de que ella abriera la puerta pero no fue así. La voz que dijo “Sube.” a través del portero eléctrico era la de Ayden.
Al llegar al departamento de los Allen dudó unos segundos, miró la enorme maceta con una hermosa y verde planta junto a la puerta que llamaba la atención y por fin tocó el timbre. Tampoco fue Bree quién abrió, sino su padre.
- Cameron, en qué puedo ayudarte.? –preguntó secamente.
- Eh… quería ver a Bree, si no es molestia.
- No lo tomes a mal, pero ella no quiere verte. Todavía está algo shockeada por lo ocurrido.
- Entiendo. Solo dígale que pasé para saludarla y que no tengo miedo. Adiós, señor, y gracias. –dijo tendiendo la mano para partir.
- Espera… creo que debemos hablar. Entra.
Cam pasó junto a Erik quien lo observó y luego a la maceta.
- Supongo que siempre habrá lugar para uno más… -murmuró.
- Perdón.?
- Nada, toma asiento. Jay, dile a tu hermana que Cam está aquí. –pidió al verlo.
- Me alegra verte otra vez, Cameron. –saludó Ayden.
- El gusto es mío, señora. –respondió cortésmente al levantarse.
- Bree vendrá en unos minutos. –anunció Jayden.
- Gracias, hijo. Sales con tu bicicleta.?
- Sí, iré a dar unas vueltas para mantenerme en forma.
- Ponte el casco y no excedas el límite de velocidad. –sonrió.
- No, papá. Adiós, Cam.!
- Adiós, procura no cruzar la frontera. –rió pero la mirada seria de Erik borró su sonrisa en un segundo.- Perdón.
- Vamos al grano: sabes de nosotros, lo que podemos hacer.
- Sí, señor.
- Y los riesgos que implica saberlo y frecuentarnos.
- Sí, señor.
- Y aún así estás aquí.
- Sí. Señor.
- Tú qué crees.? –preguntó a Ayden.
- Es su vida, su decisión. En cuanto a estar cerca de Bree es decisión de ella.
- Señora, respetaré cualquier decisión que ustedes o ella tomen.
- Si así fuera no estarías aquí hoy, Cam. –sonrió Ayden.
- Ella dijo que no volvería a verme por mí, no por ella. Yo se cuidarme, además aún no la he visto así que sigo respetando su decisión.
- Me agrada este chico, me recuerda a ti en ciertos aspectos.
- Psé. –bufó Erik.- Eso es lo que no me agrada a mi.
- ….
- No le prestes atención. –rió Ayden- Solo cuida a su pequeña no tan pequeña.
- Señor, prometo respetarla y cuidarla con mi vida.
- Aguarda, vienes a visitarla o a pedir su mano.? –inquirió Erik.
- Qué.?!
- Erik.! Basta.!  –exigió Ayden.
- Olvídalo. –dijo Erik al ver la tensión y color en el rostro de Cam- Sé que lo harás o…
- Usted me matará.
- Lenta y dolorosamente.
- Papá.! –exclamó Bree.
- Está bien, tu padre me daba algunas… indicaciones. Si es que sobrevivo para nuestra siguiente cita…
- Cam… -resopló.
- Erik, el auto necesita gasolina.- indicó Ayden.
- Eh.? Llenamos el tanque ayer.!
- Pues iremos a dar vueltas hasta vaciarlo y lo volveremos a llenar.! Entiendes.?
- De acuerdo. –bufó.
- Adiós, Cam.
- Adiós, señora.
- Esta maceta necesita más abono… -dijo Erik al salir.
- Cállate.! –rió Ayden tras cerrar la puerta.
- Estuviste hablando con mis padres…
- Sí, y déjame decirte que es un tanto… amedrentador.
- Es verdad. –sonrió- Pero solo porque me protege, no tiene nada en tu contra.
- Y espero que jamás lo tenga.
- Qué haces aquí.?
- Vine a ser atemorizado por tu padre. Ah, y a ver como estabas.
- Te dije que no era prudente vernos, no es seguro.
- Nos estamos viendo ahora y todavía no explotó nada.
- Sabes a lo que me refiero.
- Solo pido otra oportunidad, Bree. Una salida normal sin persecuciones ni magia.
- Suena bien. -sonrió mientras alzaba su teléfono para leer un nuevo mensaje. Su rostro cambió de inmediato.- Pero me temo que tendrás que esperar: Gabriel y Emma acaban de ser arrestados por homicidio.
 Ambos se miraron sin saber qué decir.

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