Capítulo 30. ¿Las manzanas podridas están destinadas a qué?

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Mal

El gran corredor que conducía a los calabozos acabó y las antorchas que antes iluminaban el negruzco camino quedaron atrás. Mal se fijó en que sí había más antorchas, pero tales tenían el aspecto de haber sido encendidas por última vez cuando la terrible hechicera de su suegro lo maldijo. Pero no flaquearon y continuaron la marcha, incluso Carlos, que como a Mal, debió inquietarlo más de lo que tendría que ser sumergirse en tanta oscuridad. Seguramente no les inquietaba por la misma razón, pero compartir aquello con alguien la hizo sentir menos tonta. Más ella.

Estaban preparándose para ir por uno de los tres caminos que se alzaban ante ellos, cuando unas carcajadas aterradoras los detuvieron en seco.

Se miraron.

—No es divertido, Jay —lo reprendió Carlos, pero él levantó las manos inocentemente,

—¿Por qué lo haría yo?

—¿Porque no has hecho otra cosa que ser el peor amigo del mundo toda la semana, quizá?

—Jay, Carlos, por favor, estamos demasiado nerviosos, eso es todo. Pudo ser cualquier cosa —dijo Evie.

—Sí, Evie tiene razón. Sigamos, ¿de acuerdo?

Pero no pensaba que Evie tuviera razón y ni siquiera que ella creyera eso. Ninguno, en realidad. Aun así, continuaron derecho, ignorando completamente los otros dos caminos.

—¿Saben a qué me recuerda esto? A esa vez en la Isla que hicimos vandalismo en el Emporio de las Sombras del Dr.F. ¿Lo recuerdan? —comentó inesperadamente Jay. El Emporio de las Sombras se trataba de nada menos que de la casa de Facilier, ubicada en la primera zona de la Isla de los Perdidos, casi en la entrada. A Mal le pareció raro que sacara eso así como así, pero cuando reparó en lo tembloroso que estaba Carlos, lo entendió.

—Fue justo después de decepcionar a mi madre con el cetro. Lo recuerdo —inició. Su mente sin proponérselo flotó y a su corazón entró una abrasadora sensación de algo hermoso—. Necesitaba una nueva estrategia malvada para la clase de Lady Tremaine ¿y qué mejor que remodelar un poco el hogar de nuestro queridísimo director?

A la reina le danzó una chispa de picardía en la mirada.

—Eso es clásico de Mal, la mera mera de la Isla —se rió Jay, haciendo un movimiento con la mano para exagerarlo.

—El Doctor Facilier llegó al Emporio, así que Jay se dispuso a escapar por la ventana y nosotros sólo estábamos decidiendo a media escalera si salir corriendo o sumarnos a la loca idea de Jay de saltar por los tejados —exclamó Carlos, divertido.

—Habla por ti, Manchitas. Yo me relajé sobre la baranda esperando ansiosa ver la cara de Facilier al encontrar su casa patas arriba —comentó M.

Evie sonrió al percatarse de lo que trataban de hacer Jay y su mejor amiga.

—Todavía me pregunto cómo le hizo Jay para saltar a la ventana de la casa de a lado. La Reina de Corazones salió gritando por toda la plaza: «Córtenle la cabeza a ese ladrón, córtenle la cabeza a ese ladrón» —ilustró la chica con aspavientos y raros ademanes, que, a ser verdad, le salieron igualitos.

Mɪ Bᴇʟʟᴀ DᴇsᴄᴇɴᴅɪᴇɴᴛᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora