IX

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- Vamos.! –insistió Cam- Ven a bailar al centro de la pista.!
- No.! Estás loco.? No sé bailar tan bien como para estar en el centro de la atención.! –exclamó Bree.
- No te preocupes, me estarán viendo a mi. –sonrió.
- Ni que fueras tan bueno.!
- Kay, quieres bailar.?
- Claro.! –exclamó rápidamente tomando la mano extendida de Cameron.
Gabe bailaba con Emma cerca del escenario cuando escuchó los aplausos al ritmo de la música y las risas. Se acercaron para ver qué sucedía y pudo distinguir a su hermana bailando como nunca con Cameron. Ignoraba que Kay bailara tan bien y Cam era sorprendente, parecía que la música guiara su cuerpo y moviera sus pies. Pero por qué no estaba con Bree.?, se preguntó al verla entre el público.
- Nos unimos a ellos.? –sonrió Em.
- Te aseguro que no bailo así, esta es la primer noche pongo un pie a continuación del otro para algo que no sea avanzar.
- Pues avancemos. –dijo tirando de él llevándolo al centro.
El corazón de Gabe latía desbocado.
- No quiero hacer el ridículo frente a todos, sobre todo frente a ti. –le dijo plantándose en el borde.
- No estás frente a mí, Gabe. Estás conmigo.
Gabe suspiró y se dejó llevar.
Em resultó ser tan buena bailarina como Cam. Gabe siguió las indicaciones que le daba ella, “Siente la música, déjala dar vida a tu cuerpo.!”. Cuando así lo hizo, todo cambió. Un nuevo tipo de energía recorría sus nervios moviendo sus músculos a la par de Em.
Cam dejó a Kay con Jayden e insistió nuevamente con Bree.
- Si él puede, tú puedes. –le dijo.
- De acuerdo. –bufó tomando su mano.
Al llegar al centro la música se tornó lenta. Gabe y Em ahora bailaban uno contra el otro, ella tenía su cabeza apoyada en el hombro de él quién tenía una expresión de absoluta felicidad.
- Tú planeaste esto.? –preguntó Bree.
- No soy uno de ustedes, no puedo saber qué música vendrá.
- No, pero ella sí. –dijo mirando a Kay que se escondió detrás de Jayden sonriendo.
- Estamos en un baile, Bree. Bailemos.
Ella sonrió y comenzó a bailar con él.
No sabía exactamente qué sentía por ese tipo que tenía enfrente, alguien que conoció de una manera y ahora era completamente diferente. Acaso la gente podía cambiar tanto.? En las historias que ella escuchaba la gente generalmente cambia para mal, resultan ser psicópatas escondidos tras fachadas de normalidad. Y si Cam era un psicópata.? Si en realidad no cambió sino que tiene dos personalidades.?
- Estás callada… -murmuró.
- Solo pensaba.
- En mí.?
- …sí.
- Hay algo que quieras saber.? Solo debes preguntar.
- Cómo pudiste cambiar en un tris de ser un problemático pendenciero al tipo normal que eres ahora.?
- Supongo que necesitaba un motivo, algo que me abriera los ojos e hiciera ver una realidad diferente.
- Y qué fue eso.?
- Tú.
- Yo.?
- Sabía que la única manera de llegar a ti sería cambiando mi actitud, algo que quería hacer hace tiempo pero carecía del valor suficiente. Bastante solo estaba como para perder al par que me servía de compañía, aunque fueran unos idiotas.
- Pero por qué yo.? Muchas chicas se interesan en ti.
- Porque eres especial, Bree. La forma en que tus ojos reflejan la luz, tu sonrisa, la manera en que siempre se apoyan y dan fuerza entre ustedes… quería ser parte de todo eso.
- Tus padres no vinieron hoy… -dijo cambiando de tema.
- No. Afortunadamente no.
- Por qué.?
- Solo me avergonzarían, es mejor que no estén. Aparte nunca estuvieron así que no veo la diferencia.
- Debes haber tenido una vida difícil, muy solitaria.
- Soy un sobreviviente. –sonrió- O más bien lo era.
- Las cosas cambiaron.?
- Desde que te conocí todo cambió, Bree. Todo.
- …
- Ya pensaste seriamente lo que tenías que pensar.?
- No me atrevería a privarte de tu ilusión.
- Es eso un sí.?
- Sí.
- Genial.! –exclamó.
- Solo una cena.
- Y helado.
- Y helado. –sonrió.- Tu traje tiene un aroma curioso… como a naftalina…
- Si, eh… es prestado.
- Tu abuelo.?
- Probablemente… me lo dio un amigo que trabaja en la morgue del cementerio.
- Usas el traje de un tipo muerto.?!
- El vivo no quiso prestármelo. Además no está tan mal…
- Hubieras hablado con Gabe o Jayden…
- No. No me gusta andar mendigando. –sentenció.
- Si quieres puedo pagar la cena mañana, no me importaría.
- No acepto limosnas de nadie.
- No es una limosna.! Me da pena que…
- No necesito tu compasión ni la de nadie.! Olvídalo, todo esto fue una mala idea. –afirmó al apartarse pero Bree tomó su mano y no lo dejó ir.
- Lo siento, no quise ofenderte. Quiero ir a cenar contigo. Y que tú me invites.
- Está bien. Bree…
- Sí.?
- Puedes conservar mi mano todo el tiempo que quieras. –sonrió.
El baile terminó casi al alba. Ambas citas tendrían lugar esa misma noche y dos personas no dormirían ante la ansiedad: Gabe y Cam.
Cerca de las nueve Gabe pasó a buscar  a Em y la llevó al restaurante donde hizo las reservas.
El lugar no era muy grande, las mesas tenían pequeñas velas en el centro y estaban lo suficientemente apartadas como para que nadie escuche la conversación de otro. Música suave ambientaba el lugar que ya de por sí era extremadamente romántico. Gabe tomó el abrigo de ella y lo colocó en el asiento para luego arrimarla a la mesa.
Los ojos de Em brillaban de la emoción.
- Te agrada.? –preguntó él.
- Es hermoso, muy romántico… cómo conoces.?
- Mis padres suelen venir.
- Pensé que quizás…
- No, nunca. Tú eres la primera, la única. Y qué hay de ti.? En todo este tiempo en París habrás conocido chicos, alguien especial…
- Conocido sí, pero especial hay una sola persona. Y no vive en París.
Las miradas de ambos estaban fijas el uno en el otro, podían verse en el profundo reflejo de sus ojos y escuchar lo que sus corazones gritaban.
- Te amo. –dijeron al unísono.
Permanecieron en silencio sonriendo, sus manos tomadas ante tal coincidencia que tanto tiempo esperó para darse a conocer. La comida llegó cuando ambos empezaban a aproximarse uno al otro.
- Te parece bien aquí.? –preguntó Cam.
- Es una buena pizzería, he venido un par de veces.
- Con…
- Jayden y mis padres.
Cam tomó el abrigo de Bree y lo depositó en la silla junto a ella. El menú no ofrecía demasiadas opciones, dejó que Bree eligiera lo que iban a comer.
- Cuéntame más de ti. –pidió ella.
- No hay mucho que contar, soy lo que ves. Me gusta la música, bailo bien cuando hay ocasión, me agrada salir y estar al aire libre…
- Dónde pasaste tu infancia.?
- Una parte muy breve en Inglaterra, según supe. Casi inmediatamente me trajeron aquí.
- Nosotros tenemos un par de amigos viviendo en Escocia. Tu apellido tiene algo que ver con el escritor.?
- Edgar.? Probablemente, pero si viera en qué se transformaron sus descendientes se cambiaría el apellido.
- Siempre fueron así tus padres o solo después de la muerte de tu hermano.?
- La realidad es que conozco tanto a mis padres como ellos a mí, es decir que prácticamente ignoramos la existencia uno del otro.
- Pero deben saber dónde estás hoy y con quién…
- Bree, ni sé dónde están ni ellos saben dónde estoy. Ahora entiendes por qué terminé con ese par de imbéciles. Solo existo para recordarles al resto que mi hermano no está y que debo algo que nunca podré pagar.
- No le debes nada a nadie.
- Lo sé, díselo a mis padres si los encuentras.
La pizza llegó a tiempo para cambiar la conversación. Las risas surgieron en medio de anécdotas, Bree se sentía cómoda a su lado y disfrutaba el poder contar cosas que a otros no podía.
- Con cuántos chicos has salido.? –preguntó él haciendo que ella prácticamente escupiera la aceituna que comía.
- Tú primero.
- De acuerdo: cero. Jamás he salido con un tipo y jamás lo haré.
- Contesta la pregunta.!
- En serio quieres saber la respuesta.?
- Ahá.
- Dos. Y nunca tuvimos nada serio.
- Solo dos chicas.?
- Sep.
- Lo juras.?
- Por la tumba de mis padres.
- Están vivos.!
- Nada es eterno…. Tu turno.
- Nadie.
- Nadie.?! Eres dueña de una belleza sin par y nunca jamás nadie te ha invitado a salir.?
- No dije eso, dije que nunca salí con nadie.
- Buen punto… por qué.?
- Tú sabes por qué.
- Sus problemas “oculares.”?
- Exacto.
- Bueno, tus ojos lucen igual de hermosos que siempre esta noche.
- Gracias. –dijo ligeramente sonrojada.
- En realidad fueron tres.
- …?
- He salido con tres chicas, con dos nunca tuve nada serio.
- Y la tercera.?
- La estoy viendo y espero tenerlo sin importar el tiempo que deba esperar.
Cam tomó la mano de ella sobre la mesa y Bree sonrió bajando la vista.
Gabe y Em salieron del restaurante rumbo al parque. Las estrellas se veían diferentes esta noche, más brillantes en uno de los cielos más despejados que viera en días. El se preguntó si Bree estaría cerca.
Se recostaron en la hierba contemplado la noche, Em tenía la cabeza sobre el pecho de Gabe cuando ella se incorporó para decirle algo que olvidó por completo al perderse en sus ojos que la observaban fijamente sonriendo  mientras él le acariciaba el cabello. Comprendió que no había nada que decir y posó sus labios en los de él.
Cam y Bree salieron de la pizzería y caminaron decenas de cuadras en busca de la heladería correcta. Pasaron al menos cinco, las únicas conocidas, pero solo querían continuar caminando y hablando; estar juntos conociéndose.
Gabe se observó en los ojos de Em cuando se apartaron. Su cabello caía como un par de cascadas tras sus orejas, él adoraba acomodárselo detrás de ellas.
Caminaron tomados de la mano varias cuadras hasta que alguien los interrumpió con una frenada a pocos metros. Un par de tipos bajaron del auto y se acercaron a Gabe.
       -      Tenemos que hablar contigo.
- Qué quieren.? .-espetó Gabe colocando a Em detrás de él.
- Un amigo nuestro dice que atacaste a tres de nosotros en tu colegio.
- Tu amigo está equivocado.
- Dices que es un mentiroso.?!
- Digo que está equivocado.
- El te vio a ti y otros tres fenómenos atacarlos.! Y a Cam también.
- No fue así. –espetó Gabe poniéndose delante de Em.
- Quizás tu amiga sepa más…
- La tocas y mueres.!
- Tarde… -dijo un tercero aproximándose por detrás tomando a Emma.
- Gabe, no.! –gritó ella cuándo Gabe giró con los ojos encendidos como dos faros rojos.
Em tomó la cabeza de quien la sujetaba por detrás y lo tiró hacia delante por encima de ella. Gabe pareció calmarse al verla liberada, pero entonces vio que tomaba impulso para saltar y caer encima de quien quedara detrás de Gabe y desarmarlo. Tenía un puñal con el que logró herir levemente a Em. Las manos de Gabe se encendieron pasando al costado de ella para enfrentarlos. El sujeto que atacó primeramente a Em la golpeó fuertemente por detrás desmayándola mientras Gabe estaba distraído. Los dos tipos huyeron al verlo y subieron al auto. Gabe avanzó hacia ellos que aceleraron para embestirlo, pero el levantó sus manos y el auto se elevó del suelo, luego las bajó y este se estrelló. Repitió lo mismo varias veces, después con un giro de su mano puso el auto de cabeza, lo elevó aún más y nuevamente lo dejó caer. El vehículo tenía ahora apenas medio metro de alto. Los tipos se arrastraron fuera ensangrentados y quedaron tirados en la calle.
Giró hacia Em pero ella ya no estaba, en el suelo yacía uno de sus zapatos y había manchas de sangre.
Se la habían llevado.
El cuerpo entero de Gabe comenzó a brillar mientras las sirenas se aproximaban a la distancia.


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