—No sabía que toda la escuela me quisiera tanto —comentó Carlos—. Y eso que nada más me fui por un día.—No te esperan a ti, Carlos —dijo Evie—. Los esperan a ellos —Y señaló a Ben y a Mal.
La pareja se miró.
—Para cuando estés lista, Mal —Ben le sonrió.
Mal suspiró y echó una mirada afuera. Gente y gente y Mal solo pensaba en dolor de cabeza y dolor de cabeza. En sus años en la Isla de los Perdidos siempre le había costado socializar. (Bueno, más bien el problema estaba en que hacía huir a la gente de ella). Inclusive cuando se hizo amiga de Carlos, Jay y Evie le había costado aceptar el lazo que los unía. A los cuatro, de hecho.
Al llegar a Auradon, la tierra de las oportunidades, no hizo el más mínimo intento por hacer amigos. Sin embargo, fue fácil lejos de la influencia de su madre. Siendo la Dama de la corte, la novia del rey, aprendió a relacionarse más. Pero eso no significaba que le encantara estrechar manos y hacer reverencias a cada rato, precisamente.
—Prométeme algo, Ben —empezó Mal y se inclinó hacia él.
—Nos iremos adelantando, ¿está bien? —les preguntó Evie con una encantadora sonrisa.
Ben consintió hacia Evie y detrás de ella, cuando hubo salido Doug, Carlos y Jane se oyó el estruendo de la puerta cerrándose. El castaño le agarró un tramo de cabello a Mal y la miró fijamente, al igual que ella a él.
—Dime, pequeña.
—Prométeme que me ayudarás a elegir lo correcto. Siempre —suspiró—. No quiero que las circunstancias me vuelva a hacer elegir mal.
Ben frotó su frente con la de Mal.
—Lo prometo —le aseguró y se abrazaron.
Cuando Evie ya hubo estado al frente de la multitud de estudiantes, se sintió contenta de regresar, bueno, hasta que se acordó de su atuendo. Se barrió con la mirada de arriba abajo: su ropa estaba complemente mojada. ¡Horrendo! No le lucía como debía lucirle. Su traje era tan perfecto antes de entrar al agua. Y para su reputación como la más estupenda modista de Reino Unido, eso equivalía a ser horroroso. No era que fuera presumida o egocéntrica como Audrey, pero después de todo seguía siendo la hija de su madre.
«La más hermosa, la más guapa, la más bella». El lema predilecto de la Reina Malvada.
Pero no le importaba demasiado, ya había cumplido su misión personal: traer a Ben y a Mal de la Isla de los Perdidos. Era su gran logro como la BFF de ambos.
Al detener su atención al frente, entre las primera filas de hileras de personas estaba la directora de la Academia Auradon, los padres de Ben, Lonnie, Chad, Ally y Freddie, entre otros estudiantes más.
Evie al no ver a Audrey repentinamente se le subió al máximo su moral. De todas formas sabía muy bien que tarde o temprano Mal se encontraría con ella. Y mejor ni se diga cuando tenga un no muy agradable encuentro con Ben. Porque cuando lo tenga, pobre de Audrey, pensó Evie. Ben cuando se enoja tiene un temperamento similar al de una bestia.
Adam se acercó a Evie y la tomó por las dos manos para después hacerle un gesto de agradecimiento. Lo mismo hizo Bella posterior a su esposo. De poco a poco los estudiantes —que en sí eran en su mayoría los que formaban aquella multitud— se hicieron hacia atrás. Los de la banda cesaron la música para dejar silencio y dar pie a la bienvenida.
—¿De qué otra forma podemos agradecerte, Evie? —Algún tipo de nostalgia pasó por el rostro de Bella. Evie le hizo un gesto de comprensión—. En verdad, muchas gracias.
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Mɪ Bᴇʟʟᴀ Dᴇsᴄᴇɴᴅɪᴇɴᴛᴇ
FanfictionLa Isla de los Perdidos no es la misma isla que antes y Ben, Jay, Evie y Carlos lo advierten apenas la pisan después de su última travesía con los talismanes de la perdición tres años atrás. Mal se ha ido sin dejar rastro y ahora tienen encima el he...