Rose estaba atenta a la llegada de los guardias y al mismo tiempo a la expresión de Des, una mezcla de asombro y enojo. El hecho de que él hubiera olvidado mencionar que conocía dos personas dentro del lugar al que irían mermaba drásticamente la confianza de Rose, aunque pareciera que él también ignoraba la presencia de Ian y Erie o su mera existencia.
- Qué te trae por aquí después de tantos años, Des.? –preguntó Ian.
- Información. –respondió volviendo a la normalidad.
- Sobre qué.?
- Varias cosas.
- Te has vuelto tan misterioso como Hoffman. –sonrió irónica Erie.
- El está aquí.? -preguntó con aspecto desinteresado.
- Hoffman.? Aquí.?! –rió- Sería un milagro.! Ha pisado Hades solo un par de veces en todos estos años. Sus asuntos lo han tenido de aquí para allá como bien sabrás pues has estado recorriendo el mundo con él, verdad.?
- No tan así. –afirmó seriamente- Y no fueron paseos precisamente.
- Ah, es verdad... su cruzada por encontrar a esas locas leyendas... -bufó Ian acomodándose en su silla.
- Locas leyendas.? –preguntó Rose.
Ian observó a Des esperando su aprobación, lo que resultaba común para ellos se trataba de confidencial allí dentro. Des asintió.
- Seth ha estado siempre en la búsqueda de un grupo de personas que afirma tienen poderes o habilidades especiales, antes de él estuvo un sujeto llamado Eldrich que desapareció misteriosamente.
- Se dice que está enterrado en algún lugar. –acotó Erie.
- La cosa es que ido Eldrich, Hoffman subió como resorte sin oposición alguna hasta llegar a la cima. Cuando nos trajeron a nosotros él ya estaba aquí.
- Los trajeron.? Quiénes.? –preguntó Des ansioso viendo que las respuestas esperadas estaban muy cerca.
Los guardias irrumpieron en la sala tomando del brazo Rose quién instintivamente se liberó derribándolos. Cuando se pusieron en pié nuevamente sus armas le apuntaban y Des pudo ver un ligero fulgor en los ojos de Rose que lo miraba desesperada. Ian y Erie estaban de pié atentos y a corta distancia.
- Señor Mills, conoce a esta joven.? –preguntó uno de los guardias.
Des no respondió. Se colocó junto a Rose rozando su mano, calmándola, aunque sabía que no había salida posible para ambos. Ella bajó la guardia, no tenía energía para detener el tiempo lo suficiente para escapar; su única opción era confiar en Des.
El la miró a sus ojos primero con calidez pero segundos después de una forma tan fría que ella pensó que estaba mirando al antiguo Desmondo Mills. Y no se equivocó.
Des giró rápidamente y la golpeó muy fuerte en la nuca derribándola. Mientras caía y todo se volvía oscuridad alcanzó a escucharle decir:
- Sí, es una de ellos. Su nombre es Rose Richards, he logrado engañarla para traerla hasta aquí.
- De ellos.? Te refieres a.... –dijo sorprendida Erie.
- No todas son leyendas. -sentenció al observar a Rose tendida.- Debe permanecer inconciente, si despierta las cosas se pondrán feas.
- Señor Mills, -sonrió el guardia mientras la levantaba de un brazo como una muñeca rota- el edificio está lleno de cámaras y guardias armados. Llegó hasta aquí únicamente porque estaba con usted, pero cuando el sistema no reconoció su rostro de inmediato procedimos a investigar. Es solo una pobre idiota en el lugar equivocado.
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Penumbras
FantasyVarios siglos han pasado desde la batalla ancestral que tuviera lugar entre los tres clanes más poderosos de la Tierra y las fuerzas oscuras para mantener el frágil balance entre el bien y el mal. Sin embargo esa batalla no concluyó el día que inici...