XLVII

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Des estaba sentado en una esquina, ignoraba si el resto se había percatado de su presencia. La salida intempestiva de Bree acaparó la atención al igual que antes lo hiciera Em al llegar completamente abatida. Desmond Mills no existía para ninguno de ellos en ese momento, era parte del mobiliario y nada más.

Se sintió perdido y abatido, por primera vez estaba completamente solo sin nadie que le dijera qué hacer, a quién seguir o con quien discutir. No tenía una misión, un propósito que lo impulsara a ponerse en pié y cumplirlo; excepto el de proteger a Rose a pesar de que a ella le importase más el musgo de la maceta que su existencia, lo cuál era lógico considerando que intentó matarla junto con sus padres no mucho tiempo atrás. Tal vez lograra convencerla de que las personas pueden cambiar, así como Gabe se perdió en la oscuridad él había optado por la otra senda. No sería un trabajo fácil ganar la confianza de Rose, pero era lo único que tenía por delante.

Se aferró a la bolsa que contenía la ropa ensangrentada de Claire y sus pertenencias. Sintió un pequeño bulto, algo había quedado en uno de los bolsillos. Se preguntó qué podía ser, no salían con identificaciones cuando estaban en alguna misión; sin embargo hacía un tiempo que no tenían ninguna así que era probable que se tratase de sus documentos, parte de su vida desconocida.

Revolvió en la bolsa buscando el jean y palpó el bolsillo trasero extrayendo una gastada billetera. Jamás vio a Claire usar cartera, no le extrañaba que usase algo típicamente masculino para portar sus pocas pertenencias. Allí estaban las tarjetas de crédito con diversos nombres, algunas identificaciones falsas y una vieja foto de ella cuando era pequeña. "No olvides quien alguna vez fuiste.", decía escrito a mano. Era hermosa ya de niña y su aspecto aquí era lo opuesto a la Claire adulta. En la foto se la veía tímida, distante, perdida, como a quién arrojan a una multitud desconocida, a un mundo extraño para que sobreviva como pueda. Des deseó poder haber hecho más por ella, incluso ayudar a esa niña para que no tuviera el final que tuvo en su corta vida. Desgraciadamente no podía retroceder en el tiempo. Si tan solo Rose pudiera hacerlo, si pudiese moverse a través de las horas, los meses y años y no solo ralentizar o detener el tiempo tendría una oportunidad de cambiar las cosas; quizás hasta de eliminar a Hoffman antes que influenciara a Gabe. Pero todo dependía de que Rose creyese en él. Guardó la billetera en su bolsillo dejando aparte la foto de Claire la cual colocó en el bolsillo de su camisa.

- Te encuentras bien.? Creo que nadie te lo ha preguntado y has pasado tanto o más que nosotros últimamente. –preguntó Rose tomándolo desprevenido.

- Eso creo... todo es extraño, como un mal sueño del que nunca despiertas.

- Qué llevas ahí.?

- La ropa de Claire. –respondió sujetando firmemente la bolsa.

- Tus manos tienen sangre.! –indicó sorprendida.

- No es mía, es de su ropa. Debo haberme manchado.

- Toma, límpiate. –dijo al darle unas toallas de papel.

- Gracias. Oye, lamento lo que pasó en tu casa, yo...

- Si quieres que te perdone todavía hay un largo e incierto camino por recorrer. –interrumpió Rose.- Pero me intriga el que te hayas ofrecido a protegerme, es como si el lobo se ofreciera a cuidar a la oveja.

- Este lobo ahora es vegetariano. –sonrió.- Sé cómo piensa Gabe, tú siempre fuiste nuestro primer blanco por tu habilidad. Lo menos que puedo hacer por ti es protegerte.

- Así que mi verdugo se vuelve mi protector.?

- Nunca te hubiera lastimado... -afirmó cabizbajo casi en un murmullo.

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