XIV

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- De dónde salió este chico.? –preguntó Ethan.
- Es amigo de nuestros hijos, egresó con Bree y Gabe. –explicó Ayden.
- Es confiable.? Tal vez tengamos una salida aquí. –dijo el abogado.
- Sí, lo es. Pero no dejaré que nadie tome mi lugar. –sentenció Bree.
- Señorita, la situación es seria. Debería aferrarse a cualquier esperanza y la idea de este Cameron no es mala. Usted, Gabe y Emma podrían quedar libres.
- Y Cameron.?
- Haremos todo lo posible por él, desgraciadamente ya admitió culpabilidad y dio una versión plausible de lo sucedido. Los detectives están bastante conformes. Además tiene un par de antecedentes leves pero que cuentan a la hora de la credibilidad.
- Entonces nuestros hijos quedarán libres.? –preguntó Sam.
- Mañana lo sabremos, pero creemos que así será. Resta que el tal Mick corrobore la declaración. Ya nos pusimos en contacto con él.
- Gracias, nos veremos mañana.
- Buenas noches.
Bree miraba a Gabe y Em quienes lucían aliviados, ella también se sentía mejor pero no podía dejar de pensar en lo que Cam había hecho por ellos, sobre todo por ella. Lo imaginaba solo en prisión pues sus padres seguramente no se molestarían en ir hasta la mañana siguiente. El prometió no dejarla, ella tampoco lo dejaría a él.
A primera hora de la mañana partió rumbo a la estación, mucho antes que sus padres. Logró convencer a los guardias para verlo unos minutos.
- Cómo se te ocurrió semejante idea.?! –preguntó ella.
- No fue mía, fue de tus padres y el resto. Yo solo la llevé a cabo.
- Estás demente…
- Y ustedes libres. Era el objetivo, no.?
- Qué dijeron tus padres.?
- Ni idea, no los he visto y no creo que los vea.
- Eres menor de edad, tienen que venir por ti.
- Ya no.
- Por qué.?
- Hoy cumplo dieciocho. Por eso esperé hasta medianoche para dar mi declaración.
- Qué.?! Te juzgarán y condenarán como adulto.!
- Esperaba que me dijeras “feliz cumpleaños”…
- No te creerán, no pueden obviar la evidencia.
- El ADN de Gabe.? Era lógico, él fue el atacado. El casquillo con las huellas de Em.? Claro, lo tomó con los dedos para ver qué era. Las huellas de sus suelas en el pecho del tipo aplastado.? Yo la tomé de los brazos y la lancé como un martillo humano para defendernos.
- Pero… Gabe no tiene ninguna herida. Ya no.
- Es lo único que los confunde, y al no poder relacionar su sangre con su persona en el lugar del hecho deberán descartarla. Lo cual te descarta también a ti, porque la sangre en tus manos era la de él; al igual que Emma. Los tres serán sobreseídos.
- Y tú culpado.
- Pasaré un tiempo entre rejas, eso es todo. Alegaré legitima defensa y demencia, solo serán unos meses. Tal vez menos si tus abogados me ayudan. El que me asignaron no creo que distinga un tribunal de un bar.
- Qué hay de Mick.? El nos vio a los tres,  pero no a tí. Llamó a la ambulancia al ver a Gabe y a nosotras ensangrentadas.
- Creo que Kay y su madre podrían darme una mano con Mick, no crees.? Hacerlo dudar sobre si yo estaba ahí o no y si realmente vio lo que vio.
- Eso podría arreglarse… no es mala idea.
- Bien, haz lo que puedas.
- Yo… no sé qué decir…
- Tenemos una segunda cita pendiente, espero que no la aplaces por ser un ex convicto.
- Claro que no. –sonrió- Iré a verte todo el tiempo que pueda todos los días que estés en prisión.
- Vaya… de haberlo sabido lo hubiera hecho antes. –rió.- Ahora ve a  buscar a Mick.
Ella agradeció nuevamente y se despidió para ir en busca de Sam y Kay, debía llegar a ellas para poder interceptar a Mick antes de que se presentase en la estación.
Logró alcanzarlas cuando salían y contarles el plan, ambas acordaron intentarlo. Franz y Erik retrasarían a Mick para que ellas pudieran actuar.
Mick vivía en la parte superior de su local, el cuál no abría hasta media mañana; excepto el día de hoy que debía presentarse en la estación. Estaba feliz de que otro culpable se hubiese presentado, apreciaba a los chicos que resultaron afectados y a sus padres quienes conocía desde hace muchísimo tiempo. “Este Cameron tenía pinta de ser problemático, es el sospechoso perfecto.”, pensaba mientras se colocaba el abrigo y salía a la calle.
Contempló unos segundos la mancha en la vereda donde antes estuviera tirado Gabe; la imagen no se iría nunca de su mente. Al menos eso creía él.
Esquivó la mancha y siguió su camino, la estación de policía estaba a unas diez cuadras y a Mick le gustaba caminar.
Esa mañana los semáforos parecían estar en su contra: con cada uno que se topaba la luz verde se tornaba roja deteniéndolo. El tráfico estaba tan enfadado como él y lo hacía notar con sus bocinas. Franz lo observaba a corta distancia mientras cambiaba las luces a medida que Mick se aproximaba a alguna.
Al dar la vuelta en una calle desierta un extraño ventarrón voló su sombrero. Le llamó la atención semejante ráfaga en una mañana tranquila y despejada, daba la impresión de que algo muy rápido había pasado junto a él. Retrocedió unos pasos para recoger el sombrero cuando Sam apareció por detrás y Kay delante. “Hola.!”, dijo ella sonriente. Mick no recordaría ese saludo ni nada de lo acontecido aquella noche, pues Sam aprovechó la distracción para meterse en su mente y reacomodar sus recuerdos. Colocó a Cam en el lugar, tornó difusa la escena donde veía a Gabe, Em y Bree e implantó el disparo del tipo muerto hacia Cam que provocó que éste se defendiera. Luego las dos se fueron tan súbitamente como llegaron.
Mick terminó de colocarse el sombrero y continuó su camino. “Pobre chico…”, pensó, “Preso por defenderse y ayudar a sus amigos. Ojalá lo liberen.”
Los cuatro se reunieron en una esquina mientras lo observaban alejarse. Los bocinazos concluyeron pues los semáforos ahora funcionaban normalmente.
Esperaron en el hall de la estación mientras los abogados terminaban los papeles para liberar definitivamente a Bree, Em y Gabe. Mick ya estaba declarando y los detectives parecían bastante molestos con él. Sam ayudó a que no lo maltrataran, no era su culpa. Aplacó lo más que pudo la ira de los detectives que continuaban interrogándolo y preguntando junto con el fiscal por qué cambió su declaración. “No la cambié.”, insistía Mick, “La aclaré. Hay detalles que no recuerdo tan bien para darlos por ciertos y otros que recordé más tarde. No se supone que debo decir todo lo que sé.? Pues es esto, les guste o no.”
Mick era un tipo de pocas pulgas y no temía a la policía.
Uno de los abogados volvió con los papeles que concedían la libertad a los chicos. Existía la posibilidad de un juicio posterior pero era poco probable debido al cambio en el testimonio de Mick.
Gabe pidió ver a Cam antes de irse, siendo ya libre no hubo mayores problemas.
- Estás bien.? –preguntó al verlo sentado en la oscuridad.
- Psé. He estado en lugares peores. Cómo resultó lo de Mick.?
- Bien, estamos libres y tú probablemente cerca de estarlo.
- Excelente.
- Cam, no sé exactamente cómo…
- De nada. –lo interrumpió.
- Nunca olvidaré lo que hiciste por nosotros, viejo. Te debemos una. Una muy grande.
- Lo tendré en cuenta. –sonrió.
- Debo irme, seguramente Bree vendrá más tarde. Los abogados de nuestros padres se están ocupando de ti.
- La estaré esperando, no hay mucho más para hacer por aquí.
Cuando Gabe se fue Cam volvió a tomar asiento en su oscura celda. Se preguntó por primera vez si estaba loco, cómo demonios terminó ahí por una chica. En realidad si bien toda su vida había sido una cárcel sin rejas, ésta al menos la había elegido; estaba allí por decisión propia.
Y no se trataba de cualquier chica sino de Erika Bree Taylor Allen.
“Bree… mi ángel.”, sonrió iluminando la celda con su recuerdo.
 

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