Los VK'sEl frío en la Fortaleza Prohibida calaba tanto que, al cabo de dos días, los chicos no tuvieron más remedio que adentrarse más en el castillo. Desde que Maddy y Anthony los abandonaron ahí, habían acordado no internarse demasiado, pues aunque el castillo estaba dormido, no dejaba de ser un misterio lo que podrían encontrarse. Al fin y al cabo era el hogar de Maléfica. También habían acordado no separarse, lo cual ya era obvio tomando en cuenta la razón que los hizo ser tan obedientes al subirse a la barca. No obstante, no pelear contra la bruja esa y su compinche antes de quedarse definitivamente varados era algo que Carlos y Evie no entendían aún del todo.
Decidieron hacer el recorrido de la última vez. Recorrieron los mismos pasadizos, excepto que esta vez no había vestigios ni nada parecido; no les iba a aparecer de la nada un lugar creado por la magia, por ejemplo.
Era pleno atardecer, por consiguiente ni en esa sección de la fortaleza la oscuridad era tan dominante. Siguieron andando, echando la vista a todos lados y cubriendo sobre todo a Carlos que llevaba a Mal en brazos. Pararon brevemente al toparse con una escalera al final del último pasadizo.
Los tres sabían perfectamente adónde querían ir, así que no vacilaron e iniciaron la bajada. La vez pasada esos escalones los habían llevado al lugar en el cual vivían los secuaces de Maléfica que no estaban en la Isla de los Perdidos, así que pensaban probar fortuna y ver si aquellos mismos duendes podían ayudarles de algún modo a volver a la aldea.
Para su pequeño desconcierto, no había ninguno.
—Bueno, ¿esto se pone mejor cada vez, no? —maldijo Jay, exhausto.
Evie pasó por un lado de Jay y revisó bien el lugar. Había puertas pequeñas y mucha, mucha suciedad, y un olor tan repulsivo que tuvo que apretarse un poco la nariz con los dedos.
—Vaya que debían temerle a la madre de Mal como para escapar hasta que se volvió lagartija.
—No lo creo —comentó Carlos.
—¿De qué hablas? —le preguntó Evie.
—¿En serio creen que les llegó hasta acá la noticia de que su ama se convirtió en lagartija?
—Claro, vinieron por ellos recientemente —razonó Jay—. ¿Habrá sido antes de traernos?
—Bueno, eso ya no importa —dijo Carlos con tristeza, sentándose junto a Mal—. No saldremos de esta.
Jay y Evie compartieron una mirada significativa. Luego la chica de pelo azulado se acuclilló frente a Carlos.
—Hey, ¿quiénes somos nosotros? —Le dedicó una sonrisa—. ¿No dijiste antes que somos los héroes de la historia?
—Me equivoqué. Nosotros tres no somos más que unos niños que tuvieron suerte un par de veces. No intentamos ni luchar contra Mad Maddy y Anthony. ¿Qué tipos de héroes ni lo intentan?
Evie no tenía cómo responder eso. Miró sobre su hombro, a la espera de que Jay dijera algo. Suspiró duro y se dio cuenta que las palabras de Carlos le habían ardido más de lo que esperó. Tal vez fuera de la mofa de Mad Maddy, puede que sí fueran unos perdedores.
—Te vi en el Puente Tambaleante, ¿sabes? Confrontando a Madam Mim. Eso fue una locura —le celebró Jay a Carlos, quien repentinamente se mostró interesado en algo más que en el piso—. ¿No lo crees así, Evs?
La hija de la Reina Malvada también levantó la mirada. Eso era cierto y lo había olvidado por un momento.
—Sí, lo creo —Luego giró—. Míralo de este modo, Carlos, Mal es siempre la que nos da la fuerza para soportar lo que sea, pero ese día fuiste tú.
ESTÁS LEYENDO
Mɪ Bᴇʟʟᴀ Dᴇsᴄᴇɴᴅɪᴇɴᴛᴇ
FanfictionLa Isla de los Perdidos no es la misma isla que antes y Ben, Jay, Evie y Carlos lo advierten apenas la pisan después de su última travesía con los talismanes de la perdición tres años atrás. Mal se ha ido sin dejar rastro y ahora tienen encima el he...