Silencio. Ese silencio incómodo y absoluto que eriza los pelos y hace desear que alguien grite, cualquiera, lo que sea. Franz permanecía de pié apoyado sobre la mesa, nadie se atrevía a tomar la foto; tomarla era aceptarla, preguntar implicaba dudar, hablar significaba tener algo qué decir, así que nadie hizo nada por varios y eternos segundos excepto mirar a Franz y Sam.
- No es posible. –finalmente afirmó Erik rompiendo el silencio.
- Tal vez me equivoque, es solo una teoría. –dijo Owen.
- Sabemos que tu hipótesis es correcta, todo encaja. No querer aceptarla es otro problema, uno que deberemos afrontar y superar. –sentenció Franz al tomar asiento.
- Sugieres que cacemos a Gabe.?
- No.! Nadie tocará a mi hijo.! –exclamó Sam.
- Iremos tras él, ya veremos qué hacer cuando llegue el momento. –dijo Franz tomando la mano de su esposa.- No dañaremos a Gabriel.
- Es más probable que él nos dañe a nosotros. –afirmó Ethan.
- Te ayudaré a buscarlo, pero nada más. No cazaré a mi sobrino. –espetó Erik.- No me importa el maldito balance o lo que sea, nuestra guerra terminó y por ningún motivo iré tras uno de los nuestros.
- Aunque implique un riesgo para tu familia.? –preguntó Franz.
- … mientras él no se meta con nosotros, yo no me meteré con él. Estás de acuerdo, Ayden.?
- Sí. –respondió cabizbaja.- Pero Bree no se quedará de brazos cruzados, lo sabes.
- Es su decisión. –suspiró.- Y la respetaré. Y defenderé. –afirmó mirando a Franz.
- Lo sé. –sentenció Franz.
La puerta de la sala de reuniones se abrió intempestivamente para dejar entrar a Bree, Emma, Jayden, Kay y Rose. Sus padres los miraron no muy asombrados.
- Queremos participar. –anunció Bree.
- Tu madre se adelantó, para variar. –sonrió Erik.
- Estás segura, Kay.? Tu hermano ya no es quien solía ser. –dijo Sam.
- Ninguno de nosotros lo es, mamá. Todo ha cambiado, hemos cambiado con él y no abandonaremos a Gabe, no dejaré solo a mi hermano.!
- Em, sé que aún tienes sentimientos por Gabriel pero dudo que él sienta algo por ti o alguna otra persona, tal vez sea mejor hacerse a un lado. Tu amor puede nublar tu criterio. –aconsejó Sophie.
- O darme fuerzas para seguir adelante. –afirmó.
- Rose, tú eres la que menos experiencia tiene… -dijo Hailey- Apenas estás dominado tus poderes y…
- Gabe es mi amigo, ustedes me enseñaron que no se abandona a los amigos. Iré con ellos.
- Jayden…
- Realmente es necesario repetir la perorata.? Estamos perdiendo tiempo.
- No, hijo. –sonrió Erik.- Me ayudarás a cuidar a tu madre y hermana.
- Eh… la cosa es que queremos ir solos.
- Qué.?! Ir solos tras Gabe.? Están locos.?! –exclamó.
- El único loco no está presente, iremos por él y curaremos su locura de una u otra forma sin lastimarlo. Demasiado.
- Pe…
- Ya no es tu guerra, tú mismo lo dijiste; es nuestro turno, nuestra batalla de ahora en adelante. Ya no son los últimos descendientes, somos nosotros. –afirmó Bree.
Es inútil discutir con quien tiene la razón así que no hubo más que discutir ese día. Ethan instruyó a Anne para que pusiera los medios y fondos necesarios a disposición de ellos, lo cual hizo de inmediato sin el menor agrado y pulsando las teclas tan fuerte que al terminar faltaban varias. Arrojó la notebook a la basura rompiéndola a la mitad. Estaba claramente molesta no solo porque irían ellos sino porque no había sido invitada al grupo.
El último rastro de Gabe que Owen ubicó fue en Holanda, ése sería su destino en un par de días, era inútil apresurarse pues sabían que el ya no estaría allí; solo debían seguir las pistas.
Esa misma noche cada quien regresó a su hogar. Emma permaneció en Francia por lo que Bree volvió a casa de sus padres.
Después de cenar al día siguiente, Erik se sentó solo en el sofá contemplando la enorme TV que Franz le regalara de su época de solteros. No había nada particular en ella, de hecho estaba apagada, era lo que estaba sobre el aparato lo que él miraba esa noche: una foto de su familia entera y otra con los Kloster. Habían pasado muchas cosas juntos ellos cuatro, primero malas después buenas y ahora malas nuevamente. Compartían la ambición de llevar vidas tranquilas y normales lo cual consiguieron por un tiempo, pero ahora la realidad nuevamente los golpeaba de formas increíbles. Una realidad única, oscura y deprimente de la cual solo ellos sabían y solo a ellos afectaba de semejante forma. Observó su bastón dentro de paragüero a un lado de la puerta, un arma que supo ser mortal en sus manos cada vez que fue necesario. Era impensable que tuviera que usarla contra Gabe y sin embargo, lo estaba pensando. Cómo atacar a alguien cuyos poderes quizás sean mayores que el de todos juntos.? Cómo esquivar la regla que evita hacerse daño a sí mismos, regla que parecía no tener el mismo efecto en él.? Atacarlo con toda intensidad y furia era un acto suicida en sí mismo, y probablemente lo que Gabe buscaba. Afortunadamente el único lo suficientemente impetuoso y volátil para tomar esa decisión precipitada era el mismo Gabe. Bree pensaba tres veces las cosas antes de actuar, Jayden haría lo que Bree dijera no por obediencia sino por convicción y defendería a su hermana como ella lo defendería a él. El nombre de Cameron vino a su mente. Si apreciaba a Bree tanto como él quería a Ayden, cometería seguramente las mismas estupideces que pusieran en riesgo su vida; con la diferencia de que Cam era normal y no tenía forma de defenderse. Claro que eso no detuvo a Erik quién no tenía idea de qué era capaz hasta que fue necesario. Tal vez Cameron Poe tuviera un as bajo la manga que todos, inclusive él, ignoraban. O simplemente tenía tendencias suicidas.
El cuarto de Gabe permanecía inalterable, Sam lo limpiaba periódicamente y ponía en orden lo que ya estaba ordenado. Verificaba si había actividad en las redes sociales y vivía pendiente del teléfono por si él se comunicaba, pero nada de esto ocurrió. La única certeza que tenía era la de que Gabe se encontraba vivo y a salvo aunque no tuviera idea de dónde. Mientras esa certeza existiera, el corazón de Sam seguiría latiendo.
Franz era ahora un tipo serio y de pocas palabras. No le gustaba n pizca que Kay se viera envuelta en este lío, no quería perder otro hijo. Se golpeó duramente la cara tras pensarlo: no había perdido a Gabe, solo se había ido temporalmente y pronto lo traerían de regreso sano y salvo. Fue a la habitación de Gabriel como cada noche y se sentó junto a su esposa esperando noticias que jamás llegarían.
El día de la partida sería el último que verían a sus hijos por un largo tiempo. La comunicación sería constante o de inmediato irían en su búsqueda, pero ningún mensaje podía reemplazar el abrazo que solo podía darse en persona.
Subieron la escalera del aeropuerto y desaparecieron en la muchedumbre.
Sentada en una silla esperando con el resto su vuelo, una voz familiar surgió a su lado mientras tomaba asiento junto a ella.
- Espero no marearme… es mi primer vuelo. –dijo Cam.
- Qué… qué haces aquí.?! –preguntó sorprendida.
- Los acompaño, qué más.?
- Estás loco.? Sabes lo que nos espera.?
- No, y tú.?
- … de dónde sacaste el pasaporte y dinero.?
- Tuve ayuda. –dijo mirando de reojo a Kay y Jayden.- Pero si quieres que me vaya, me iré. –afirmó al levantarse.
- No.! Quédate. –pidió tomando su mano.
- De acuerdo. –sonrió.- Pero hazte a la idea, hice una promesa y no la romperé.
- Cuál.?
- Nunca te dejaría sola, Bree. Y nunca lo haré.
Los parlantes anunciaron la partida de su vuelo.
Una nueva historia estaba a punto de comenzar.
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Penumbras
FantasyVarios siglos han pasado desde la batalla ancestral que tuviera lugar entre los tres clanes más poderosos de la Tierra y las fuerzas oscuras para mantener el frágil balance entre el bien y el mal. Sin embargo esa batalla no concluyó el día que inici...